ksetram escribió:
Corrígeme por si no te entiendo, …
Disculpa el retraso en la respuesta, pero llevo una semana ajetreada. No trataré de ser breve ni necesariamente relevante, en el sentido de que argumento más allá de lo necesario.
Lo que dices del
coitus interruptus me recuerda a un artículo de Ortega en que trataba la mística de modo irónico (se llamaba “Contra la mística” o algo así). En él decía que los místicos te anuncian un placer infinito, pero cuando llega la consumación, ¡ay!, no encuentran palabras para describirlo, la experiencia se vuelve inefable y dejan al lector es un
coitus interruptus.
En realidad, mi uso del término “místico” es metafórico. No abogo por el amor platónico
stricto sensu ni por la mística cristiana o de cualquier otra religión o cultura. Dentro de la mística cristiana podemos distinguir dos vías: una, la del maestro Eckhart, es una vía pasiva. Afirma que Dios está en nosotros y con cada nuevo nacimiento se produce una resurrección de Cristo.
Nicolás de Cusa afirmará que precisamente lo que nos hace distintos los unos de los otros es esa presencia divina. Como Dios es lo máximo, en el sentido de que no está sujeto a comparación (no se puede decir de él que es más ni menos que algo), la suma de las partes divinas de cada uno de nosotros es solo una parte de la divinidad, pero esa pequeña parte que alberga nuestra alma nos permite un conocimiento de Dios. Dios y el ser humano pertenecen a esferas separadas, pero Dios participa de este mundo. La vía de Nicolás de Cusa ya no será pasiva, sino activa, ya que mediante el conocimiento, la vía intelectiva, podemos hacernos una “idea” imperfecta de Dios.
Marsilio Ficino abundará en esta idea, si bien en su tratado
De amore (que es un Comentario de
El banquete” de Platón) aduce que mediante el amor podemos lograr la fusión con Dios. Claro, que el amor lo entiende en un sentido platónico, como el amor hacia el saber. Él distingue entre al alma inmaterial, el cuerpo (sensible) y el
spiritus, que es mediador entre uno y otro (una especie de paráclito en cuerpo propio). Este permite el salto de lo sensible a lo inteligible. Quizás sea análogo o al menos tengo cierto parecido a la glándula pineal de Descartes
Hemos de considerar que realmente Platón distinguía entre al menos tres tipos de amor: uno, el de la Afrodita Pandemos, que sería el mal amor del Arcipreste de Hita, el de “por aver juntamiento con fembra placentera”. Otro, que es un amor honrado cuyo fin es la procreación. Y por último, el de la
paiderastia, es decir, la del entre el maestro y el joven hermoso. Este, a través de su belleza, consigue que el maestro alcance la idea de Ben. A su vez, el maestro, embarazado de bien, enseña a sus jóvenes y bellos discípulos que la belleza es una instrumento que nos acerca a la virtud. La idea de Bien está irremediablemente unida a la Belleza (el bien debe de ser bello, de lo contrario no sería bueno; y debe ser verdadero). Dado que el fin supremo es el Bien, el instrumento por el que llegar a la belleza es accesorio. El ser bello (el individuo) a través del cual se encuentre la belleza es indiferente, ya que es el múltiple paso por lo bello (es decir, por muchachios hermosos) lo que nos eleva a la idea de Bien. Por tanto, el poliamor es virtud siempre que consideremos que el amor tiene un fin supremo: alcanzar el bien.
Los neoplatónicos cristianos harán malabarismos para adaptar esta idea platónica. El mismo Ficino acepta el amor homosexual como la vía adecuada para alcanzar la idea de, entendiendo esa vía como medio para alcanzar el saber y la virtud a través del amor. Bien y Belleza ocupan un mismo status. En Pico della Mirándola, en cambio, la Belleza está subordinada a.la idea de Bien, y con ello se evitan heterodoxias.
La mística clásica (la española) distingue tres vías sucesivas para alcanzar la unión con el Altísimo: la purgativa (purificación del alma mediante un apartamiento del mundo); la iluminativa, que es el conocimiento ; y la unitiva, que sería la última etapa, accesible cuando el alma está limpia y ha empezado a ascender la escala.
Cuando hablo de amor místico me refiero únicamente a esa vía unitiva, esto es, la que permite la unión con el amado o la amada. Pero no mediante el conocimiento, ni el poliamor, ni la paiderastia, ni mucho menos con la purificación. Es un intento imposible de fusión espiritual con la persona amada. ¿Un
coitus interruptus? Sí.