Hola, Lapidario
Supongo que el problema es mezclar "cómo funciona el mundo desde el punto de vista de la física y la matemática" (predecible, reproducible, ciencias duras), "cómo funciona el mundo desde el punto de vista humano" (probabilístico, hasta cierto punto libre, ciencias blandas) y "cómo debería funcionar el mundo" (ética, política, arte)... Y la filosofía tiene mucho que decir al menos en el segundo y tercer caso, así como en las consecuencias del primero.
Esto me ha resultado muy interesante. Efectivamente, yo también creo que hay distintos registros gnoseológicos dependiendo del ámbito. Las ciencias, aun con ciertos matices cuánticos, sí proveen conocimientos exactos, universales y necesarios. Para los asuntos humanos, me temo que no hay respuestas garantizadas. Sus ideas o visiones son, de suyo, carentes de un fundamento sólido al descansar en la experiencia personal, la opinión o la ideología, cuando no en lo místico-religioso.
En ese caso, ¿cómo es posible distinguir la posición, no ya verdadera, sino más válida, correcta, adecuada, persuasiva...? Al no haber un criterio gnoseológico claro, ¿no nos vemos abocados al escepticismo?
Y, efectivamente, como mencionas, parece que planea sobre nosotros una relativa cientificidad para tomar en consideración cualquier idea. Lejos de verlo como un defecto, creo que es algo a celebrar, pues hemos alcanzado un mínimo de racionalidad que desecha explicaciones que atenten contra este. Entre una explicación científica y no científica, siempre es preferible la primera; y, en caso de no poder ser reducido en términos científicos, hemos de asumir que cualquier cosa que se diga al margen de la ciencia, no tiene ninguna garantía gnoseológica (y tanto da decir una cosa como otra).
Creo que esto se hace evidente con el siguiente ejemplo: entre un científico que reduce la mente a la materia y otro que la explica mediante el espíritu, será más deseable la primera posición; no tanto porque la misma acierte, sino porque las alternativas son, sin lugar a dudas, peor. Y esto, desde luego, no deja de ser una tesis dogmática; pero tan dogmática como cualquier teorema matemático.
Este enfoque, yo creo, no enclaustra a la filosofía en la doxografía, como menciona Shankara. La filosofía no se define tanto por sus contenidos (¿bajo qué unidad pueden reducirse la política, la gnoseología, la metafísica y la estética?), sino por ser procedimiento; un procedimiento que se encuentra en todo ámbito al definirse como el foco crítico que preside toda tesis, hipótesis, creencia y opinión. La necesidad de tratar y suministrar conceptos como los de validez, clasificar conceptos distinguiendo -por ejemplo- verdad y probabilidad, de relacionar ideas o alumbrar contradicciones es lo que -para mí- define a la filosofía, y lo que confirma que puede hacerse filosofía de todo: de la historia, de la ciencia, del arte, de la ética, de la cocina, del humor...