zolaris escribió:
Hola Corot:
Y entonces, ¿cuál o cómo es la corriente con la que hay que ir según tu valoración filosófica? ¿La tolerancia? Yo creo que la tolerancia, como estrato de validación, es metafísica pura, estatismo, lo contrario a una corriente. Pero no sé...
Hasta la última frase, que no acabo de entender, como te expongo, tu segundo párrafo me ha encantado. Gracias por eso.
Un saludo.
Gracias a ti Zolaris.
Con lo de la tolerancia me refiero a que no se le lleven a uno los demonios frente al que piensa diferente. Yo la echo mucho en falta, muchísimo, porque me encanta disfrutar de buenas conversaciones y urgar en lo que mis amigos o cualquier persona piensa sobre un tema u otro. No para pelearme o discutir, sino para conocer a la gente que me rodea y, dado el caso, aprender. También para que me conozcan. No sabría explicarlo muy bien, pero sería como ir a ver el mismo paisaje desde una cima distinta, como aquello de
El Principito, cada cual en su planeta habitando en su propia mezcla de sentido y locura, y uno con ganas de hacer turismo en cabeza ajena. Lamentablemente, y de verdad que lo digo con pesar, cada vez lo hago menos. Ya me advirtieron en COU que había que seleccionar a las personas con las que
hablar. Aprendí bien a ver que cada uno tiene su forma de ver las cosas, con más o menos coherencia, y a agradecer incluso la gracia de las disparidades, pero me ha costado bastante aceptar que muy a menudo estas disparidades están determinadas por la inconfundible violencia de la sinrazón. Que, en efecto, no se puede hablar con cualquiera. A eso me refería con la tolerancia, a aprender a dialogar, no a hablar.
La corriente venía a cuento del mensaje de Silvanus. Tal y como yo lo veo, el estudio de la filosofía te acerca al mundo, te hace visibles las fuerzas invisibles que gobiernan la vida y la realidad, aunque a menudo el conocimiento implica soledad y acaso marginación. Visto con cierta ligereza, parece que la vida es un teatro en el que no hay público, sino sólo actores, interpretando sus personajes entre los decorados, bandas sonoras, tramoyas, guiones..., y en algún momento uno de esos actores, por las razones más variopintas e inesperadas, deja de actuar. La filosofía sería ese momento en que un actor decide que aquello huele a chamusquina y se atreve a mirar entre bastidores, a urgar en las bambalinas para ver cómo demonios funciona aquello y si, llegado el caso, no estaría él mismo interpretando un papel escrito por otro. Luego se vuelve a actuar pero con una conciencia un poco más paciente y más honda, en general. Como cuando la edad nos enseña que no tiene mucho sentido pelearnos con nuestros padres. Al fin y al cabo, hacerte más tolerante no es más que dejar de friccionar tanto con lo ajeno, dejar de ir a contrapelo, nadar un poco más a favor de la corriente.
Me parece que lo que comentas cava más hondo y coincido contigo. O eso creo. Podrías desarrollarlo un poco? Al respecto, diría que a lo que me refiero no tiene nada que ver con que una opinión deba ser tan válida como cualquier otra, sino con la importancia del diálogo para, precisamente, superar las opiniones que no son válidas. Dicho con otras palabras, para dejar de ser un idiota.