Hablando de rankings no sé si será casualidad pero acaba de salir la siguiente noticia en la página principal de la UNED:
Los rankings universitarios: “no existe lo que no se ve”.
Según el vicerrector de Profesorado y vicerrector Primero de la UNED, Ricardo Mairal, el motivo de que la UNED aparezca tan mal posicionada en los rankings españoles se debe a la conocida como
paradoja Simpson. Dice así el vicerrector:
"La proyección para universidades españolas según el Ranking de Shanghai establece que la UNED, en el año 2015, ocupa la posición 39 de un total de 74 universidades españolas, situándose además entre las 1001-1250 universidades a nivel mundial. Esto supone una posición bastante por encima de la media, si tenemos en cuenta que en el mundo existen actualmente más de 10.000 universidades. Sin embargo, en algunos rankings nacionales la UNED ocupa una posición por debajo de la media en productividad cuando en realidad le correspondería estar en la media o por encima. Esta
disparidad, como he señalado anteriormente, se produce porque la agregación de los resultados de ramas muy diferentes genera una
distorsión de la tendencia estadística conocida como
paradoja de Simpson: una universidad puede tener mayor productividad que otra en todas y cada una de las ramas del conocimiento y, sin embargo, tener una productividad global inferior, al agregar datos heterogéneos. Esta paradoja fue descubierta en 1899 y ha sido aplicada por José Luis Gaviria en el ámbito de la evaluación del rendimiento académico del sistema educativo español.
La agregación de los resultados procedentes de
ramas muy diferentes produce una
distorsión de la tendencia estadística y con ello el efecto paradójico de que la UNED parezca estar en las últimas posiciones, cuando los datos desagregados indican una posición intermedia. Por este motivo, insisto en que son imprescindibles nuevos rankings que permitan
comparar universidades por áreas de conocimiento; es decir, a los profesores de historia se les debe comparar con otros profesores de historia, y así sucesivamente, evitando agregarlos en tablas comparativas con docentes de otras ramas, pues esto puede dar lugar a interpretaciones sesgadas de la actividad de una universidad.
"
La UNED tiene el 73% de sus profesores en áreas de CC. Sociales, Humanidades y Derecho, que son los estudios más demandados para cursar a distancia. Pero el impacto científico de estas áreas de conocimiento es distinto al de las denominadas ciencias puras, que al parecer es el que se toma como dato de referencia. Lo explica así el vicerrector:
"Los rankings comparan instituciones muy diferentes tanto en lo que respecta a recursos humanos como a financiación. En cuanto a los recursos humanos influye tanto la cantidad de profesores como la especialidad; es decir,
no se valora igual la producción de un profesor de medicina que la de su homólogo de derecho, por la sencilla razón de que es más probable que la producción del primero aparezca categorizada en el Science Citation Index – Expanded, que el que la del segundo aparezca en el Social Science Citation Index, debido a que se trata de ramas del saber con sistemas de difusión poco equiparables. Nos hallamos, así pues, en una situación en la que las universidades con un peso importante de titulaciones de Ciencias Sociales, Ciencias Jurídicas y Humanidades se sitúan, ya de partida,
en una posición de desventaja respecto a las que cuentan con mayor número de titulaciones de Ciencias Experimentales y de Ciencias de la Salud. Además, en estas áreas el ritmo de publicación es más elevado debido, entre otras razones, a que es en ellas donde el conocimiento científico avanza con mayor celeridad.
"
Por eso el vicerrector considera que:
"son necesarios rankings elaborados con metodologías rigurosas y transparentes, que
permitan establecer comparaciones de universidades por campos científicos, y que incluyan elementos correctores eficaces relativos al tamaño de las instituciones. Por ejemplo, una forma razonable de medir la producción científica de una universidad sería normalizar el valor de las publicaciones por profesor en las diferentes áreas, multiplicar ese valor normalizado de producción por el número de profesores en cada rama del conocimiento y finalmente dividir por el número total de profesores de cada universidad. Así se obtendría un índice de producción investigadora que tendría en cuenta
las peculiaridades de cada rama y la distribución del profesorado entre las distintas ramas en la universidad.
"
Ahí queda eso.