Sin atreverme a entrar, siquiera a leer alguna página de
Diferencia y repetición, pues me siento como el chico de la fotografía
pero sin poder resistir ir leyendo a los filosof@s que me gustan, va una primera parte de lo que para Deleuze es la Imagen dogmática del pensamiento desde una ontología del sentido y la Nueva imagen del pensamiento desde una ontología de las fuerzas que ya encuentra en autores como Nietzsche. Vamos con la parte primera:
Imagen dogmática del pensamiento (Ontología del sentido)
De
Nietzsche y la Filosofía. Deleuze. Pag. 150
“Fenómeno turbador: lo verdadero concebido como universal abstracto, el pensamiento concebido como
ciencia pura no han hecho nunca daño a nadie. El hecho de que el orden establecido y los valores en curso encuentran constantemente en ello su mejor apoyo. «La verdad aparece como una criatura bonachona y amante de sus gustos, que concede incesantemente a todos los poderes establecidos la seguridad de que no causará nunca a nadie la mejor incomodidad, ya que después de todo no es más que ciencia pura». He aquí lo que oculta la imagen dogmática del pensamiento: el trabajo de las fuerzas establecidas que determinan el pensamiento como ciencia pura, el trabajo de los poderes establecidos que se expresan idealmente en lo verdadero tal como es en sí. La extraña declaración de Leibniz todavía pesa sobre la filosofía: producir nuevas verdades, pero sobre todo «sin invertir los sentimientos establecidos». Y desde Kant hasta Hegel, en suma, el filósofo se ha comportado como un personaje civil y piadoso, que se complacía en confundir los fines de la cultura con el bien de la religión, de la moral o del estado. La ciencia se denominó crítica porque hacía comparecer a su presencia los poderes del mundo, pero a fin de restituirles lo que les debía, la sanción de lo verdadero, tal como es en sí, para sí o para nosotros.
Una nueva imagen del pensamiento significa en primer lugar: lo verdadero no es el elemento del pensamiento. El elemento del pensamiento es el sentido y el valor. Las categorías del pensamiento no son lo verdadero y lo falso,
sino lo noble y lo vil, lo alto y lo bajo, según la naturaleza de las fuerzas que se apoderan del propio pensamiento.”
La imagen dogmática del pensamiento deriva de la interiorización de la relación filosofía-afuera, o filosofía-necesidad. Se expresa, si seguimos a Zourabichvili (
Deleuze: Una filosofía del acontecimiento. Amorrourtu. Pag. 15) :
1- En la creencia en un pensamiento natural.
2- En el modelo general del reconocimiento.
3- En la pretensión al fundamento
O según el propio Deleuze (Niet. Pag. 148-149):
“1- Se nos dice que el pensador en tanto que pensador quiere y ama la verdad. Que el pensamiento como pensamiento posee o contiene formalmente la verdad (…) basta pues pensar «verdaderamente» para pensar con verdad”.
“Buscar lo verdadero es una orientación constitutiva , originaria del pensamiento” ( Zourabichvili. Pag. 17).
“2- Hemos sido desviados de la verdad, pero por fuerzas extrañas al pensamiento (cuerpos, pasiones, intereses sensibles). Porque no sólo somos seres pensantes, sino que caemos en el error, tomamos lo falso por lo verdadero.
El error: este sería el único efecto, en el pensamiento como tal, de las fuerzas exteriores que se oponen al pensamiento.”
“El concepto de error, en el que la filosofía sitúa todo lo negativo del pensamiento (…) una intervención exterior que aparta al pensamiento de sí mismo y opaca accidentalmente” ( Zourabichvili. Pag. 18).
Las pasiones...lo sensible que nos aleja de la realidad.
“3- Finalmente, se nos dice que basta un
método para pensar bien, para pensar verdaderamente (…) Gracias al método conjuramos el error.” Hay un vínculo entre aquello a comprender (las ideas, los fenómenos, los objetos) y aquello que comprende (el alma, el Yo, la conciencia). Un cierto vínculo «filial» entre el pensamiento y lo pensado que da derecho al pensador a acceder a la verdad. Para ello sólo tiene que seguir un buen método.
“La filosofía exige un fundamento como señal de que por fin ha comenzado a pensar, de que ha dejado, en serio, el horizonte de un pensamiento meramente posible (la opinión, la doxa). Al igual que en el tema de la exterioridad, también aquí la cuestión es saber si la filosofía puede pretender superar efectivamente la simple posibilidad de pensar, planteando el problema en términos de fundamento (…) Mientras el comienzo sea pensado como fundamento, estará sometido a un reconocimiento inicial que toma su forma del sentido común, y así la filosofía no logra deshacerse de una afinidad previa con lo que se trata de pensar (…) Al fundar, pretendemos poseer el comienzo, dominar la necesidad (…) El concepto de comienzo no envuelve la unicidad sino a condición de presuponer la identidad de lo que se ha de pensar. Veremos que el comienzo debe ser repetido, e incluso afirmado «todas las veces», porque el mundo no tiene la realidad o la fiabilidad que creemos: es heterogéneo. Al mismo tiempo que el pensamiento afirma una relación absoluta con la exterioridad, recusa el postulado del reconocimiento y afirma el afuera
en este mundo: heterogeneidad, divergencia. Cuando la filosofía renuncia a fundar, el afuera abjura de su trascendencia y se vuelve inmanente ( Zourabichvili. Pag. 23-27).
La necedad es ese pensamiento que es incapaz de moverse, de encontrarse con aquello exterior a él, con aquello que aún no se ha pensado, la necedad es un pensamiento que no se mueve.
Nos dice José Luis Pardo:” Deleuze, ha puesto en claro que en el interior mismo de la historia de la filosofía estaban presentes esas líneas de fuerza que se sustraen a su lógica escolástica-totalitaria, y que el imperio de la subjetividad estaba minado por sus propias condiciones de posibilidad, inclinado al pensamiento hacia las vías que hacen pensable el ser fuera de sus pretendidos fundamentos, en ese territorio a-subjetivo y pre-individual” (
Deleuze. Violentar el pensamiento. pg. 18).
continuará...