Hola, Silvanus:
No sé hasta que punto las influencias en Nietzsche están superadas, tendría que estudiar en más profundidad sus antecesores. Yo creo que el pensamiento no se hace sin más, sino desde un conocimiento previo y con una proyección. En ese sentido, puedo leer a Hegel desde Marx o desde Aristóteles, con lo que las interpretaciones serán distintas. Con Nietzsche, sucede algo similar.
Leerlo desde nuestra actualidad, desde Derrida u Ortega o Heidegger, supone verlo de una manera y desde Platón o Hegel o Schopenhauer, de otra. Entiendo cuando señalas que hay que leerlo desde él mismo, como aquello que señalaba Empédocles de lo mismo por lo mismo, superando así la idea de categoría como algo real. Pero el pensamiento es algo así como lo que decía Newton de 'he visto más allá porque Iba a hombros de gigantes'.
El asunto del motor, fuerza, voluntad, etc, está presente en todos los pensadores de un modo u otro. Su comprensión es como intentar tirarse de los pelos y poder levantarse o intentar ver con tus ojos tu mirada. Por eso Nietzsche rechaza una comprensión racional y acude a la poesía, la música o el baile. De ahí eso que señalas muy acertadamente:
Porque toda interpretación es un medio de dominación, y la conciencia, con sus simplificaciones y su “voluntad de verdad”, es un medio para las fuerzas que toman el poder.
Tal como yo lo veo, lo nietzscheiano no es la interpretación ni la comprensión de la voluntad sino más bien su sentido y afecto. Nietzsche hace sentir la voluntad (podemos añadir de poder para no confundir con la de otros autores) de un modo más vital, más auténtico, porque la sitúa en la poesía, en la afección misma. Con todo, cuando habla nos cita a Platón, Kant, etc, para situarnos el problema de la voluntad, el cual no resuelve porque no tiene solución, por eso no lo veo superado.
Sinceramente lo creo: el pensamiento después de Nietzsche ha dado un vuelco, aunque aún no se haya visto, y menos aún asumido.
Yo creo que si se ha asumido, pero mal. El hecho de vivir sin certezas, sin verdades, de sentir que tras el juego de máscaras no hay rostro, nos ha situado más allá de la nada. Nietzsche carga contra todas las formas políticas modernas igualitarias y autocráticas pero creo que se ha (mal)asumido su negación de la verdad.
Leía esta pequeña entrevista al filósofo Markus Gabriel y me parece muy revelador cuando dice
''La gente duda de los medios de comunicación, de los representantes votados en los parlamentos y de manera más general, y aquí es donde entra la filosofía, se extiende la idea errónea de que no podemos conocer la realidad. Que hay hechos alternativos, fake news y que la gente piensa que es muy difícil saber cómo son las cosas realmente. Ahora los humanos se relacionan con la realidad como si estuviera muy lejos'' [...] “Ahora asistimos a un nuevo tipo de propaganda que trata de decirnos que no sabemos lo que sabemos. Trump, el Brexit, no son mentiras, sino que son intentos de manipular a la gente para que crean que no saben lo que saben”.
elpais.com/cultura/2019/04/17/actualidad/1555516749_100561.html
Un ejemplo más o menos tonto de esto es que actualmente existen muchos 'tierraplanistas', personas que sostienen con todo tipo de argumentos, a cual más disparatado, que la Tierra es plana. Ninguna cultura primitiva pensaba que la Tierra es esférica porque nuestra afección es sentirla plana. Una investigación colectiva nos lleva a otra percepción pero ahora llegamos a un punto en el que negamos que podamos tener si quiera una idea de nuestra afección.
Nietzsche citaba a Platón diciendo que éste negaba que se pudiera tener una aprehensión directa de la idea. Según Nietzsche estamos más allá, donde la hemos negado, donde hay nada. Este nihilismo nos conduce a sostener que la Tierra es plana o que Trump salvará el mundo.
El irracionalismo puede tener el corolario de negación de la realidad. Mal interpretado, como digo, porque una cosa es que la realidad sea contradictoria, como sostenían en la antigüedad, y otra cosa es negarla.
Saludos
Abel