PS: He escrito esto antes de ver el segundo mensaje del moderador. No obstante opto por enviarlo tal cual con pequeños retoques.
Hola a todos, y disculpad el retraso en las respuestas.
A pesar del toque de atención del admin no quisiera dejar a Agripa y Conrado sin la cortesía de una respuesta, si bien corta y ajustada en lo posible a los criterios que nos han recordado.
Primero una pequeña nota para Agripa, que simplemente desrrolla un poco más la breve y apresurada respuesta de hace unos dias.
Lo que ese mensaje quiere decir es que aprecio, en la deriva que esta conversación ha tenido, tres niveles que pasan progresivamente de la filosofía política al posicionamiento político, en la línea del toque de atención del admin (el 1º).
En el primer nivel, casi enteramente filosófico a mi entender, tendrían cabida temas como qué es un nacionalismo, qué es un Estado y, también (un tema que pretendía introducir) qué papel a día de hoy debería tener la población en las gestión política. No creo que hubiera inconveniente en incluir el análisis de la actuación que un Estado debería tener ante un caso como el de Bolinaga.
En un segundo nivel, parece que se trata de analizar y opinar acerca de dos nacionalismos concretos, el español y el catalán. Aquí creo que estamos entre dos aguas, pues es un tema que admite un enfoque filosófico y que a la vez se desliza hacia la discusión política. Nada grave, si se lleva con sosiego.
El tercer nivel es puramente de posicionamiento político. Y este problablemte sí incumple las reglas de foro puesto que puede provocar reacciones más viscerales.
Por lo tanto, mi críptico (o hermético
) mensaje a Agripa debe leerse como un intento de centrar el debate en el primer nivel:
De lo que se trata es de que todos los nacionalismos son de la misma naturaleza.
Y alejarlo del tercero:
Pareciera a priori que las expresiones "Patriotismo español" y "secesionismos catalán y vascos" tuvieran que ver con el tema, pero en realidad, dada la carga de intención que llevan, tienen más de herramienta retórica que de concepto de filosofía polítca.
Es decir, por si a alguien le queda una pequeña duda sobre mi interpretación de su comentario, que Agripa salta a la palestra con un posicionamiento explícito, y evidente intención de ganarse al auditorio con un recurso que asocia "bueno" a un cierto nacionalismo y "malo" a otro a través de la forma de exponerlo. Auditorio, por cierto, que no necesita de tales prevenciones, por lo que mi intervención se dirige a Agripa en exclusiva.
Por lo tanto creo que en este caso nos adentramos peligrosamente en el tercer nivel. Y no es que yo tenga problemas en entrar en ello, sino que repetando las reglas de foro que nos aloja, me retiro de la conversación, incluso aceptando por supuesto el derecho por su parte (y naturalmente de Conrado) de una última réplica.
A Conrado, con sus dos extensos mensajes, no puedo coresponderle con una extensión y calidad equiparable a la suya. Valga por tanto una breve respuesta.
Para empezar y arrojar luz sobre mi comentario, he de decirte que soy "casi vecino" tuyo. Algunos damos más datos que otros, por lo que tu lugar de residencia nos ha quedado claro a todos los habituales, y el mío, por tus palabras en la réplica, parece que no.
Vivo muy cerca de Barcelona, lo cual implica al menos dos cosas. Que yo también tomo el pulso de la sociedad catalana todos los días, y que nos adentramos en un territorio todavía más escurridizo que el que propone Agripa, de los sentimientos. Es el ámbito de las
percepciones y quizás así veas por donde van los tiros. Yo no veo esa sociedad catalana que tu has retratado. Creo que la ciudadanía es lo suficientemente madura como para saber qué quiere, qué intereses hay en juego y de quién, de identificar los intentos de manipulación, y capaz de mantener a raya las tentaciones (reales, ciertamente) de expresar el nacionalismo en la forma y términos que lo plateas. Sé que hay un algo de voluntarismo en ello, pero también un fondo sólido que lo soporta. Despues de todo, si pretendemos emanciparnos y vivir en una sociedad adulta, deberemos darnos un voto de confianza.
Por otro lado, me llama la atención que no des valor a millón y medio de personas en la calle asumiendo que el resto no comparte los motivos que les mueven. Yo no fui a la manifestación y sin embargo apoyo tales motivos. Y no puedo entrar ahora a posicionarme (por tiempo y por ser un contenido "no pertiente" a juzgar por las reglas expuestas), pero creo que se puede decir que lo que a mí me interesa discutir es la cuota de participación del
demos en las decisiones políticas, en esta o en otras quizás menos polémicas como someter a Referendum acciones de gobierno de tanto calado como es aceptar un rescate financiero. Nada mejor para dilucidar este asunto del apoyo social que un buen referendum, figura ciertamente escasa en las llamadas "democracias" salvo honrosas excepciones.
Por eso para mí este debate tiene mucho que ver con otro muy interesante que nos ha propuesto Tasia sobre la Democracia por sorteo. En ambos casos subyace un análisis del papel real, deseable y posible del
demos en el gobierno de la comunidad.
Por todo lo anterior entenderás que desde mi punto de vista, no he entiendido que tu vieras gigantes donde yo solo alcanzo a ver molinos. Y lo mismo tienes razón y son gigantes, pero hay que quitarle hierro a un asunto que por su naturaleza ya solivianta los ańimos, y conducirse de la forma más sosegada posible.
Y ya para acabar.
Lo curioso es que seguramente estemos casi todos, de una u otra forma y por caminos a veces aparentemente contradictorios, en la línea de conseguir eso que expone Dvillodre1 de fundamentar los Estados no en la coacción o la violencia sino en la voluntad libre. Mi opinión (probablemente peregrina) es que un factor importante para conseguir eso es la existencia de Estados "manejables" para su población, de manera que se consiga una administración y dirección política más próxima a la población y mejor tutelada por ésta.
Saludos.