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Tampoco “indiferencia”. La muerte es límite y anticiparla es asumir nuestra finitud, la tragicidad de la vida, también la angustia que supone enfrentar la nada, el vacío, de ahí lo inhóspito en que deviene el mundo circundante.
La lectura que Heidegger hizo de Kant es ontológica, por ello cree que casi roza su concepción del tiempo, la de la plenitud temporal del instante, el tiempo extático, pero, a juicio de Heidegger, Kant no se atrevió a dar el paso y permaneció en una concepción “vulgar” del tiempo, el tiempo del ahora, el del ya no (pasado) o el todavía no (futuro)
La interpretación que hizo Franco Volpi de Heidegger como lector de Aristóteles fue revolucionaria y gana enteros a partir de la publicación de las primeras lecciones de Friburgo en el verano de 1921, en las que Heidegger desarrolla una línea que continuará en siguientes semestres, en Friburgo y también en Marburgo y es la de apartarse de un conocer teorético propio de la modernidad y deslizarse por otras vías que le llevan a una lectura radical de la tradición filosófica, entre otros de Aristóteles, hasta el punto que permitiría afirmar a Volpi eso de que Heidegger no sería quien fue sin Aristóteles.
Considera el filósofo italiano que de lo que se va a apropiar y va a desplegar Heidegger en Ser y tiempo es de la phronesis de la Ética a Nicómaco, también del método fenomenológico y así trata de oponer a la causalidad de las ciencias y a la intuición cognoscitiva la posibilidad de un conocimiento práctico. Las vivencias no se van a contemplar como cosas sino a partir de la intuición como comprensión hermenéutica del vivenciar y de lo vivenciado. La idea sería no sustituir un conocimiento teórico por uno práctico sino hacer emerger lo pre-teorético a partir de la vivencia del entorno como esencia de la vida, pues la vida está atravesada de significados de lo que nos rodea. Esto significativo es lo primero que debe ser traído a la luz, “develado” como primario, el ámbito pre-teorético. No leerá entonces Heidegger a sus contemporáneos (neokantismo), sino que se dirigirá a los pensadores más decisivos en la historia de la filosofía.
La vida misma en su entorno va determinar los modos y va a permitir el acceso a este ámbito pre-teorético, la vida que se nos descubre en el ser de la verdad. De entre los modos en que el ente se descubre para Aristóteles, Heidegger señalaría “un ver más”, la búsqueda de los principios a partir del logos, pero no a la manera científica (episteme) o de la del sabio (Sophia), ambas constatadoras, sino a la manera que considera otra forma de darse la verdad, valorando la phronesis como el saber de lo que puede ser de otra manera, como forma de desocultar la vida en tanto que praxis. Desde la phronesis podría tematizar un saber que no es teorético, un saber que abre otros caminos a ese otro ámbito anterior.
En nuestra cotidianeidad, en todo lo que nos rodea aprehendemos las vivencias del mundo circundante a partir de la comprensión, con la intuición del método fenomenológico y mediante el “modo de ver” de la phronesis para acceder la vida fáctica y sacar a la luz sus estructuras ontológicas, para acceder a la vida, a cómo aprehendemos la vida misma.
El fenómeno no será una categoríam lo que le interesa es el cómo accedo, el cómo aprehendo, cómo hacer que algo de razón de sí mismo, cómo digo algo de algo en virtud de cómo se muestra. Más allá de la verdad como adequatio, como correspondencia, busca la verdad como desocultamiento, no ligado al ámbito de lo teórico sino al de la acción humana.
Entonces a través del diálogo con la tradición busca ese estadio previo al conocimiento teórico científico. La interpretación ganará entonces enorme importancia pues hace una fenomenología hermenéutica de la facticidad de la vida a partir de una vuelta comprensiva del pasado y su revitalización para la comprensión del presente. Así pretende reapropiarse, de forma crítica, de la tradición filosófica.
Pedrobbbc: Heidegger y Arendt. Me he preguntado muchas veces por la relación entre ambos. imagino que esas cosas pueden ocurrir, pero nunca he logrado encajar bien la posición o disposición de ella
Parece ser que a las tías nos van los chicos malos, que se lo pregunten a Ayuso.