Cito de nuevo una parte del texto que citó quiros:
De las discusiones, lo mínimo que se puede decir es que no sirven para adelantar en la tarea puesto que los interlocutores nunca hablan de lo mismo. Que uno sostenga una opinión, y piense más bien esto que aquello ¿De qué sirve a la filosofía, mientras no se expongan los problemas que están en juego? Y cuando se expongan, ya no se trata de discutir, sino de crear conceptos indiscutibles para el problema que uno se ha planteado. La comunicación siempre llega demasiado pronto o demasiado tarde, y la conversación siempre está de más cuando se trata de crear.
Aquí Deleuze no está diciendo que no se debe criticar sin crear, está diciendo que toda discusión está siempre de más. Y curiosamente aquí Deleuze habla de manera totalmente clara. Si lo que defendiera Deleuze es que quien critica tiene también que crear algo, no diría que la conversación siempre está de más cuando se trata de crear.
Además, una crítica a una teoría o a un argumento puede ser una aportación de gran valor aunque no se presente ninguna alternativa. Gaunilo es conocido principalmente por su contraejemplo al argumento ontológico de Anselmo de Canterbury. Gettier es conocido por su crítica (por medio de contraejemplos brillantes) a la definición clásica de conocimiento (que se remonta a Platón). Una buena crítica puede ser más brillante y valiosa que muchas teorías.
Yo tampoco creo que haya ningún filósofo que carezca de ideas políticas, pero no creo que esas ideas políticas tengan relevancia al hablar de ciertos temas. No veo que la política sea relevante para resolver, por ejemplo, el problema mente-cerebro, y si alguien trata de resolverlo guiándose por teorías políticas, seguramente fundamentará mal sus conclusiones.
También creo que la mayoría de cuestiones de filosofía teórica son poco relevantes para la política. Desde luego, cómo sea el mundo es importante para decidir como organizar nuestra convivencia, pero lo es porque cómo sea el mundo afecta a las cosas que suceden en él. Sin embargo, si la resolución de una cuestión filosófica en uno u otro sentido fuera relevante para saber lo que sucederá en el mundo, entonces no se trataría de una cuestión filosófica sino de una cuestión empírica, y no serían los filósofos los que habrían de ocuparse de ella sino los científicos. Otra cosa es la filosofía práctica (allí es normal que se note cuáles son las posiciones políticas de un autor).
Otra característica de ese tipo de autores, que parece reforzar la opinión de Nolano, es que su forma de argumentar parece reflejar (lo afirmen explícitamente o no) la idea pragmatista de que una teoría es verdadera si sus consecuencias son moralmente, o incluso políticamente, deseables. Ello termina llevando a que, en lugar de emplear sus premisas para justificar sus conclusiones, empleen sus conclusiones para justificar sus premisas (cosa que no sucedía con los pragmatistas originales, como William James). De este modo, se realizan afirmaciones absurdas que conducen, por ejemplo, a conclusiones feministas y se utilizan dichas conclusiones para hacer pasar por buenas las premisas. Ello termina llevando a que muchos de estos autores den a entender que quien no está de acuerdo con sus teorías no está simplemente equivocado, sino que es malvado, o posee intereses ocultos, o está siendo manipulado por el sistema. Es decir, que, incluso al hablar de temas de metafísica, se trata a los adversarios no como adversarios intelectuales sino como adversarios políticos. Y no se les trata como se debe tratar a los adversarios políticos en una democracia, sino como se les trataría en un estado totalitario (como a enemigos o como a pobres víctimas de una ideología perversa que no pueden superar por sí mismos).
Hoy, por ejemplo, resulta difícil defender determinadas posturas puramente teóricas sin que a uno se le acuse de tener ciertos intereses o cierto tipo de ideologías. Alguien que defendiera que las categorías de "hombre" y "mujer" son clases naturales pasaría por tránsfobo aunque defendiera que ello no implique negar la legitimidad de que cada cual viva como quiera (y esto último lo defendería con razón, pues derivar conclusiones morales de afirmaciones fácticas es falacia naturalista). Quiero aclarar que esto es solo un ejemplo. Yo, como ya he expresado en otros hilos, soy nominalista y por tanto no creo que "hombre" y "mujer" sean clases naturales (por la sencilla razón de que creo que no existen clases naturales de ningún tipo, sino únicamente clasificaciones más o menos útiles para distintos propósitos).