Respecto a Pizarnik y el folleteo, no he podido evitar recordar a mi amado Roberto Bolaño, moribundo ya de cáncer, escribiendo esta pequeña maravilla llamada "Literatura+enfermedad=enfermedad". Muy recomendable.
www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/l...-750-2003-09-28.html
Recordé en el acto, como no podía ser menos, a Susan Sarandon disfrazada de monja preguntándole a Sean Penn cómo podía pensar en follar si le quedaban pocos días de vida. El tono de Susan Sarandon, por descontado, es de reproche. No recuerdo, para variar, el título de la película, pero era una buena película, dirigida, creo, por Tim Robbins, que es un buen actor y tal vez un buen director pero que no ha estado jamás en el corredor de la muerte. Follar es lo único que desean los que van a morir. Follar es lo único que desean los que están en las cárceles y en los hospitales. Los impotentes lo único que desean es follar. Los castrados lo único que desean es follar. Los heridos graves, los suicidas, los seguidores irredentos de Heidegger. Incluso Wittgenstein, que es el más grande filósofo del siglo XX, lo único que deseaba era follar. Hasta los muertos, leí en alguna parte, lo único que desean es follar. Es triste tener que admitirlo, pero es así.
Ghost1999 escribió:
Escribir esto me ha hecho pensar en que realmente nada tiene sentido y todo esta abocado a la destruccion y el olvido, es decir, ¿por que buscarle cinco pies al gato?
¿Por qué buscarle cinco pies al gato? Bueno, no sé, ¿tienes algo mejor que hacer?
Imagina que estás cayendo desde la estratosfera hacia el suelo, sin paracaídas, y que tardarás un buen rato en llegar al suelo: ¿por qué no aprovechar el tiempo que te queda para admirar el paisaje desde lo alto, componer un poema o hacerse una paja en caída libre?
Coñas aparte, es más que probable que en lo que nos queda de vida no encontremos respuesta segura a las preguntas existenciales que te carcomen, pero eso no evita que podamos plantearnos cómo afectará a nuestra vida asumir una respuesta u otra... O incluso cómo nos afecta (generalmente para bien) el mero hecho de hacernos esas preguntas y darles al menos un par de vueltas.
Ghost1999 escribió:
Puede ser el universo muere y nacerá otro universo, y volverá la vida humana, y se haran estas mismas preguntas. Y así en un ciclo interminable. Lo que se que sea, sera.
Bueno, ya puestos a especular, igual cuando el último protón del universo se haya desintegrado y algún juego de manos cósmico detone otro Big Bang, ese nuevo universo (o alguno de los siguientes) resultará ser exactamente igual al nuestro, al que estamos experimentando ahora mismo. Mira qué chulo eso que escribió Nietzsche:
Qué pasaría si un día o una noche un demonio se deslizara furtivo en tu solitaria soledad y te dijera: «Esta vida, tal como la vives ahora y tal como la has vivido, la tendrás que vivir una vez más e incontables veces más; y no habrá nada nuevo en ella, sino que cada dolor y cada placer y cada pensamiento y suspiro y todo lo indeciblemente pequeño y grande de tu vida tendrá que retornar a ti, y todo en la misma serie y la misma sucesión - e igualmente esta araña y este claro de luna entre los árboles, e igualmente este instante y yo mismo. El eterno reloj de arena de la existencia será girado siempre de nuevo - y tú con él, mota de polvo del polvo!» - ¿No te echarías al suelo y castañetearías los dientes y maldecirías al demonio que así hablaba? ¿O has vivido alguna vez un instante formidable en el que le hubieras respondido: «¡eres un dios y nunca escuché algo más divino!» Si ese pensamiento adquiriera poder sobre ti, te transformaría, tal como eres, y quizás te destruiría; ¡la pregunta, a propósito de todo y de cada cosa, «¿quieres esto otra vez e innumerables veces más?» estaría en tus manos como el peso más grave! O bien, ¿cómo tendrías que quererte a ti y a la vida para no pretender nada más que esta confirmación última, que este último sello?
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Este tipo de pensamientos tienen el poder de transformarle a uno. Y a mí siempre me ha hecho gracia que un tipo tan gafe y hecho mierda como el bueno de Nietzsche tuviera ese amor por la vida tan absolutamente incorruptible.