Venga, tonto.

En nuestra moderna democracia la expresión “jornada de reflexión” nunca tuvo mucho sentido. Hasta ahora.
Yo no reflexiono sin un grog sobre el tapete. Si alguien gusta, invito.
Happy sábado!!!

Para mí un tequila. Esto más que de reflexión va de tahúres. Da cartas. Uf, hace tiempo que no tragaba tanto humo.

Madrugón, y a ver qué apaga este dolor de cabeza.



(Es mi primera vez en el hilo, piedad).

Francisco Rico ha sido uno de los últimos representantes de nuestra gran filología. Hay y vendrán otros grandes filólogos, pero sin la pátina sapiencial y artesanal que caracterizaba a los maestros del pasado.

Verdaderamente se muere y verdaderamente está cuerdo Alonso Quijano el Bueno; bien podemos entrar para que haga su testamento

Hola Geiriz, pues sí, molaría que más gente se animase a poner canciones.
Curiosa, así vacía de sonido la orquesta.

Francisco Rico, qué tiempos de filología, Futaki. Aquellos nombres y la editorial Cátedra.

Pedro sanxe lo ha vuelto ha hacer, qué tío!!!!

Geiriz escribió: Porfa, y lo digo sin acritud, más bien para aprender. Explícame qué significa tener a tu disposición un montón de músicos e instrumentos y optar por interpretar una partitura donde ni músicos ni instrumentos son los protagonistas. Solo un director de orquesta que no sé lo que me quiere transmitir.
Pero bien. Me sumo a los apoyos.

Geiriz escribió:
Es una versión un poco corta, bastante menos de los 4 minutos 33 segundos que indica el título, aunque el propio John Cage ya advierte de que el intérprete tiene un margen para hacer la ejecución más larga o más corta. Aquí la partitura con observaciones del propio Cage:



Curiosamente, a diferencia de las piezas tradicionales de música clásica, que se suelen parecer mucho entre unas ejecuciones y otras, esta pieza de John Cage da mucho margen a la interpretación, tanto del ejecutante como del "oyente". Otra versión más "clásica" sería esta con piano:



Aquí el pianista controla el tiempo de duración con un cronómetro. A diferencia de la versión orquestal, la acción inversa de abrir y cerrar la tapa del piano mantiene la ilusión de que, entre movimiento y movimiento va a tocar el instrumento, creando una ilusión que se verá inmediatamente frustrada; ilusión, por supuesto, que será eficaz solo si el "oyente" no conoce la pieza.

Por otro lado, como decía, a diferencia de la escucha de una pieza tradicional, donde la música mueve el ánimo del espectador en el sentido deseado por el compositor, aquí es el espectador el que irá sintiendo en su interior diferentes estados de ánimo propios y subjetivos, no inducidos por la música, sino por el mismo silencio.

Adicionalmente, la pieza de Cage "sonará" muy diferente en una pequeña sala o en un auditorio de gran formato. Los ruidos que llamarán nuestra atención al no escucharse música alguna, en el primer caso pueden ser procedentes del exterior, y en el segundo lo serán del interior de la gran sala, producidos por el público e incluso por el propio espectador al moverse en su asiento o manejar algún objeto personal.

Enlace a Wikipedia

Tal vez algún día me decida a grabar esta pieza con mi guitarra.

Se trata de un desafío conceptual a las formas convencionales de la música: me gusta pensar que en cierto modo el sonido de la obra es la ausencia de intención deliberada de producir sonido por parte de los músicos con los instrumentos. De hecho toda la música se centra en la intención deliberada de la acción de los músicos.

Como escribió Nolano, Cage trata de resaltar los sonidos con los que se carga el silencio de manera incidental. Sonidos desapercibidos, involuntarios, aleatorios o distracciones pasan a ser el son y los protagonistas de la obra.

Recordando una anécdota que se quedó escrita sobre Aldous Huxley por algún prologuista de alguna de sus obras, que me resulta imposible recordar ahora, se decía algo así como que en las reuniones y debates parecía tan abstraído y concentrado en seguir el hilo que cuando el otro terminaba de hablar y había cierto silencio uno de estos ruidos incidentales que parecían llamar la atención de los presentes eran los pensamientos de Aldous: literalmente (figuradamente, claro) se les oía amueblarse y moverse como quien de hecho arrastraría muebles pesados con una facilidad pasmosa. Sus intervenciones daban cuenta de ello, al parecer.

Así me desperté esa mañana: dolor de cabeza, oyendo mis idiosincráticas subjetividades poniéndose en orden en mi piso para dejarme ir a trabajar, como una prisión que se dirige a ingresar en otra prisión, en una prisión de prisiones...

Volvamos la atención sobre la intención de los artistas: