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TEMA: Hegel. Cap.I de la Fenomenología: La Certeza Sensorial.

Hegel. Cap.I de la Fenomenología: La Certeza Sensorial. 13 Oct 2023 21:17 #79176

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Aquí Hegel nos muestra la perentoriedad de los sistemas sensoriales y la certeza conseguido en ello. Nosotros hemos dicho que el simple pensamiento o idea es una inversión de sentidos entre los dos hemisferios cerebrales propiciados por los órganos intermedios. Esa inversión que fabrica el pensamiento o idea se advierte también en cualquier producto humano, hablado o escrito, procedente de ese pensamiento. Tan solo restaría diferenciar ahí el asunto genérico de unas cosas que ganan de otras que pierden y de ningún modo caer en la trampa de atribuir todo lo que pierde a los sistemas femeninos. El ojo gana, el oído pierde, pero otra vez el oído gana y el ojo pierde, en el ojo permanece el Espacio, en el oído el Tiempo, nunca al revés y vamos a evitar la aparición ahí de movimientos cíclicos a fin de cuentas creadores de compuestos y a diferenciar siempre bien una cosa de la otra. El resto de los seres de naturaleza no hacen eso porque no saben hacerlo, no aprendieron a hacerlo, es decir, lo hacen a su manera.

Dice Hegel que: el saber que es objeto nuestro es el mismo saber inmediato "saber de lo inmediato o de lo que está siendo". Dice que el contenido de la Certeza Sensorial la hace aparecer como el conocimiento más rico "más de verdad; pues aún no ha eliminado nada del objeto, sino que lo tiene delante, en toda su integridad. Pero esta certeza se revela así mismo como la verdad más abstracta y más pobre. Lo único que dice de lo que sabe es esto: es". La conciencia está en la certeza como puro yo "yo estoy ahí como puro este, y el objeto sólo está como puro esto". Aunque ejerzamos de diversas formas el yo, la conciencia o el pensamiento no se puede estar cierto de la cosa. Dice que ninguna de esas razones atañe para nada la verdad de la certeza sensorial, "sino que la cosa es; y es sólo porque es; ella -la cosa- es, esto es lo esencial a ojos del saber sensorial, y este ser puro... constituye su verdad". En la diversidad que hay en la cosa "se separan los dos estos que hemos mencionado, un este en cuanto yo, y un esto en cuanto objeto", "yo tengo esta certeza por otro, a saber, la cosa; y ésta, igualmente está en la certeza por otro, a saber, yo".

"Es el objeto, entonces, lo que ahora hay que examinar".

A la certeza sensorial "hay que preguntarle: ¿qué es esto?" y "lo tomamos en la figura doble de su ser como el ahora y como el aquí". Pone los ejemplos del ahora que es la noche y el aquí que es un árbol.

Si el ahora es la noche y lo ponemos en algún sitio, al mediodía siguiente se constatará que eso que hemos puesto es falso ya que el ahora es día. El ahora que es noche y que habíamos puesto se revela como algo que no es "como algo negativo en general". Aquí se podría aducir al estilo de que el ahora es una participación en el presente de lo eterno y que sería esa participación lo que le hace seguir siendo siempre el ahora.

En el caso del aquí, si decimos, "el aquí es, por ejemplo, un árbol" y lo ponemos en cualquier sitio, podemos dar la vuelta y mirar una casa. El aquí que es un árbol y que habíamos puesto no es cierto al darnos la vuelta y constatar el aquí como casa. Aquí bien se podría aducir el ejemplo bíblico de la estatua del sal, alguien que se volvió a mirar la casa después de salir de ella y se convirtió en estatua de sal. Sería mejor, creo yo, entonces, darle la vuelta al árbol para saber todo lo que es.

Sabemos pues darle vueltas al árbol, pero no sabemos darle vueltas al ahora, o bien el ahora y el árbol deberían saber dar vueltas. ¿Está bien hecho, pues, ese ejemplo? Si el ejemplo está bien hecho y bien puesto, fue reconocido por todos y por mí y ha superado la norma lógica del principio de no contradicción -aunque Hegel no cree mucho en ese principio-, es decir está bien fabricado, hay que darle vueltas al ahora y al árbol para saber lo que hay al otro lado, saber la cara oculta del ahora y del árbol y conocer el todo de la certeza sensorial. Pero no se sabe lo que sucede si el ejemplo está mal puesto.

Prosigue el filósofo: "A una cosa así de simple, que es por la negación,... que es un no esto... la denominamos un universal; o sea, lo universal es de hecho, lo verdadero de la certeza sensorial". El filósofo ha creado pues un universal que es negación, que es, por supuesto, la verdad de la certeza sensorial. "Al hacer esto pronunciamos lo universal", es decir el undécimo nombre del santo, pero no hablamos tal como queremos íntimamente decir y, aunque el lenguaje es más de verdad, "resulta del todo imposible que nunca podemos decir un ser sensible que queremos íntimamente decir".

"Así pues, a esta certeza sensorial... que muestra... lo universal como la verdad de su objeto, le queda el puro ser como su esencia... como algo a lo que le es esencial la negación y la mediación".

"La fuerza de su verdad reside ahora, entonces, en el yo". "Yo, éste yo, veo el árbol y afirmo el árbol como estando aquí; otro yo, -este otro yo es muy importante-, empero ve la casa y afirma que el aquí no es un árbol... Ambas verdades tienen la misma acreditación... pero una desaparece en la otra".

"Lo que no desaparece es el yo en cuanto universal", "al decir yo, este yo singular, estoy diciendo en general TODOS los yos". No sabemos si en todos los yos queda incluido ese otro que mira otra cosa, y si queda incluido ¿cuál es el problema?. Cuando a la ciencia se le presenta la exigencia de deducir "algo que se llame esta cosa" hay que exigir que diga "cuál esta cosa o cual este yo" quiere íntimamente decir "pero decir eso es imposible".

"La certeza sensorial experimenta... que su esencia no está ni en el objeto ni en el yo".

"Esta inmediatez pura, pues, no atañe ya en nada al ser-otro del aquí como árbol, que pasa de un aquí que es no-árbol, ni al ser otro del ahora como día, que pasa a un ahora que es noche, ni a otro yo para el que su objeto es otra cosa". Dice el filósofo y no hay más tu tía.

Hay que ir hacia la Certeza Sensorial y que nos muestre el ahora que se afirma: "de qué hechura es eso inmediato que se nos señala". "El ahora es precisamente esto: en tanto que es ya ha dejado de ser... Pero lo que ha sido no es, de hecho, esencia alguna: no ES, y de lo que se trataba era del ser". Parece según eso que Hegel entiende esencia como presente absoluto y como participación actual de la esencia absoluta. Pero esencia es "ousía", lo que se lleva en la bolsa, lo que se lleva en la bolsa debe ser algo susceptible de acumulación que lo confirma o de desaparición que lo anula.

Sigue Hegel: "En este señalar vemos: 1)yo señalo el ahora... 2)ahora afirmo... que ha sido, que está cancelado. 3)Pero lo sido no es; paso a cancelar el haber sido o estar cancelado, la segunda verdad, con ello niego la negación del ahora, y regreso así a la primera afirmación: que ahora es". Este regreso aquí en Hegel es lo realmente complicado, muy difícil, algo muy parecido al regreso en la serie que Kant nos proponía, alguien que ya dibujaba sus circulillos y esferas. No se sabe si se puede regresar cuando se hizo la negación de una negación.

Dice: "lo que es puesto es más bien otro, o sea, el esto es cancelado; y este ser-otro, el cancelar el primero, queda ello mismo a su vez, cancelado, y retornado así a lo primero. Pero esto primero reflexionado dentro de sí no es exactamente lo mismo que era al principio... es algo reflexionado dentro de sí". Ese "no ser exactamente lo mismo" podría salvarnos, creo yo, podría dibujar una línea en espiral que podría ser algo conveniente ya que impide la creación de un ciclo, de un círculo o de una esfera. ¿Alguien podría imaginarse una esfera en espiral? Ello podría solucionarnos el infinito vacío interior de Pi. Termina Hegel: "señalar es hacer la experiencia de que el ahora es universal".

Lo importante de cualquier forma es que en Hegel al negar una negación sí que se consigue una cierta afirmación, resquicio y vestigio de una positividad: la cosa es, el ahora es. Pero de cierto el filósofo no lo pone así, sino que ahí lo que sucede es una reflexión o regreso en la serie y esto sí de aspecto circular y de creación de compuesto.

Nosotros lo que queremos hacer, en aprovecho de la ocasión, es proponer una negación de la negación sin posible regreso en la serie o reflexión dentro de sí, es decir, una negación de la negación de la negación, etc, con la esperanza de que sea esta razón lo que nos impida dirigirnos al infinito, una especie de mal a peor a peorísimo o de malagonón después de malagón que nos permita permanecer a este lado de las cosas. Fabricar una serie de negaciones cuya imposibilidad nos haga permanecer donde estamos.

Ahora el hermoso chico del norte: "La dialéctica de la certeza sensorial no es otra cosa que la simple historia de su movimiento o de su experiencia, y la certeza sensorial misma no es otra cosa que esta historia y nada más. Por eso, también, la conciencia natural -la única que tenemos dentro de la cabeza- siempre avanza ella misma hacia este resultado... pero también vuelve siempre a olvidarlo, y empieza el movimiento desde el principio". Ese "olvidarlo", decimos nosotros, sí que puede ser, algo como almacenarlo o memorizarlo, pero "empezar el movimiento desde el principio" es algo que no puede ser de ninguna de las maneras. Es este recurso al ciclo, al ir y volver de las cosas sin abstraer sustancia de ninguno de los extremos lo que ya le echáramos en cara a Lucrecio cuando hablamos de su poema "De rerum naturae". Recordemos que Lucrecio es la única filosofía, nueva, original y auténtica, que puede apreciarse en todo el desarrollo cultural de Roma. Qué por cierto, habría que preguntarle al "Águila de Patmos" de dónde precisamente vino extraer el material para su escrito del Apocalipsis. Como en otras ocasiones decimos que ahí, en el medio de lo humano, en su historia y en la conformación de su conciencia hay algo que no perdona, en donde no es posible la reflexión.

"Es para asombrarse que la realidad o el ser de las cosas exteriores en cuanto que son estas, o son cosas sensibles, tienen verdad absoluta para la conciencia: semejante afirmación no sabe lo que habla y no sabe que dice lo contrario de lo que quiere decir". "Porque el esto sensible que se quiere íntimamente decir es inalcanzable para el lenguaje, el cual pertenece a la conciencia, a lo universal en sí".

"Si yo digo una cosa singular, la digo como enteramente universal pues todas las cosas son una cosa singular", "hago, entonces, la experiencia de lo que de hecho es la verdad de la certeza sensorial: lo señalo como un aquí que es un aquí de otros aquí... lo tomo, lo registro tal como es en verdad, y en lugar de saber algo inmediato, lo tomo por verdadero, lo percibo".
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