Más allá de tema del “psicópata”, yo hago una doble lectura de lo vivido esta mañana.
Primero. Es la mesa del Congreso. Aunque la Presidencia del Congreso sea la tercera autoridad del Estado, en la práctica suele ser un árbitro más o menos malo. En ocasiones le toca hacer alguna declaración institucional, como le sucedió a Batet, pero ya está. Sin embargo, no sé qué postura podría tener Armengol si se tuviese que decretar un nuevo 155. Ella, en su momento, se opuso a esa medida. Con todo, digamos que no me importa mucho.
Las contraprestaciones. Que se hablen las lenguas cooficiales en el Congreso me parece bien. Ya se podía hacer en el Senado y, al final, nadie las utiliza. No es un gasto excesivo (como dicen algunos): Es algo muy económico, simbólico y en mi opinión es un punto en contra de quienes critican el centralismo estatal.
Una posible Ley de Amnistía me fastidia más. No creo que se deban formar mesas de Congreso para amnistiar a nadie. En todo caso, si contribuye a La Paz social, hasta podría pasar por allí.
Investigar el caso Pegasus me parece bien.
Armengol no me gusta nada por todo lo que ha dicho Alma y por alguna cosa más, pero bueno.
Ahora. Me jode (y uso esa palabra) mucho que estemos todo el día con estas cesiones. En la anterior legislatura fue Presidenta del Congreso Batet y del Senado Ander Gil. Ahora, ponen a Armengol, que es pancatalanista para contentar a los grupos independentistas. Los partidos nacionalistas vascos y catalanes han alcanzado un 5% del total de los votos. Sin embargo, las cesiones tienen que ser constantes. Por cosas como estas el otro día decía que ya no me parecía mala idea un Referéndum, porque estoy cansado de estas asimetrías, la consideración de que la pluralidad de España se localiza en el noroeste peninsular y los demás somos unos uniformados. Y todavía queda lo duro, que es la formación de gobierno.
A Vara le han propuesto como Vicepresidente del Senado, que debe de ser el que recoge los abrigos a Sus Señorías.