El sueño que propone Bolindre y la posible muerte del sujeto en el sueño tiene más de Pesadilla en Elm Street que de otra cosa. Ahora bien, realicemos un análisis semiótico del sueño. Se podría comprara con una película. En los antiguos cinematógrafos, se rodaba con una cámara y después, ya en el cine, el negativo o celuloide se descodifica para proyectarlo en una pantalla de más o menos tamaño. Es decir, el material está en el celuloide y nosotros vemos la proyección en una pantalla bidimensional que da la sensación de tridimensional.
En el caso de los sueños, estos tienen una parte material en el cerebro (las neuronas, las sinapsis y esas cosas que otros sabrán explicar mejor). Esos impulsos eléctricos se descodifican en imágenes cerebrales (sueños o pensamientos) que nos dan la sensación de tridimensionalidad. En todo caso, un folio en blanco sería como la pantalla del cine sobre la que no se proyecta ninguna película. Es decir, un signo vacío que adquiere significado cuando algo se proyecta sobre él. Y si no se proyecta nada, ese signo cobrará el valor del silencio que, en el caso del sueño de Bolindre, no me atrevo a interpretar. En todo caso, si no he entendido mal el sueño, habría un espacio, finito o infinito, bidimensional o tridimensional.
En cuanto a las categorías de espacio y tiempo, simplemente añadir que en el lenguaje son usuales las metáforas espaciales para referirse al tiempo (por ejemplo, el mes que viene); sin embargo, no hay (o son muy raras) metáforas temporales para referirse al tiempo. Eso se debe, según los lingüistas, a que los humanes percibimos el espacio de manera menos abstracta que el tiempo. De hecho, los demostrativos (este, ese, aquel) que sirven para ubicar un objeto en un espacio (este boli, aquel boli) se usan también para referirse al tiempo (ese año, este jueves, aquel día).
A pesar de lo dicho, también es cierto que hay culturas que miden el espacio en tiempo (a veces nosotros también lo hacemos). Por ejemplo, en lugar de decir entre Santurce y Bilbao hay 100 kilómetros dirían que hay dos horas. Nosotros también decimos “el Carrefour está a 5 minutos de aquí”.
Sea como fuere, conceptualizamos el tiempo y el espacio conforme al yo. Como decía Emile Benveniste, el Yo, el Aquí y el Ahora son el punto cero de las coordenadas contextuales. Desde ese punto cero, hablamos e interpretamos el mundo.