Mantengamos la calma, Alma. A los crédulos infantes que apuestan por una, grande y libre pantalla os digo esto tan solo; el mundo no rendirá cuentas, nada os devolverá de lo que tan alegremente derrochasteis: ni risas, ni juventud, juegos...Tiempo, sobre todo. No, la vida, hora es de reconocerlo, está hecha sobre todo de tardes de invierno y documentales de la dos...
La libertad es una invención humana, al igual que la dignidad del gualtrapas de la camiseta, los derechos o el amor. No por eso deja de formar parte de la realidad que construimos desde que tenemos conciencia de ser. La jerarquización de los valores es competencia nuestra. Una sociedad democrática realiza una una elección colectiva definitoria de esta jerarquía.

Pues me vengo al bar.

framiza escribió:
No sé dónde ves la "sospecha", sobre todo cuando has sido tú quien ha empezado hablando de la subjetividad de la coherencia y tampoco veo nada de raro en la propiedad conmutativa de la frase, teniendo muchas esa conmutatividad. Te iba a decir que es un poco idiota quedarse simplemente con la idiotez del personaje, pero ahora que pienso, yo me quedo con la idiotez de muchos personajes (y no desconocidos con los que en la vida he cruzado una palabra) y no me vale la pena ir más allá.

¿Yo soy una crédula infante que apuesta por "una, grande y libre pantalla"?
Creo que te acaban de definir gráficamente muy bien en un post reciente, aunque no fuera esa la intención del autor.

Ya ves... No hay que irse tan lejos para saborear el dulce vino de la idiotez. No me quedo con la idiotez del personaje, me quedo con el idiota y la sequia vital, la alucinatoria fuga hacia el lejanísimo horizonte de todos los oasis, soñados o reales, el agostamiento general de la voluntad de la ardiente patria, y el polvo de los siglos de las bibliotecas clausuradas. Me quedo con la mugre de la piel a tiras. No con los que propagan el fascio.

No, desde luego el vino (¿dulce?) de la idiotez está muy, muy cerca. Hay que beberse el cáliz hasta la hez. Es decir, hasta las heces.

Es verdad, pura hez. Cualquier pensamiento se puede convertir en fracaso de la voluntad.

Y cualquier voluntad, en fracaso del pensamiento de la hez en toda su pureza.

Eso es, la riqueza ha buscado para florecer el huerto más grato, y sus flores últimas, narcisos de un día de belleza topmodélica y rígido credo malthusiano-liberal duermen tranquilas pensando en el gran y definitivo invento dela hez fascista: la alambrada electrificada.

Quizás haya algunos detalles en los que no hemos entrado en profundidad, aunque sí los hemos tratado, y que son de especial importancia, eso que Arendt llamó la banalización del mal.

En su obra homónima (de la que en otro hilo mostré algunas reticencias) se habló de esa banalidad del mal por parte del nazismo, pero también de los propios medios de comunicación que cubrieron el juicio a Eichmann. Con el franquismo se produce, en mi opinión, esa banalización producto del tiempo transcurrido. Recordemos, por ejemplo, que a principios de los 90 el PP se cargaba a una prometedora política, Mercedes de la Merced, por hacer un comentario mínimamente positivo de Franco (algo sobre la Seguridad Social). El cese fue inmediato y se tardó tiempo en volver a saber de ella. Falleció hace unos años.

No sé si una camiseta de ese estilo en un señor que ronda adulto sería admisible en los 80. Lo mismo sucede con el “Que te vote Txapote”. ¿Lo cantarían los que lo cantan en 1997? Creo que no.