La Teoría de la Evolución fue planteada al mismo tiempo por Darwin y Wallace en 1858, hace ciento sesenta y cuatro años. Hace mucho tiempo. Pero de sus trascendentales lecciones sólo se ha elegido una parte.

La Teoría de la Evolución daba una visión de la especie humana radicalmente distinta a la que había en ese momento. Demostraba que los humanos no se estrenaron en el paraíso terrenal. Arrinconaba la incomprensible idea del pecado original causado por la chica cuando se comió una manzana del árbol prohibido, servida por la serpiente. También se hundía la explicación del arca de Noé, una de las fábulas más sorprendentes y divertidas, pero a la vez reiterada en todas las religiones.

Cuando Darwin propone la Teoría de la Evolución no choca sólo con la resistencia de muchos científicos a abandonar las ideas que habían profesado hasta entonces, sino también de las iglesias. En Catalunya el obispo Urquinaona, conocido sobre todo por el nombre de una plaza en Barcelona, se incautó y trasladó los folletos evolucionistas a los rectores de las parroquias para evitar que la gente se desviara de la fe.

En realidad se resuelve el problema de la verdad en la Biblia considerando que se trata de un lenguaje figurado, un lenguaje simbólico. Muchos millones de personas creen que la Teoría de la Evolución les liberó de un engaño continuado, una visión de la vida dominada por la mitología religiosa, no están lejos de la parte de razón.

Toda esta cuestión tan curiosa -Darwin había estudiado para ser pastor de la iglesia anglicana- esconde otras consecuencias del origen de la especie humana.

No es sólo el relato religioso el que cambia, sino que la Teoría de la Evolución debería cambiar la idea que tiene el ser humano de sí mismo, independientemente de sus creencias religiosas, y es este el aspecto que no se ha asimilado. El cambio de visión. En realidad, nos expulsa del privilegio de ser el centro de todo. Pero ésta es la parte que a menudo no se ha captado.

¿Cómo veis tal criterio?... Existen muchas frases habituales que lo muestran. Pondré tres ejemplos:

.-Los humanos son los animales más evolucionados.
“Más evolucionados”, puede significar más tiempo de evolución. En ese caso la afirmación es claramente falsa. Todos los organismos han evolucionado desde el origen de la vida hasta su extinción o hasta la actualidad si todavía no se han extinguido. Si se refiere al número de cambios, es difícil de evaluar, pero es seguro que muchos organismos, por su propia naturaleza, experimentan cambios más rápido que los humanos.

Otra frase sería, por ejemplo:
.-La evolución culmina en el ser humano.
La idea que hay detrás, es que la evolución es el mecanismo que ha seguido la naturaleza para llegar a formar a los seres humanos, que son los organismos más perfeccionados. Da a entender que el objetivo de partida era “llegar a formar a los seres humanos”. Ésta sería la línea del jesuita francés Teilhard de Chardin. Nadie puede demostrar que no existiera alguna voluntad divina que proyectara ese resultado. Pero tampoco nadie ha demostrado que exista esa voluntad (Exceptuando el criterio de la lógica panteísta). En cualquier caso, esto no forma parte de la Teoría de la Evolución y más bien la contradice, (Predispone un final en lugar de una continuidad).

La idea propuesta por Darwin y demostrada hasta donde es posible demostrar, es de procesos ciegos (Posibilistas) de selección natural y mutación al “azar”. El hecho de que hayan existido varias especies de homo parece contradictorio de un final previsto. Si se sabía dónde llegar, ¿por qué dar rodeos y abrir vías muertas? Puede que, la posibilidad y la jerarquía son los fundamentos del panteísmo.


Por último:
.-Los humanos son organismos superiores a los demás seres vivos.
El hecho de que los humanos hayan alcanzado la conciencia no implica una mejor evolución cualitativamente, sino una evolución diferente. Las innegables potencialidades de la especie humana no la hacen "superior" (Quizás la hacen ”inferior” por la capacidad de destruirse así mismos) en el sentido de un status biológico aparte. No le permite olvidarse del proceso de evolución que lo ha generado. Es un organismo vivo sujeto a las leyes de la vida y destinado a morir.

Las bacterias, por ejemplo, han seguido una vía de evolución bioquímica que les ha hecho capaces de crecer en los ambientes más inhóspitos imaginables. Se encuentran desde las profundidades submarinas a miles de metros de la superficie las cimas más altas o a los géiseres de origen volcánico. Es casi seguro que cuando la especie humana se extinga, probablemente bajo una capa de sedimentos radiactivos, las bacterias seguirán su camino sin demasiado trastorno. ¿Son superiores? Son distintas.

También podríamos hablar de las hormigas, monárquicas pero de poder popular, con una presencia en el planeta mucho más numerosa que los humanos. O de los insectos en general. O de los hongos.

Al no haber profundizado un poco, en el que ha sido, la evolución humana, muchos pese a abandonar la idea primitiva del relato bíblico literal, siguen creyendo que el ser humano es el centro de todo lo que existe. Incluso algunos piensan que la humanidad está destinada a dominar el universo. Que para los humanos todo es posible, sin limitaciones, porque todas se van a superar gracias a la tecnología. O sea, se creen dioses.

Pero la realidad es que el dominio de los humanos sobre la naturaleza es sólo explotación. La humanidad ha sabido explotar los bosques de la Amazonía, pero no ha sabido reconstruirlos. Ha sabido explotar el petróleo pero ha agotado las reservas y no sabe compensar las consecuencias sobre el clima. Los humanos hemos sido consumidores incapaces de cerrar los ciclos regeneradores. Como la plaga de la langosta hemos necesitado espacios nuevos siempre, porque no hemos regenerado el ecosistema detrás.

El planteamiento es: Si la consciencia aquí, nos conduce a la destrucción, ¿Porque existe? La lógica nos indica, por deducción, que aquí la creamos para que sea útil allí, en el otro lugar. Esta reflexión y algunos hechos sorpresivos que nos han acontecido, o nos han explicado, digamos esotéricos, que suceden y apuntan a creíbles, son el único fundamento de la existencia de esa diferente y nueva perspectiva de vida.

La Teoría de la Evolución nos explica que los humanos somos fruto de la evolución como todos los demás seres vivos del planeta. Caminar de pie, tener manos y cerebro voluminoso es sólo una forma de vivir. Otra cosa es que haya servido para independizar la reflexión y la voluntad. Somos una especie animal particular que no puede rehuir las limitaciones propias de todos los demás seres vivos. La extinción es nuestro destino, como el de todas las especies. La adaptación al medio es lo que nos permitiría que no fuera una perspectiva cercana. Humildad.