Alma escribió:
Hola, poco más que añadir a lo que has dicho. Me parece de cajón. Quien ha invadido es el Estado ruso, no todos y cada uno de los ciudadanos rusos que viven en ese país. No sé qué tiene la filosofía que decir a esto. Pero si a alguien se le ocurre algún argumento que apoye el boicot a rusos por el simple hecho de serlo, sería interesante oírlo.
Hola, yo tampoco sé que tiene que decir la filosofía a esto, pero sí se me ha ocurrido algo que añadir que tal vez hayamos pasado por alto. No me había planteado este tema porque no soy espectador de ningún deporte pero pensando en cómo reacciona la gente que sí le gusta:
No me parece que un deportista deje de representar nunca, o no por completo, a su nación/comunidad/
X. Da igual que sea en un deporte individual, la gente sigue diciendo "hemos ganado", siguen cantando las victorias de otros como suyas, o al menos, como de alguien muy cercano a ellos, por ser compatriota, por ser de la comunidad,
"este podría ser yo o mi hijo" (supongo, tendría que investigar qué siente la gente en estos casos).
Alfredo escribió:
Me posicionaría a favor del veto en las competiciones en las que los deportistas participaran representando al país, como por ejemplo las Olimpiadas o en la Copa Davis de tenis.
El asunto es este, que me parece difícil ver la línea divisoria; un deportista de equipo también es un individuo que se dedica al deporte, igual que uno individual puede tener sus propios planteamientos independientes de la postura de su país. Al final ambos dejan de ejercer su profesión por las sanciones.
Alfredo escribió:
Pero, estaría en contra de los vetos cuando el deportista actuara como individuo, sin ninguna representación de su país. De esta manera, el individuo estaría legitimado para esgrimir unos derechos frente a otros Estados (al modo del cosmopolitismo kantiano), y no sería un mero espectador pasivo de las relaciones entre Estados, las cuales sí están reguladas mediante el derecho internacional. Si no fuera así, si los ciudadanos pudieran ser declarados copartícipes, aunque fuera solo por omisión, de los actos de guerra de su país, entonces se podría dar la situación de tener que prohibir cualquier actividad de los residentes rusos fuera de su país, o incluso ser sancionados de forma indiscriminada.
¿Se debería sancionar al
pueblo ruso, cuando puede haber mucha gente que no comparta las posturas de su gobierno? Bueno, ya se ha hecho.
Cuando digo que me cuesta ver la "línea divisoria" no hablo sólo de la línea de división teórico/práctica propuesta por Alfredo, sino a la que se encuentra desde el punto de vista de la pragmática de las sanciones: dañar a Rusia sin iniciar un conflicto bélico.
Parece que Rusia también son sus ciudadanos, que el discurso sobre "la Rusia de Putin" (intentando separar a Putin de la auténtica Rusia; la del
pueblo) que se ensayó al inicio de la guerra de Ucrania no termina de funcionar, no termina de corresponder a la realidad de un
pueblo compuesto a grosso modo por:
-Patriotas ultraconservadores, que apoyan a Putin.
-Gente con "sentido práctico", que lleva tiempo instalada en la apatía y la amoralidad. La mayoría que apoyaban a Putin lo hacían por la estabilidad y, sorprendentemente (o no, teniendo en cuenta los años 90), lo siguen apoyando.
-Oposición de todo tipo, que no son muchos y la mayoría vive en "secreto", dentro del armario, sin diferenciarse mucho de una persona con sentido práctico. Estos te pueden decir que nunca les ha gustado Putin después de hacerte amigo suyo, estando solos sin nadie alrededor, no muy alto y cuando tú hayas manifestado varias veces que no aguantas a ese idolatrado jinete. Puede que no les guste Putin y se pongan a alabar al zar Nicolás II, a Stalin, a Thoreau, a Angela Merkel o a Ayn Rand.
También los hay que son más abiertos, suelen tener algún problema y muchos se van.
Las sanciones entonces, cuando también se enfocan al entretenimiento del
pueblo ruso no dejan de ser un "ante una falta de cambio de régimen que se queden con lo menos posible, a ver si hacen algo que perjudique al gobierno".
Este es el
resumen: el objetivo principal de las sanciones no son los deportistas, son los espectadores de su país.
Me disculpo. No ha sido exposición nada formal. Estamos de exámenes y me pareció oportuno distraerme un poco. Hablar. Sancionar a unos millones. Matar a unos miles de millones. Preguntarse si mereció la pena. Todo vale y es muy fácil.