Puede ser, en el pequeño magma original del pensamiento filosófico, que forma y universal sean la misma cosa, pero el hecho de que son dos palabras y términos y estos tan diferentes -en realidad sólo coinciden en dos signos, la “r” y la “a”- nos hace pensar que pueden referirse a cosas diferentes, que el concepto -según Sócrates una especie de secuencia o eón de memoria- que cada uno de ellos encierra en su interior es otro concepto diferente. Forma, entonces, es un algo y Universal es otro algo.
Forma es algo que tiene que ver con la existencia de un estado anterior de confusión y mezcla, de aformidad de elementos, espacios y materias. Un estado anterior cuando no había formas. Las formas aparecen al inicio de las eras, la génesis de los géneros y la especie de las especies, con el primer cambio o transformación y la aparición del tiempo y las ideas.
El problema principal es que no puede saberse si ese estado anterior de mezcla, confusión y aformidad existe, no se sabe si es verdad ese estado de caos y confusión. Quizás cada momento o instante del surgir o puesta en marcha de las cosas guarde en sí mismo alguna clase de orden y perfección, de Forma en sí mismo. No se sabe si las formas existen desde el principio o son increadas, pero si no han surgido es que no existen y si no existen es que no son formas, adquieran éstas un aspecto u otro, una u otra belleza. Quizás un aspecto de formas que se allegan a la materia, otro aspecto de formas que surgen del interior de la materia, o también de simples simulacros o fantasmas como piensan los Epicúreos o de cierto aspecto de manías para resumir alguna característica de la cosa real o mental.
Primero no existen las formas, después sí, las formas aparecen y existen. Pero en el mismo instante, o antes, o a través o después del mismo han de aparecer las no-formas, los contrarios de las formas. Para que exista la No-Forma antes tiene que haber Forma y ambas haber surgido de la nada. Pero no de una nada de la que pueda surgir más nada, incluso por el solo hecho de mentarla, sino haber surgido de una nada de la que no puede surgir nada. La forma no puede venir de la no-forma, ser posterior a esta, lo de antes de la forma no puede ser nunca no-forma, sino “otra cosa”.
El Ser es forma en sí mismo y antes de ponerlo en el mercado o exhibirlo en la plaza del barrio de las ideas. Cuando el ser es forma y se ha expuesto, es un universal.
El No-Ser es Forma antes de exponerlo en el barrio de las ideas y, cuando se ha expuesto se convierte en universal, un universal particular que se hace sólo de mirarlo, de observarlo ahí. Y también el no-ser se hace universal, según un género y una especie, cuando de observarlo nos damos cuenta de nuestra pequeñez, nuestro poco pequeño universal hacia el interior y nuestro poco pequeño universal hacia el exterior que nos mata y sobrepasa.
Pero también el no-ser pudiera ser algo que no tuviese forma, aunque sería muy difícil imaginarse en este mundo de existencias algo que no tuviese forma. Si no-ser viene después de ser y eso de ahí, el vacío espacio interior y exterior supone el final de ambos, allegar forma para el no-ser, sería absurdo.
Es necesario aquí, elucubrar Nada como causa de las cosas, la naturaleza y el universo. Si nada pudiese servir como “arjé”. Así, todo lo que existe es nada al estilo de los Filósofos de la Naturaleza, al igual que si todo lo que existe fuese agua o fuego o aire o Apeirón o Intelecto o Substancia. Pensar nada como principio universal de las cosas y como causa y relacionarla con alguna de las más famosas causas del estamento filosófico.
Así, Nada podría ser Causa Material y Primera de todas o cualquiera de las cosas, pero la contradicción es evidente ya que algo o es Materia o es otra cosa distinta de Nada. En este sentido, nada como causa material y primera podría serlo de sí misma, una nada puede ser perfecta como causa material de otra nada o de más nada o de una nada superior, un Uno-Nada como primera hipóstasis. Algo que fuese Una o Unada.
Acaso Nada pudiera ser Causa Formal y Segunda de algo puesto que es forma perfectísima de sí misma. Entonces, antes (a priori), nada no tenía forma, era sólo mezcla y caos, después (a posteriori), nada adquiere forma y puede ser infinita y eterna, la misma forma del tiempo espacio-vacío.
También Nada podría servir como Causa Eficiente Tercera de alguna de las muchas cosas que suceden en el universo, pero nada no es Adán al revés, sino una cosa mucho más seria. Para que una causa eficiente aparezca en una realidad-verdad, es necesario que antes se haya dado la conjunción mística o metamística de Materia y Forma como algo dado que nos llega desde dentro de la Materia y desde dentro de la Forma, una imbricación de ambos fenómenos en nuestra consciencia-conciencia. Entonces sí, Nada es Causa Eficiente y agente efectivo productor de su efecto.
Pero la clase de causa que mejor podría congraciar con Nada es la Causa Última Final, según como ésta se entiende en la presente digresión, como fin y término de las cosas, la naturaleza y el universo. Una nada sin una ubicación especial en el tiempo o en el espacio que puede permanecer y ser actualidad hacia el pretérito del Infinito Anterior, o hacia el futuro del Infinito Posterior e incluso construir la más abstrusa de las actualidades presentes.
También aquí elucubrar Nada en los sistemas de contrarios y pensar que nada se contrapone a todo, pero su mejor contrario es la No-Nada. ¿Qué es una No-Nada? Se vuelve a repetir. Una no-nada es algo, un algo, un poco de algo…, ¿o es sin más su más tremebunda consagración?