Albert Walden escribió:
Mi experiencia desde la otra punta del recorrido, es que lo le hace a uno saberse aún presente con el ánimo del pensamiento propio es esa abrumadora y desasosegante crítica y dialéctica contra los convencionalismos del "pensamiento único". "Pensamiento" que viene a ser como la habilidad de hacer chocar las bolas de la petanca.
Curiosamente, a medida que más participas en el foro, me imagino más capaz de chocar bolas de petanca con tu pensamiento; aunque es solo eso: una imaginación mía, pues yo me dedico a jugar a la petanca hasta cuando es imposible. ¿Pero acaso alguna vez es posible? Bueno, en realidad da igual (o tal vez no).
Gracias por compartir tus experiencias Albert Walden
A mi me pasó en su día algo similar a lo que describes, no recuerdo exactamente cuándo ni por qué pero sí que recuerdo la sensación, y como seguía sobre mis hombros. En algún lugar vi esta frase: "La vida es eso que pasa mientras estamos haciendo otros planes", que ahora he visto que es de John Lennon.
Tampoco se me olvida que mi bisabuela, a sus 98 años y habiendo vivido la guerra civil en Madrid con una hija recién nacida, me dijera: "Se me ha pasado la vida y no me he enterado". Sin miedo, ni reproches, ni arrepentimientos, simplemente como un hecho.
En resumen: aprecia y disfruta el viaje. Cuando estés en ese futuro que te abruma probablemente tú, tus aspiraciones, tus deseos y tus preocupaciones también hayáis cambiado

Me parece precioso ese recuerdo que tienes de tu abuela. Tal vez porque soy demasiado nostálgica me encantan los recuerdos (sí, soy nostálgica a mis 23 años). Y tal vez sea porque soy fruto de una época que mira hacia el pasado, como dice una sinopsis de un curso al que no he ido sobre nostalgia:
Nuestra era es, sin duda, la era de la nostalgia. Durante los últimos años las formas en las que se habita y experimenta el presente se han visto articuladas a través de una recuperación ética y estética del pasado. Experiencias como el cambio climático, la crisis financiera de 2008 o la actual pandemia, obligaron a toda una generación a concebir el futuro no como una forma de esperanza sino como el escenario de una amenaza. La recreación distópica de un futuro cada vez más presente corrió en paralelo con una producción simbólica permanente conmemorativa con derivas de distinto signo artístico, cultural y político. La presencia de lo vintage rebasó la esfera de lo decorativo para afianzarse en territorios insólitos como las revoluciones sociales o la cultura pop. En un mundo en el que todo cuanto existe es la reposición de lo previamente dado se antoja enormemente difícil activar nuevas formas de imaginación y creatividad. La nostalgia, indudablemente, es una forma de alienación, aunque todavía podamos sondear los riesgos y posibilidades de una experiencia a mitad de camino entre lo legítimo y lo patológico.
Probablemente tengas razón en que cambien mis aspiraciones en el futuro. Gracias por compartir, eirene