Buenas,

os leo con atención y me resultan muy familiares vuestras historias.

Muchos de aquí nos dedicamos cada día a pasar muchas páginas. Y es cierto que, con el tiempo, cada vez va siendo más infrecuente que una lectura sea una gran experiencia. Pero mejor que yo lo expresa Francisco Umbral en Mortal y rosa, libro que quizás algunos habréis leído. Para los que no: escribe unas páginas tras la experiencia de la muerte de su único hijo. Está poblado de referencias a la infancia, a la vejez, la vida en la ciudad, la literatura, etc.
Os adjunto tres fragmentitos. Recuerdo que, cuando lo leí, me interesó mucho la idea de cómo, al ir pasando los años, tras tantos libros y experiencias acumuladas, se tiende al catálogo, la clasificación erudita, a la crítica literaria, no como en los niños:


Tras leer centenares de libros, escuchar horas y horas de música, ver trillones de películas... al final quedan cuatro o cinco de cada. El resto complementan a esas cuatro o cinco. También es cierto que, en los períodos en que, por distintas razones, los libros, las películas, la música, le deparan a uno un tedio que no consigue arrancarlo de su soledad, de su exilio, a veces, digo, de pronto, ocurre: una película, un libro, o una experiencia de otro tipo, le reconcilia a uno con la vida, vuelve a alumbrar su esperanza en el arte, uno saborea como un niño, con esa sensación de saborear por primera vez, de vivir por primera vez.

Por cierto que, tras una temporada de ver decenas de películas (una al día, en general) tuve yo también mi pequeña caída en hastío -influyó, desde luego, que me contagié del virus y estuve una semana en la cama, hasta hace dos semanas. Pues bien, ocurrió, de pronto, inesperadamente: descubrí Ocho y medio, de Fellini, que fue, sin duda, una gran alegría en mi vida, y me hizo recuperar olvidadas energías que me permitieron estudiar y trabajar con entusiasmo hasta hoy.

¡Mucho ánimo con el estudio a todos!

Marcoaurelio escribió:
Para mí, el smartphone es Lucifer en su forma tecnológica. Hasta hace 4 años seguía llevando uno de esos que llamas silly, dejó de funcionar después de 10 años en uso, pero para mí son los más smart porque te dejan en paz. Lo tenía junto con una tableta que utilizábamos en casa para navegar por internet, ver noticias y demás, sin whatsapp ni nada de eso, más que nada por no irme a la silla del ordenador y que mi trasero sufriera después de un día en la oficina.

6 meses después me dieron otro smart en la empresa debido a circunstancias del trabajo. Y ahí estoy, con Lucifer y uno de sus demonios a cuestas.

Es cierto que tiene su utilidad, en mi caso la app del banco y el gps es lo único que prácticamente utilizo, pero son cosas de las que puedo prescindir ahora mismo, porque hasta hace 4 años no estaban en mi vida.

Me repatea que alguien me ponga a hacer fotos para mandar a sus contactos, y me rebosa la bilis cuando estoy con alguien que su foco de atención es el móvil en lugar de la actividad que toca hacer.

Tengo whatsapp debido a "otra fuerza" que me obliga, pero por mí volveria ahora mismo al silly. Cada día pienso en ello, pero desgraciadamente no me lo puedo permitir.

Cuando quiero concentrarme en algo, empieza el teléfono. Y si no respondo, entonces me llaman preguntando qué pasa que no respondo.

Sólo faltaba la repugnancia del teletrabajo. Mi trabajo no es de hablar mucho, pero en mi pc tengo Circuit y Teams, muchas veces me llaman por uno cuando hablo por el otro. Y cuando se junta con el móvil de empresa, tengo que respirar hondo.

Respeto a la gente que se incline por este tipo de tecnología, ante todo soy tolerante. Pero sólo quiero que me dejen en paz y que entiendan que si a ellos les interesa, no es motivo para que a los demás también.

Asqueroso.

Ah, y tampoco veo tv, no me interesa. Alguna serie de vez en cuando en netflix, pero ahora mismo tengo otras cosas que hacer y la he reducido a cero inconscientemente.

Anuska- escribió:
A mí me empezaron a enseñar a leer con 4 años, desde la infancia leyendo día y noche, y desde que estoy en la UNED el más feliz

Una vez perdí el móvil, pasó tiempo, unos 15 días hasta que me hice con otro. Pasé del vértigo inicial a la extrema felicidad, recordé lo alucinante que era vivir sin comunicar impresiones a cada rato y sin ser "geolocalizada" en todo momento. "Pero es que no sé donde estás?, pues por ahí"

¡Esas vacaciones donde ni te acuerdas del móvil, del portátil y ni siquiera te acercas a una pantalla!, ¡felicidad suprema!. Por cierto, y hablando de móviles. Una persona muy cercana hace como deporte boxeo, y como es lógico alguna que otra vez se habla del tema pero bastante superficialmente ya que no es algo que me interese, tampoco jamás he buscado nada de boxeo ni en el móvil ni en el portátil.

¿Diríais que estoy alucinando cuando en la aplicación de instagram que utilizo ocasionalmente aparecen con bastante frecuencia cosas de boxeo en el buscador?. Me inclino a pensar que tengo mi vida expuesta al mundo exterior sin candados ni alertas, pero como no quiero ser agobios intento no pensar en ello y seguir mirando mi cuenta del banco, pagar con el móvil, tener mis datos personales, etc, etc, en el dichoso aparato. Eso sí. Sueño con el día en el que sólo lo utilice para comunicarme con los míos. Nada más.

Anuska- escribió:
Por eso no tengo cuenta en ninguna red social

En cierta ocasión vi a Leo Bassi en una de sus actuaciones dejando de hacer lo que estaba haciendo para tirarse un bote de miel por encima. Ante las miradas interrogativas del público, dijo una frase que siempre he recordado: "Si eres imprevisible, nadie te puede controlar".

Lo que viene al caso de la vigilancia a la que nos someten las redes sociales y el tardocapitalismo ávido de propaganda en que vivimos. Me preocupa lo justo, la verdad: he tenido decenas de experiencias como la que Anuska describe de empezar a recibir publicidad de cosas relacionadas con mi día a día... Me suele dar igual, la verdad. Pero intento (no siempre lo consigo) tener un día a día lo más variado e imprevisible posible, de modo que los algoritmos que intentan predecir mi comportamiento e intereses al menos lo tengan difícil. Así, muchos días creo que no tienen claro si mostrarme propaganda de juegos de rol, ciencia ficción, arquitectura barroca o utillería sadomasoquista. Como leí nosedónde, en el espíritu de Bassi: "si no puedes vencerlos, confúndelos".

Mi lista de recomendados del Kindle y de Spotify es también pa verla.

Ayer fue el día del libro. Me ha llegado esta pequeña delicia:


www.facebook.com/AyuntamientodeTotana/videos/542124379822452/

Tengo que reconocer que me está costando muchísimo terminar "A la sombra de las muchachas en flor". No he abandonado porque, por lo que he leído por ahí, la cosa se anima a partir del tercer volumen, pero me está pareciendo que el que va a estar buscando el tiempo perdido voy a ser yo.

jajajajaja.... erbonono, por lo que comentas me pareces un buen lector de esta novela, en serio. Bueno, ya veo que va llegando el momento de la verdad.....