(Odette)…ella le miró fijamente, con ese mirar desfalleciente y grave de las mujeres del maestro florentino que, según Swann, se le parecían; los ojos rasgados, finos, brillantes, como los de las figuras botticelescas, se asomaban al borde de los párpados como dos lágrimas que se iban a desprender. Doblaba el cuerpo como las mujeres de Sandro le doblan, tanto en sus cuadros paganos como en los profanos. Y con un ademán que, sin duda, era habitual en ella y que se cuidaba mucho de no olvidar en aquellos momentos porque sabía que le sentaba bien, parecía como que necesitaba un gran esfuerzo para retener su rostro, igual que si una fuerza invisible le atrajera hacia Swann. Y Swann fue el que le retuvo un momento con las dos manos, a cierta distancia de su cara, antes de que cayera en sus labios.
¡Oléee! Buena manera de comenzar la mañana y el verano
¡El capitán araña vuelve a la carga!