Me has recordado algo. Hará más de veinte años. Iba al trabajo. Delante de mí iba una mujer joven. Me fijé en ella porque era muy alta y llevaba el pelo mojado y olía a gel de baño.
Estábamos unos cuantos en la mediana de la avenida, esperando el semáforo en verde para cruzar, cuando apareció un tipo en coche. Iba en dirección contraria, tocando el claxon para que los demás coches se apartaran. Por suerte no pasaba ninguno. Se paró enfrente de nosotros, mirando con una cara de odio y maldad como jamás he visto en mi vida. Empezó a gritar a la mujer del pelo mojado, ¡Monta!, ella, tímidamente, ¿qué pasa? ¡Que montes te he dicho! Ella muy seria subió al coche. Todos los que estábamos alrededor nos quedamos mirando perplejos cómo el coche se iba. Hoy día, con el uso habitual de los móviles, habríamos cogido nota de la matrícula y llamado a la policía. Ese episodio no se me olvidará nunca.