El problema de una obra tan larga es, como tú mismo has dicho, que hay tomos, o partes de tomos, que interesan más o menos. El personaje de Darley no me gusta demasiado, me parece un pringado aficionado al onanismo mental, y por eso puedo decir que la narración en tercera persona me gustó más. Pero no imagino a esta obra escrita enteramente en tercera persona. Me pregunto cómo hubiera sido si hubieran intervenido diversos narradores (sí, ya sé que aparecen cartas de unos y soliloquios de otros, pero son excepciones que se intercalan en los tres tomos en que Darley es el narrador). Me hubiera gustado leer los puntos de vista de tres o cuatro narradores en pie de igualdad, por así decirlo. Bien, Justine aparece como un personaje muy oscuro, sobre el que no deja de flotar un enigma, enigma que obviamente se esfumaría si narrara ella. Lo mismo diría de Naruz. Pero personajes como Liza, Leila, Pursewarden, Clea, incluso Nessim, que no resultan tan enigmáticos (y al mismo tiempo no excesivamente cómicos o extravagantes, como Pombal o Scobie, o irrelevantes como Keats) como los otros, pues me hubiera gustado oírlos.
Sobre el tomo final
para mí es el peor, y la conducta de Clea al principio no se entiende y me resulta antinatural, pero aún más antinatural es la explicación: Clea está enamorada de Amaril. Y, la guinda, Darley se da cuenta de ello como por inspiración divina. Igual es que no he prestado atención, pero no he visto nada que pudiera sugerir tal cosa, a diferencia de la relación entre Liza y su hermano, que nada más aparecer juntos con Mountolive, única vez en que se les ve juntos, ya se huele uno que pasa algo raro. Lo primero que pensé yo es que, en realidad, no era su hermana
En definitiva, en mi opinión una buena obra, con partes muy buenas y otras no tanto, que me alegra haber leído, pero no pertenece al club (muy minoritario; novelas que me gusten hay muchas, que me impresionen de verdad, muy pocas) de obras que volvería a leer.