Alma escribió:
Qué importa el día si la nueva es buena. No digo que no lo sea, pero hoy he sacado de la biblio El hombre duplicado, Los caminos del destino, La utilidad de lo inútil, y El manual para mujeres de la limpieza. Si sumamos una novela de terror en español e inglés (por aquello de practicar) que me llegó ayer, una suerte de biografía que recogí anteayer, el Breviario de Cioran y varias obras más que no he empezado, pues... Me faltan horas. Tal vez más adelante.
Gracias Alma. Para otra vez será.
A todos
No obstante, no ceso en mi empeño de abrir boca. Así que dejo esto
Los hermosos años del castigo: atmósferas y densidad emocional
Los hermosos años del castigo (
I beati anni del castigo, 1989) es uno de esos libros que se leen en una especie de nebulosa, que penetran en la carne del lector como la gota lenta y constante que horada la piedra. El de Fleur Jaeggy es un libro de atmósferas, de ambientes enigmáticos y opresivos que gravitan en torno a los personajes y sus emociones. Como indica Enrique Vila-Matas, «al dejar sólo en pie lo esencial, no tiene a veces salida más natural que la inteligencia y la crueldad«.
Nos encontramos con una prosa muy personal. El trabajo de Jaeggy, vertido al castellano por la traductora Juana Bignozzi, es sutil y frío, de frases breves y cortantes. Pese a ello, la textura de la prosa es satinada, capaz de transmitir emociones ocultas justo a través de lo que no dice. Es una escritura de vacíos, de volúmenes ausentes, de profunda densidad emocional.
Así, la escritora suiza juega a crear un mundo etéreo y flotante, ofreciendo al lector una historia (o, más bien, un viaje de conciencia) que se lee a través de un velo que difumina los bordes de los personajes y modela la trama a través de la sugerencia y el silencio.
¿No es más convincente?