Anquises escribió:
Entelequia escribió:
Disiento. 17 autonomías con 17 contenidos diferentes en sus planes de estudio. Aparte de metodología algo va a tener que ver el contenido de las asignaturas (sobre todo las de "letras").
Sí, eso también es un problema y no pequeño precisamente. Es solo que considero el otro, el de la metodología, el principal.
Pensemos ¿qué es deseable que un chaval saque de provecho tras su andadura por la enseñanza obligatoria? ¿qué es lo mínimo? ¿qué es necesario? No son preguntas retóricas, realmente me gustaría saberlo.
Yo creo que el problema no es de metodología ni de contenidos, sino de que, directamente, no se piensa.
No se piensa en un plan a largo plazo. No se piensa en qué educación deseamos ni para qué la deseamos. Cada gobierno parece que quiere pasar a la posteridad por haber aprobado una ley de educación. Esto nos conduce a problemas de orden práctico, como, por ejemplo, a que de pronto sobran profesores de unas asignaturas y faltan de otras, conduciendo a casos tan alucinantes como el de un compañero de mi mujer, profesor de Filosofía, al que ofrecieron, para no desplazarle del instituto en el que trabajaba, que diera clases de Tecnología Alimentaria en un módulo de Cocina. O un profesor de Educación Física dando Francés. U otro de Física impartiendo Geografía e Historia. A que los equipos directivos estén copados por los profesores de Tecnología… Otra consecuencia de la proliferación de leyes de educación es que no hay modo de evaluar si realmente son buenas o no, ya que para hacerlo adecuadamente necesitaríamos, por lo menos, una generación de alumnos que hayan recorrido el sistema por completo.
No se piensa en para qué queremos la educación, porque si se hiciese no se explicaría que la inspección educativa se dedique a presionar a profesores para que aprueben a alumnos que no saben hacer la o con un canuto.
No se piensa en los temarios, ni en el tiempo material que hay para darlos. Hay temarios que en una asignatura universitaria nos parecerían excesivos y que, naturalmente, hay que recortar por todos los lados para que no se queden en una mera enumeración inconexa de datos. Hay temas que se tratan en dos asignaturas diferentes y otros en ninguna.
No se piensa en cómo abordar la enseñanza de idiomas. Porque la inmersión de un grupo de treinta alumnos, con un nivel cuestionable de inglés, en una clase de Geografía en ese idioma con un profesor que se sacó el B2 raspadito hace diez años es una buena forma de que no aprendan ni Inglés ni Geografía.
No se piensa en cómo se van a poder aplicar las nuevas metodologías. Lo de los grupos de trabajo es una buena idea, pero aplicarlo en un grupo de treinta y muchos alumnos en una clase construida para veintitantos no es tarea fácil.
No se piensa en cómo atraer a personal competente y motivado a la carrera docente y cómo mantenerlos motivados.
No se piensa en cómo financiar las leyes. Porque eso de los profesores de apoyo, de los lectores de idiomas, de los orientadores… está muy bien, siempre y cuando haya dinero para pagarlos.
Y si se piensa, solo se piensa en como ganar las elecciones dentro de cuatro años.