Dios no se puede imaginar, porque todo quedaría chico. Entonces Dios es una idea. Ahora lo importante es saber que hacemos con esa idea. La Santa Iglesia nos enseña que es bueno eterno todopoderoso omnipresente y eterno y que está sentado en un trono. Desde allí partimos hacia la primera parte del Génesis. Dios era la Palabra y la Palabra era Dios, desde allí creo el mundo, etc. También creó al hombre y a la mujer. La mujer come del fruto del Árbol del Conocimiento y Dios para que no seamos como Él puso un Querubín custodiando el Árbol de la Vida. Pues bien, partiendo de esta verdad Bíblica podemos llegar a la conclusión de que Dios conoce el Mal y lo conoce mejor que nadie y Dios también tiene libre albedrío. Ergo si Dios conoce el Mal también puede hacer maldades. Pero la Santa Iglesia Católica nos enseña otra cosa. Pues bien, yo estoy aquí para enseñarles cosas nuevas. Que son verdades Bíblicas.
Pero no me quiero centrar en eso solamente. Llegar a la Perfección en esta vida terrenal sería comer de ese Fruto de la Vida que no es otra cosa que la fe. Tener fe en Yahveh y seguirlo hasta que Él mismo nos conduzca al Árbol de la Vida. Y la pregunta que queda flotando es ¿Cómo comemos del Fruto de la Vida Eterna? A través de la palabra. Nuestras palabras al igual que nuestros pensamientos son Dios y hay que cuidarlos. Por medio de la palabra se llega al Árbol de la Vida. No nos olvidemos de que Dios es la Palabra por Supremacía. Entonces con la palabra ser puede llegar a la Perfección que es ser Palabra y que la Palabra sea nuestro punto de encuentro para la Perfección que nos invita el Evangelio. Ahora bien, ¿Cómo utilizar la palabra? Diciendo siempre la verdad y diciendo la palabra justa en momento indicado. También uno se puede dedicar a la escritura, pero eso es más bien para pocos. Dándole la palabra justa al prójimo cunado la necesita es producir un cambio en el otro. En un dialogo justo con el otro se puede llegar a sacar conclusiones sobre la vida sobre temas filosóficos sobre cualquier tema. También el Buen Espíritu cuando habla hay que saber escucharlo. Porque nosotros a través de la Palabra nos transformándonos en el Buen Espíritu. Llegando así a la Perfección que quiere Dios de nosotros. Que al final no es otra cosa más que Ser como Él. Lo que nos prohibido al principio, no dejando comer del Árbol de la Vida, ahora nos lo ofrece a través de la Palabra. Venimos del la Palabra y somos Palabras y vamos hacia la Palabra siempre.
Emanuel Tomasin Borda.