Alma escribió:
Los demonios es mi novela favorita de Dostoievski, la he leído tres veces y si no hay imprevistos hago cuentas volver a leerla muchas más.
Compartismos el gusto.
Alma escribió:
Raskolnikov (personaje de lo más sobrevalorado en mi opinión) esboza su particular teoría del superhombre.
Su interés radica en la lucha que tiene lugar en su interior. No deja de ser la consecuencia lógica del funcionario del subsuelo, pues se trata del individuo atenazado por la sociedad que decide salir fuera e imponer su criterio. Le resta atractivo su genuflexión ante la fe inoculada por Sonia. Había transcurrido poco tiempo desde la llegada de D, tras su cautiverio en Siberia, adonde se tornó furibundo creyente. Las analogías entre el final de la novela y su experiencia allá parecen claras. Estoy de acuerdo en que el
Übermensch nietzcheano converge en muchos planos con Raskólnikov.
Alma escribió:
Para mí el personaje más lúcido [...] es Stavrogin. El mejor personaje que me haya encontrado, no solo en Dostoievski, sino en toda la literatura que haya leído.
Recuerdo perfectamente la primera vez que lei
Visita a Tihorn. Espeluznante; quedé paralizado preguntándome cómo alguien pudo escribir cosa semejante. Una lástima que no lo publicaran en su día. No me parece correcto que en las ediciones actuales aparezca en último lugar. Al menos, así es la de Alba y en la de Alianza. Stavrogin es un personaje muy complejo, pero yo diría que acabó disolviéndose en el más complejo Iván Karamázov. Kirillov me sulta el más interesante de todos ellos.
Alma escribió:
El superhombre no existe ni existirá, pero en mi mente tomaría el nombre de Nikolai Stavrogin. En menor medida el hombre del subsuelo y Svidrigailov.
Yo opino que ninguno de los tres se adecua plenamente al
Übermensch, en tanto que concepto ético transgresor. El funcionario es un rebelde atolondrado que emerge para desafiar a una sociedad hechizada con los valores transmitidos por el Occidente culto. Svidrigáilov es seguramente el personaje más misterioso de cuantos perfilara D, pero no deja de ser un Raskólnikov perdedor. Esto es lo que, a mi modo de ver, quiere transmitir D: el uno no encuentra el camino, luego su final es de este modo; el otro sí lo halla (tras febril pesadilla en cárcel siberiana), luego se salva. En
Crimen y Castigo, D todavía no ha profundizado en los distintos matices y las muchas consecuencias que supone el
Übermensch que él contempla, y que representa la herencia más indeseable de las corrientes de pensamiento que dominan la Europa culta durante el S. XIX.
Por último, Stavrogin es de nuevo una consecuencia lógica de Raskólnikov, o, si se quiere, de Svidrigáilov. La pregunta que debemos hacernos es: ¿qué motiva a Stavrogin a actuar como actúa? No es sencilla de responder. No parece que posea determinada guía de conducta. Se trata de un tipo hastiado, que se dedica a experimentar con los demás para descubrir sus reacciones. Lo atractivo es que en ocasiones lleva dichos experimentos hasta la más extrema nocividad, sin ningún escrúpulo. Pero esto es el mal aleatorio, no el
Übermensch.