Supongamos que yo pregunto ¿Era Platón realista o idealista?
Pues bien, contestar a esta pregunta no es fácil. O mejor dicho, no es que no sea fácil sino que caben ambas respuestas. Y caben ambas respuestas porque los conceptos “realismo” e “idealismo” no son conceptos fijos sino que dependen de cada concepción filosófica. Lo que para un filósofo puede ser considerado como realismo para otro filósofo, o en otro momento del acontecer o del devenir histórico, puede ser considerado o juzgado como idealismo. Es interesante observar como en la trayectoria de un filósofo caben distintas concepciones de lo que ha de entenderse como “realismo” o como “idealismo” a medida que va madurando su filosofía.
Platón era realista en el sentido de que postulaba la existencia de un mundo real, o mejor dicho, de un mundo trascendente, que constituiría la verdadera realidad, al mundo de los fenómenos y que acababa por considerar a éste (al fenoménico) como una simple sombra de aquel (mundo Ideal). Hoy en día se juzgaría esa doctrina como idealista. Hoy en día se juzga como idealista toda aquella doctrina que no parta del aquí y del ahora. El no partir del aquí y del ahora es considerado, y con razón por Heidegger, por ejemplo, como pura ontoteología, es decir, como idealismo.Y por tanto, y en este sentido, tan idealista sería Platón, como santo Tomás o Hegel.
Es decir, Platón no sería idealista en el sentido de que Platón juzgase que ese mundo Ideal residiese únicamente en su mente y que no tuviese más realidad que la misma. No, Platón juzgaba que ese mundo tenía realidad más allá de su mente y que además constituía la verdadera realidad o la realidad verdadera. Platón sería juzgado en la actualidad como idealista porque partiría de ese mundo (el Ideal) para explicar este mundo terrenal. Es decir, hoy en día se juzgaría como idealismo todas aquellas concepciones que tratan de “ver” este mundo (el terrenal) Sub specie aeternitatis. Es decir, como si el hombre tuviese la capacidad de remontarse por encima de este mundo, y de sí mismo, y fuera capaz de ver este mundo desde lo eterno, lo necesario y lo inmutable.