Y ya para teminar voy a citar un resumen de un epígrafe de la Historia de la filosofía de la BAC. Se trata de la concepción especulativa que tienía Nietzsche sobre el universo. Él creía en un universo eterno y cíclico. Se trata, en realidad, del universo que dvillodre1 nos quiere "colar" como una evidencia científica.
Muy pocos autores han señalado este aspecto de Nietzsche con el detalle con que lo ha hecho el P. Teófilo Urdánoz. Naturalmente, quien pueda irse a los textos originales de Nietzsche encontrará en ellos esto mismo pero de manera mucho más pormenorizada. Pero en las historias de la filosofía al uso la concepción del universo de Nietzsche es un aspecto que se pasa un poco por alto. Y es que Nietzsche fue un pensador muy poco sistemático, como tantos otros. Cuando las historias de la filosofía al uso exponen las ideas de Nietzsche suelen hacer hincapié, sobretodo, en sus ideas éticas. Pero los pilares de la filosofía de Nietzsche descansan sobre su concepción del universo que, a fin de cuentas, determina a todas nuestras voluntades de poder. Yo creo que no se puede hablar de la voluntad de poder sin apenas mencionar la concepción del universo de Nietzsche, como hace Sánchez Meca en su libro
Nietzsche. La experiencia dionisíaca del mundo, donde casi no se dice nada sobre la estructura del universo. Eso sí: hay que tener en cuenta que el libro de Sánchez Meca no es un manual, por lo que hay cosas que las da por sabidas.
Sin embargo, el P. Teófilo Urdánoz quiso intentar explicar un poco al detalle cómo entendía Nietzsche que era el universo. La explicación se encuentra en el
volumen V de la Historia de la filosofía de la BAC, pp. 511-515. El epígrafe lleva por título "La estructura cósmica".
Nietzsche volvió los ojos a los clásicos para inspirarse en su concepción del universo. Pero mientras estos describieron el cosmos basándose en la observación (limitada a lo poco que da de sí la vista humana), en Nietzsche no hay nada de ciencia en sentido experimental. Lo cual no obsta para que su concepción del "mundo" sea de obligada lectura y conocimiento para todo filósofo y/o científico que se precie.
Para quienes estén siguiendo este hilo -mi más sincera enhorabuena, ¡menuda paciencia!-, les irá bien para saber de qué estamos hablando cuando decimos que el universo cíclico es una especulación no probada experimentalmente, aunque sí teóricamente, es decir, matemáticamente (como tantos otros tipos de universos). Lo difícil y definitivo, por supuesto, es probarlo empíricamente.
Señoras y señores, ante ustedes, el universo cíclico de F. Nietzsche: La estructura cósmica.
"La imagen del mundo que Nietzsche se forma está basada en el concepto de
fuerza. El mundo es
«un sistema de fuerzas», se constituye por un conjunto de fuerzas en
constante acción y movimiento, con infinitas variaciones y combinaciones en un tiempo infinito; pero la cantidad de fuerzas en el universo es finita. Se trata de fuerzas eternamente activas, cuyas infinitas combinaciones producen siempre algo nuevo. Sin embargo, no producen infinito número de sistemas de fuerzas, porque la cantidad de fuerza en el universo es constante, según el
principio de la conservación de la energía de Helmholtz y Joule de 1843.
El mundo, por tanto, está constituido por
solas fuerzas en constante actividad creadora, cuyas infinitas combinaciones son las cosas. Tal es su principio supremo sobre la realidad del mundo. Pero insiste igualmente en que el universo es
finito, porque la cantidad de fuerza es finita. Una fuerza infinita es algo contradictorio. La infinitud de las combinaciones entre fuerzas se da por parte del tiempo, sin principio ni fin, en que estas fuerzas se mueven. Mas el número de combinaciones y sistemas de fuerza nuevos que pueden producir es finito. Por tanto, tenemos que lo que es infinito son las combinaciones entre las finitas fuerzas, que dan lugar a un número finito de nuevas fuerzas (que producen las cosas) en un
universo finito pero eterno.
Nietzsche señala también la persistencia de las fuerzas en el universo en cantidad eternamente igual, según el principio de la conservación de la energía. Por otra parte, tampoco la tendencia de las fuerzas cósmicas es a un equilibrio perfecto, a un estado de reposo, porque, en un tiempo infinito, éste se hubiera dado ya.
Tales son las premisas de las que Nietzsche «deduce» la conclusión central que es la base de su concepción del
eterno retorno. El conjunto de las fuerzas cósmicas, en su continua e infinita agitación de acciones y reacciones en equilibrio inestable, produciendo siempre un número finito de formas nuevas, sigue
«un proceso circular», una eterna repetición de ciclos. La producción de formas nuevas está repitiéndose incesantemente, pues no hay variaciones hasta el infinito. «Ya no hay nuevas posibilidades, y todo ha sido infinito número de veces». Nietzsche cree que dicho
proceso circular o eterno retorno está avalado por el
principio de la finitud y persistencia de las fuerzas. En todo caso, la negación de tal círculo eterno llevaría a la hipótesis de un Dios creador a través del encadenamiento de causas y efectos, lo que es rechazado a priori como fantástico.
Sobre la naturaleza de estas fuerzas cósmicas, él las considera de
carácter físico, a semejanza de las
fuerzas mecánicas. Pero si la mecánica las concibe cuantitativamente, Nietzsche las va a considerar
cualitativamente, y, por tanto, indivisibles. La concepción del vitalismo universal es en principio excluida. Sin embargo, de los cambios y combinaciones de estas fuerzas físicas brota la
vida, por lo que en el organismo vivo estas fuerzas físicas y químicas pasan a ser vitales. Nietzsche llamará también fuerzas a todas las energías de orden psíquico y hasta espirituales. En último término,
todo se resuelve en las mismas fuerzas cósmicas y sus combinaciones, que en el fondo las va a identificar con la
voluntad de poder. De ahí su expresión: «El mundo entero es la ceniza de innumerables seres vivos». Lo que ahora es inorgánico, en otro ciclo podrá ser viviente.
En el mundo, pues, «todo es fuerza». No existe, por ende, la materia, como sustrato de estas fuerzas. La materia, como el espacio, es una ficción, una «forma subjetiva». Esta negación de la materia va también unida a la frecuente negación de los átomos. Nietzsche
rechaza el atomismo materialista, lo mismo que manifiesta su repulsa contra el puro mecanicismo que implica los conceptos de materia y causas agentes. Todavía es más frecuente la conexión entre el rechazo de la materia y del átomo con la
negación del alma y de toda sustancia o cosa en el mundo, como en seguida dirá. Nietzsche es, por lo tanto, ajeno al materialismo clásico de «materia y fuerza». Pero su dinamismo de las puras fuerzas físicas no es en el fondo menos materialista.
Se ha de destacar, finalmente, que la imagen nietzscheana del mundo, con todos sus sistemas de fuerzas, es de ser
un caos. La idea del caos se opone a la noción de un todo ordenado, a la manera de un organismo. Supone la negación en él de todo entramado y concatenación de causas y efectos, y de toda finalidad, porque la causalidad no existe, ni menos las causas finales. Todo el movimiento cósmico está regido por la
necesidad fatalista, por el azar o el destino, a cuya idea vuelve de continuo Nietzsche. De ahí su descripción final del mundo como un inmenso torbellino o «mar de fuerzas», en que éstas se agitan entre sí y se transforman eternamente, «en un flujo perpetuo de sus formas»."
Pues bien, de este resumen de la exposición del cosmos de Nietzsche que efectúa el P. Teófilo Urdánoz, yo destacaría una frase que no he querido resaltar en el texto entrecomillado para citarla, aparte, en exclusiva:
"
En todo caso, la negación de tal círculo eterno llevaría a la hipótesis de un Dios creador a través del encadenamiento de causas y efectos, lo que es rechazado a priori como fantástico".
La pongo en negrita, sin ánimo de abusar de la tipografía -como reza una de las normas del foro-, porque creo que aquí está el quid de la cuestión. Creo que ahora se entiende por qué los defensores de la teoría hermenéutica y, en general, todos los seguidores de Nietzsche y "los hijos de Nietzsche" -como gusta llamar a Heidegger, Gadamer y a otros la profesora Oñate-, tienen tanto empeño en mostrar que eso del Big-bang es pura "fantasía". En fin ...