Xna escribió:
Sí, Xna, eso está claro. Aunque lo que ya no está tan claro es qué pueda ser una "neutralidad ontológica" y en qué sentido eso constituya un problema filosófico o la respuesta a algún problema filosófico. ¿De qué hablamos cuando hablamos del Dasein? ¿Es algo más que palabrería? ¿Nos puede ser de utilidad en nuestro recorrido filosófico personal o solo para posturear con nuestros amigos "filósofos" mostrando nuestra familiaridad con Heidegger?

He leído varias veces el artículo de Modesto Berciano que enlazó Futaki y he llegado a algunas conclusiones. La primera de ellas es que el concepto de Dasein evolucionó en Heidegger a lo largo del tiempo, resultando ser bastante diferente al final del camino que al principio (en "Sein und Zeit" y el trabajo de 1928 ampliatorio del concepto de Dasein en aquella obra publicada un año antes). Creo que el concepto más interesante es el de este primero y no su evolución posterior.

Antes de exponer mis ideas al respecto me gustaría proponer mi método de trabajo en Filosofía: a la hora de interpretar lo que dice un filósofo hay que buscar en qué contexto aparece la obra de ese filósofo, cuál era la opinión generalizada en su tiempo y cuál es la vía de ruptura del filósofo con ese pensamiento dominante. Es decir: ¿contra qué filósofos pensaba Heidegger (pónganse nombres y apellidos)? y ¿en qué atolladero estaba metido el pensamiento de la época, del que Heidegger buscaba la salida (pónganse creencias, ideologías o pensamientos total o parcialmente dominantes)?

Entonces cabe esperar que un concepto como Dasein, contrapuesto a otros conceptos con los que este nuevo combate, nos ofrezca su significado más allá de un simple nombre, un flatus vocis, y en qué sentido pueda ser revelador para nosotros de algo importante.

Un saludo.

Por desgracia no he encontrado en Internet una edición gratuita en alemán de las clases de Heidegger de 1928, así que solo he podido utilizar el artículo de Modesto Berciano, pero posiblemente con esto nos puede bastar para nuestra aproximación al Dasein; vamos a suponer que es fiel al pensamiento de Heidegger. Citaré a Berciano según la edición del enlace que proporcionó Futaki.

Para aproximarnos al problema al que pretende dar respuesta el concepto de Dasein, partiré de la siguiente afirmación de Heidegger: "La esencia fundamental del Dasein aislado metafísicamente se centra en la libertad" (Berciano, página 443). Y más adelante dice Berciano (Berciano, p. 444): "Un paso más en la caracterización del Dasein se da en las clases de 1930: La esencia de la libertad humana (...) Según este paso, lo más originario es la libertad".

Ahí tenemos un problema de verdadera enjundia filosófica, el problema de la libertad del hombre. No hace mucho se ha venido discutiendo en el Foro sobre el libre albedrío, y ciertamente es no solo un problema metafísico de muy difícil solución sino de enormes consecuencias para las sociedades humanas. La posibilidad de la libertad es el fundamento de la Ética y de muchos modelos políticos y sociales (y correlativamente, de contrario, la negación de la libertad es el fundamento de otros modelos políticos y sociales).

Así, estableceré como hipótesis de partida que el concepto de Dasein pretende ser la base metafísica de la postulación de la libertad humana. Digo metafísica no en el sentido de que se trate de un concepto propio de una Metafísica, sino en el sentido de diferente a la opción de establecer una base física a la libertad: por ejemplo, como hicieron los epicúreos con el clinamen, o algunos puedan pretender hacer con el "principio de indeterminación" de Heisenberg. El concepto de Dasein está más allá (y fuera) de la Física, y por eso lo he calificado de metafísico, como por otro lado hace el propio Heidegger en el primero de los textos que acabo de citar.

Pero, decir que la libertad es un rasgo esencial del Dasein no es nada nuevo, es lo que han dicho de la existencia todos los existencialistas. Y lo mismo pasa con la neutralidad del Dasein, si con esto se quiere expresar el carácter indeterminado de la existencia (así entiendo la interpretación de Xna). Que nuestra existencia es algo no predefinido y estamos obligados a concretarla con nuestras decisiones es otro de los lugares comunes del existencialismo. Decir que el Dasein es un estar en el mundo, que es un tener que hacerse, que es libertad, es lo mismo que decir que el Dasein es la existencia. Entonces, ¿qué justifica el neologismo?. Y en general, me gustaría saber si Heidegger añade algo a lo que han dicho otros existencialistas, ¿dice algo sobre la existencia humana que no hayan dicho con mayor claridad Sartre u Ortega?

En este día tan señalado no puedo por menos que acudir a la imagen del Dasein de Ortega, como estar ahí bien, en su mismo ser ahí, bien

Pedro Pablo escribió:
Enfrentados al mismo problema Sartre, Ortega y Heidegger, al mismo "statu quo" ideológico y bajo parecidos supuestos ontológicos de partida (ateísmo, rechazo de la esencia), no será nada raro que las soluciones de todos ellos sean parecidas. Difícilmente podríamos esperar lo contrario, creo yo. Sin embargo pienso que acabaremos encontrando rasgos diferenciales en cuanto a los elementos constitutivos del Dasein y la forma de relacionarse este con el Mundo (Da-sein).

Desde luego podrían los filósofos utilizar el mismo término para conceptos similares, sin perjuicio de dedicarse a matizar y dar un perfil personal a tales conceptos. Nos evitaríamos muchos quebraderos de cabeza, pero cada cual tiene el prurito de acudir a la invención y la novedad y habrá que soportar el divismo asociado inevitablemente a ello.

Un saludo.

Dasein es un ente. De entre todos los entes es el ente ejemplar, pues se pregunta por el ser de los entes que le rodean, por su propio ser y por el ser en general. Dasein (ser-ahí) no es conciencia, lo que le separará de las investigaciones de Husserl, tampoco es sujeto. La esencia del Dasein, su qué es, su definición, no es la libertad, es su existencia, algo que le aleja del sujeto cerrado en torno a sí. Existencia es salir de sí. Al decir Heidegger ser-ahí, se aleja de lecturas antropomórficas, subjetualistas o existencialistas. Dasein (ser-ahí) refiere a la existencia humana. Y luego, le determinarán una serie de estructuras, ya dichas antes, como ser-en-el-mundo, mundo no en el sentido de algo externo, sino algo que le constituye. Pero la marca de este ente es el entrelazamiento en él de lo óntico y lo ontológico, se pregunta por su ser y está permanentemente abierto a su comprensión, aunque lo más relevante de este Dasein del 1º Heidegger, ya que después, tras su prolongado silencio y la kehre, momento en el que el Dasein desaparecerá de sus textos y se desplegará la verdadera potencia de su filosofía, digo que lo más relevante es que Dasein es tiempo.
Lo dejo por hoy, debo esconderme, la gripe A ha derribado a varios miembros de mi familia. Sé que soy la siguiente. Toso luego soy.

Pedro Pablo escribió:
Pedro Pablo, llevo tiempo sospechando lo mismo que tu sobre Heidegger…

Xna escribió:
(Subrayados míos.)

No te entiendo bien, Xna. Si Heidegger se aleja de "lecturas existencialistas", ¿cómo es posible que Dasein "refiera a la existencia", cuando la referencia a la existencia es precisamente la lectura existencialista por antonomasia?

Para hacernos cargo de la situación a la que se enfrenta Heidegger (y los filósofos existencialistas en general) creo que conviene echar un poco la vista atrás, a principios del siglo XVI cuando se suscita en el pensamiento occidental moderno el problema del libre albedrío.

Hasta ese momento, las cosas estaban más o menos claras, bajo el predominio de la doctrina aristotélico-tomista. Un sustrato de materia (causa material) coincidía con una "essentia" o "ousía" (causa formal) que determinaba qué clase de individuo era cada uno: si era un hombre (homo sapiens) o una jirafa, porque disponía de la esencia de hombre o jirafa y, a la vez, qué clase de hombre o jirafa era (determinado por la materia). La esencia de todos los hombres era la misma, pero cada uno era cada cual en tanto hombre, porque tenía una causa material distinta: es la materia la que determina la individualidad. Por eso sostenía Santo Tomás que los ángeles (espíritus puros sin materia) no eran propiamente individos, sino que, al no tener materia individualizante, cada ángel tenía una esencia propia: Gabriel, Miguel y Rafael no tenían una esencia angelical común, sino que cada uno tenía una esencia diferente, al no disponer de materia corpórea y, por tanto, no poder individualizarse sino como esencias diferentes.

El plan divino para el Mundo era el siguiente: Dios insufla en un trozo de materia cierta esencia espiritual (en el caso del hombre, el alma humana) y aparece un hombre individual. Este hombre se dejará llevar por la materia (bajas pasiones que conducen al pecado) o purificará su alma (obrando bien y sin pecado). En principio, forma parte de la libertad humana dirigir su vida de una forma u otra. Y por ello recibirá en la otra vida un premio (Cielo) o un castigo (Infierno).

Pero esa forma de pensar tenía un grave inconveniente: si Dios es omnisciente y conoce el pasado y el futuro de todos los hombres, ¿no conocerá también "ex ante" si cada hombre se va a salvar o a condenar? ¿No sabrá también, antes de que el hombre actúe, qué es lo que va a hacer? ¿Qué clase de libertad humana es esa en la que la decisión presuntamente libre del hombre ya está predeterminada? Lutero llegó de forma natural a la conclusión de que cada hombre está predestinado desde su nacimiento a la salvación o a la condenación, sin que pueda hacer nada por evitarlo, pues haga lo que haga en vida eso no cambiará su destino de ultratumba. De ahí surgen dos principios del luteranismo opuestos a los dogmas de la Iglesia Católica: la predestinación y el albedrío cautivo del hombre (De servo arbitrio).

La defensa del "libero arbitrio" no era fácil. Más aún cuando, como consecuencia de la Revolución Científica, se empezó a ver el Mundo bajo una óptica mecanicista y racionalista, donde las cosas se movían bajo causas y efectos mecánicos (leyes de Newton). Leibniz ("Ensayo de Metafísica") intenta dar una solución al conflicto entre la omnisciencia de Dios y el libre albedrío de los hombres, aunque con un resultado paupérrimo y bastante decepcionante (aunque Dios sepa lo que voy a hacer, soy yo el que lo hago libremente; Dios conoce mi decisión, pero esta es libremente tomada, aunque sea conocida desde antes).

Podría pensarse que, una vez liberados del cepo de Dios (lo que empezó a ocurrir durante el siglo XVIII), el problema desaparece. Pero es todo lo contrario, pues la ausencia de Dios anula la propia existencia del alma y entonces el hombre pasa a ser solo materia y, en consecuencia, sujeta a las leyes de la mecánica física. El hombre ya no estaría atado por la omnisciencia de Dios, pero sí por las cadenas aún más fuertes de las leyes de la naturaleza.

El siguiente paso a considerar va a ser Kant.

No te entiendo bien, Xna. Si Heidegger se aleja de "lecturas existencialistas", ¿cómo es posible que Dasein "refiera a la existencia", cuando la referencia a la existencia es precisamente la lectura existencialista por antonomasia?[/quote]

Yo creo que sí la he entendido.

Dado que el Dasein no tiene esencia (quididad) y tiene un modo de ser distinto al de las cosas (Existenz), lo que le hace destacable es su preeminencia sobre los demás entes. Una preeminencia que tiene tres aspectos:

Preeminencia óntica, que consiste en que es el único ente (el Dasein) que está determinado por la existencia (su esencia es su existencia).

Preeminencia ontológica, que consiste en que el Dasein es ontológico, es decir, que comprende el
ser, su existencia; y además, comprende el ser de los demás entes que no son Dasein (por eso es el único ente que puede hacer ontología).

Preeminencia óntico- ontológica, que consiste en que el tipo de ser de cualquier ente se refleja en el Dasein.


Preeminencia que no añade Heidegger, la añado yo: El Dasein tiene una dignidad superior a todos los demás seres.