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TEMA: Actualidad de Hegel en la estética contemporánea. Rivera de Rosales.

Actualidad de Hegel en la estética contemporánea. Rivera de Rosales. 23 Ene 2015 13:02 #28195

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Comparto una síntesis de este artículo que forma parte del temario de Filosofía Moderna.

Jacinto Rivera de Rosales; “Actualidad de Hegel en la estética contemporánea”, en el libro G.W.F. Hegel: Contemporary Readings. The Presence of Hegel's Philosophy in the Current Philosophical Debates, Olms, Hildesheim, 2011, pp. 89-116.

Aquí el tema es El arte como Idea (contenido) en Hegel

Hegel sitúa el arte dentro de la esfera del espíritu absoluto, junto con la religión y la filosofía, como expresiones máximas de la comprensión del mismo contenido absoluto y eterno. El arte es un modo de llevar a la conciencia lo divino.

La diferencia que hay entre la religión, el arte y la filosofía es el modo de saber acerca de lo absoluto y de la idea. El arte lo lleva a cabo por medio de la intuición, donde se funden espíritu y naturaleza. La religión une lo divino y el mundo en la figura de Cristo; y la filosofía une en el concepto, mediante el silogismo, los términos opuestos, manteniendo sus diferencias. Por tanto, el arte, la religión y la filosofía hablan de lo mismo.

El arte es una manifestación de lo divino en la intuición, porque ahí la materia, lo natural, queda, al menos en las obras maestras, hasta tal punto transfigurada por el espíritu que le deja aparecer sensible en la máxima plenitud que ese medio le permite.

La obra o figura bella no muestra en ella nada más que la idea. Como decía Platón en el Fedro, entre todas las ideas solo la belleza tuvo la suerte de poder manifestarse en su esplendor a través del mismo velo de lo sensible, de enamorarnos y llevarnos hacia el mundo de lo esencial. Pero mientras Platón se fijaba sobre todo en los bellos cuerpos humanos y en la belleza en general, Hegel privilegia el arte como máxima expresión de lo estético. (90)

Los artistas son individuos inspirados, con una subjetividad potente. Logran conectar con la substancia y sacarla a la superficie, capaces de comprenderla profundamente. Esta comprensión se manifiesta en la obra misma, que elimina más o menos lo inesencial.

Aquí no se situaría al artista que fuera mero imitador, y al que Platón en el Fedro coloca en sexto lugar de su escala sobre la perfección de las almas, sino que el poseído por el amor a las Musas, que se sitúa en el primer rango mediante la locura.

La obra, cuando expresa adecuadamente la idea, se convierte en modelo, en ideal. Ese es el objeto del arte para Hegel. El ideal es la concreción intuible donde el material sensible se ha transfigurado en una expresión acabada de la idea.

Lo propio de toda obra de arte es (Hegel, Lecciones sobre estética. P.643) “la intuición de lo que hay en el hombre en general, en el espíritu y en el carácter humanos, lo que es el hombre y lo que es este hombre”.

El objeto propio del arte no es la naturaleza sino el espíritu, sobre todo en su ámbito de eticidad: la familia, la sociedad civil, el Estado y la historia. Las fuerzas éticas toman forma en la creación artística misma (novela, poesía…), en la vida de Cristo, o en los dioses griegos, los héroes, los personajes y sus pasiones y afectos.

El arte es una experiencia transparente del espíritu, una manifestación sensible que reside en la forma del objeto, en la coherencia de los elementos que se juntan, de los personajes y paisajes, de la inteligibilidad del tema. Depende del dominio que el artista tenga del material que está utilizando, pero lo decisivo es el asunto o contenido que se transmite. (92)

Comparación con otros autores:

-Gadamer, en la primera parte de Verdad y Método, trata de elucidar la pregunta por la verdad desde la experiencia del arte. Trata de mostrar que la verdad o experiencia de verdad no se agota en el conocimiento que puede proporcionar la metodología de las ciencias modernas. Recurre justamente a la Fenomenología del Espíritu, donde Hegel muestra cómo la conciencia atraviesa una serie de experiencias que van demostrando cada una de sus visiones del mundo, y gracias a las cuales la conciencia se alza al saber. (92)

Ese tipo de experiencias que, no siendo metodológicas o científicamente conducidas abren mundos de sentido, y ello es lo que podemos tener gracias al arte, que contiene una experiencia de verdad, pues modifica nuestra forma de percibir el mundo y a nosotros mismos. Por eso, la primera parte de Verdad y Método está dedicada al arte, al ser este un modo privilegiado de llegar a alcanzar la verdad no metodológicamente. La experiencia estética es un modo de autocomprenderse, de captarnos a nosotros mismos en nuestra realidad histórica.

-Allí se le concede a Kant el privilegio de haber fundado la estética propiamente filosófica, pero, siguiendo en ello una inspiración hegeliana, se le reprocha que la haya encerrado en un círculo meramente subjetivo, en la conciencia estética, como un asunto del gusto y de una adecuada relación entre la libre imaginación y el entendimiento.

Consecuentemente Kant habría alejado el arte de toda pretensión de verdad y a la estética del contenido, dejando a la ciencia el ámbito entero del conocimiento; no habría atendido al momento de verdad que ofrece la experiencia estética, quedándose únicamente con el criterio de la forma, de una estética formal. (93)

Podríamos objetar que, según Kant, en la experiencia de lo bello comprendemos nuestro modo concreto de ser o estar en el mundo, la posibilidad de comunicar nuestro sentir y configurar una comunidad del co-sentir, mediante el sentido común estético. (Kant, Crítica del Juicio, Parag 44).

Las obras de arte sin expresión de un contenido moral, según Kant, solo procuran una dispersión del espíritu, pues lo bello, tanto en lo natural como en lo artístico, ha de ser aquello “donde el placer es a la vez cultura y acuerda el espíritu para las ideas” de la razón. Por eso, para Kant, el verdadero arte bello no es el arte meramente agradable, superficial, que sirve para pasar el tiempo, sino aquel que ofrece una materia duradera para la reflexión y la repetición. (93)

-Mientras que para Kant es la experiencia ética la que nos acerca a la realidad en sí y a partir de la cual debemos hacer metafísica, para los románticos alemanes, como Schiller y Schelling, es el arte el que pone en obra la comprensión más profunda de las cosas, la intuición interna de la filosofía. (94)

Gadamer y Heidegger critican a Hegel que este último considera que la filosofía supera a la experiencia estética en su comprensión de la verdad. (95)

-El segundo Heidegger en “La esencia del lenguaje” sostiene que el pensar filosófico no deja atrás al arte, sino que ambos están en estrecha cercanía y colaboración, de modo que ninguno supera al otro, sino que ambos se necesitan a su manera, pues se encuentran en el mismo ámbito. En su escrito “El origen de la obra de arte” sostiene que el arte es la puesta en obra de la verdad. (95)

Para Heidegger el arte anida en la brecha entre lo dicho y lo no dicho, y nunca quedará agotado en ninguna interpretación ni concepto filosófico. El arte saca a la luz modos de verdad que no podrían darse por ningún otro medio. (96)

-A estas críticas a Hegel podríamos objetar que, en su filosofía, no puede desaparecer ningún elemento del sistema absorbido por el otro, sino que todos son necesarios como modos específicos de comprensión, de manera que sin el arte tampoco se daría la filosofía. (95)
Última Edición: 23 Ene 2015 13:03 por Tasia.
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Actualidad de Hegel en la estética contemporánea. Rivera de Rosales. 23 Ene 2015 13:08 #28196

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La teoría del fin del arte:

El fin del arte es una de las tesis hegelianas más discutidas, en nuestros días Arthur Danto, un profesor especialista en estética filosófica y en filosofía de la historia, además de un conocedor de la estética hegeliana y crítico de arte, ha publicado un libro sobre este asunto, partiendo de Hegel, titulado “Después del fin del arte. El arte contemporáneo en el linde de la historia”, que ha tenido gran repercusión en la filosofía estética de los últimos años. (103)

Expongamos la idea hegeliana del fin del arte. El arte corresponderá a la comprensión que cada cultura ha tenido de la idea. En ello hay un proceso histórico, como en la religión, la filosofía o la eticidad.

Con la llegada del cristianismo, el protestantismo y finalmente el idealismo alemán, la forma de comprensión del arte fue superada por la religión y la filosofía. Al arte se le pasó su gran época, pues la conciencia del espíritu como libertad y como infinitud ya no podía ser recogida plenamente en la forma de la intuición y del objeto artístico. El objeto artístico no puede hacer más que apuntar simbólicamente a algo que le sobrepasa, que solo queda recogido en la conciencia religiosa o en el concepto filosófico. (104)

El arte ya no tuvo el papel que tuvo en Grecia clásica, donde era la forma máxima de la verdad, de tomar conciencia de lo real y de dar razón de los actos, ya no se recurre a los poetas para fundar la comunidad y las leyes o para conferir credibilidad a las aseveraciones. (104)

Solo un cierto nivel de verdad puede ser alcanzado mediante el arte y su elemento sensible. Una captación más profunda de la verdad, menos cercana a lo sensible, sobrepasa la capacidad del arte.

El fin del arte no significa que este deje por completo de existir o de orientarnos en nuestra existencia, sino que ya no es la cuota más alta de la cultura, ni la última palabra sobre el mundo. Pero todos los elementos del sistema, incluido el arte, tienen que seguir existiendo, aunque sea limitadamente, pues la verdad no es el resultado sin más, sino todo el proceso histórico. (105)

También la filosofía ha de comprender su propia limitación, pues un pueblo no puede vivir solo por medio de conceptos, también es necesario el arte, como es necesario comer, tener familia y derechos, y amistad y naturaleza. Es decir, todos los elementos del sistema. La filosofía es una totalidad orgánica en la que todas las partes han de cumplir su función, formando un mundo de verdad, en el cual cada parte es a la vez un círculo que vuelve sobre sí mismo y tiene vida propia, pero a la vez se conecta con la anterior, cuyo problema no solucionado hereda y resuelve, y con la posterior, a la que le transmite la oposición que no ha logrado solventar. (106)

Hegel, a diferencia de Schiller, no encuentra en el arte la reconciliación histórica capaz de resolver las necesidades del progreso. Hegel se aparta de su optimismo estético del “Programa del idealismo alemán”. (107)

Las ideas comienzan a tomar mayor relevancia que la sensación en el arte cuando las figuras religiosas se dirigen hacia la belleza espiritual e interior, llegándose hasta lo feo afirmativo en imágenes de martirio, y a la máxima expresión del amor espiritual en las Madonas. (107)

Se produce una secularización del mundo y la mirada estética se va fijando progresivamente en el mundo, en los hombres y sus pasiones, y en el amor. El individuo interesa como pasión particular, como carácter, como vemos en la obra de Shakespeare.
El arte se va subjetivizando y perdiendo el contenido ideal progresivamente. El arte se fija en la vida cotidiana, en los personajes de bajos estamentos y objetos prosaicos. El ámbito del arte se amplía tanto que aparece la dificultad de decir qué es una obra de arte. (107)

Nos llegamos a cuestionar si esas obras, hechas con maestría, son o no arte. En sentido técnico lo son, pero si se habla en sentido filosófico, se ha de exigir idea interna, que el contenido sea algo verdadero y no un asunto banal.

Para Hegel en el arte romántico el espíritu se sabe como una interioridad infinita, mediante la que el artista logra conciencia de su libertad individual. Esta conciencia se inicia en el renacimiento y se acentúa con la teoría del genio. Se disuelve toda forma natural y toda belleza clásica, incluso de todo objeto sobre la base de la libre interioridad del artista. (109)

Valor de la teoría del fin del arte en la actualidad:

La teoría del fin del arte ha sido valorada tanto positivamente como negativamente. Negativamente por aquellos que piensan que Hegel solo ha tenido sensibilidad para el arte clásico, y por consiguiente su estética es inútil para captar el arte contemporáneo. Positivamente por aquellos que ahora plantean la muerte y la transformación del arte actual.
La tesis habría acabado por mostrarse como un pronóstico profético del arte actual: un arte que, representando un modo cada vez más abstracto, y con formas de presentación cada vez más extrañas, habría llegado a su fin. (108)

En el siglo XX con los ready-mades de Duchamp o el arte conceptual, cualquier objeto hecho o encontrado, o incluso seres orgánicos pueden convertirse en propuestas artísticas. La libertad del artista, insatisfecha e intranquila va derribando todos los límites antes intocables.

En ese repliegue de la interioridad sobre sí misma, la cultura se hace más reflexiva, como nos afirma Hegel, y con ello también el arte, como manifiestan las vanguardias del siglo XX, que hacían arte según un programa teórico, y más aún en el llamado arte conceptual, donde el concepto es lo determinante. (109)

-Adorno (Teoría estética) piensa que después de los campos de exterminio del nazismo es imposible un arte afirmativo, y su función reside en ser tribuna de la resistencia, de protesta contra la realidad ética, mostrando la disonancia, la ausencia de reconciliación, evitando todo consuelo adormecedor del arte bello. El arte debe ser feo para denunciar, debe golpear, ser absurdo. El arte, sostiene Adorno recogiendo la herencia hegeliana, debe llevar a la conciencia la situación espiritual de una época y de la propia cultura. Cuando el arte es disfrutado, asimilado por la industria cultural, queda neutralizado y arruinado. De ahí la necesidad de renovarse continuamente, de hacerse algo incomprensible y de producir extrañeza. (110)

-Arthur Danto habla del fin del arte de modo expeditivo. Llegó a esa idea a través del encuentro con la “Caja brillo” de Warhol. No había diferencia entre la realidad cotidiana y el arte. Aquella caja, igual a la que se encontraba en cualquier supermercado, no brillaba por su belleza o forma sensible. Lo relevante ahora era la libertad del artista, cualquier cosa podía ser arte y nada podía excluirse. Todo estaba permitido y ya no había nada históricamente exigido. Este es para Danto el periodo poshistórico del arte.

Danto pone el acento en la inserción de la obra en una teoría, en un contexto cultural y en una historia del arte. Para que algo sea arte lo importante es que trate sobre algo que dirija nuestra atención a lo desapercibido, tiene que hacerse con un punto de vista y la obra exige ser interpretada, solo esa interpretación convierte la cosa en obra de arte.

Los títulos de las obras de arte son guías de esa interpretación. También se requiere el conocimiento de la historia del arte, de las teorías que han dado lugar a esa obra, conocer la intención del artista, el entorno cultural del que parte y al que quiere decir algo. Lo que le faltaría a la obra de un niño frente a la obra de un artista que pareciera que ha sido hecha por un niño es, como diría Hegel, la autoconciencia, que la obra no es fruto de un placer inmediato sino de la reflexión y de un placer cultural. (111)

En el arte contemporáneo es además un placer que prescinde de la belleza, un placer informado. La obra de arte es como un texto que ha de ser entendido en un contexto, no basta con la mera contemplación, sino que debe entenderse desde las prácticas y contextos propios del arte, por eso Danto denomina a su teoría “teoría institucional del arte”. (112)
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