Liberal escribió:
No quiero crispar más el foro (ni intervengo para ello), sólo que el elitismo entre-líneas de cualquier tiempo pasado fue siempre mejor, que son el secrEto de vuestras respuestas, y otras actitudes me superan (como la difamación gratuita de la vida privada Marx).
Se puede discrepar educadamente sin necesidad de crispar el foro. De hecho, mucha gente de este foro lo hace así: la mayoría, afortunadamente, pero siempre están los que parecen no aceptar críticas u otras formas de ser y pensar (no me refiero a nadie en particular). Si consideras que alguien profesa esa especie de elitismo absurdo, puedes intentar argumentar por qué no compartes esa manera de proceder (moral). Creo que la paciencia es una virtud a la baja en nuestras sociedades tecnocientíficas. Acostumbrados a tenerlo todo al alcance un par o tres de "clicks", enseguida perdemos los nervios por cualquier tontería (y si es al volante ya ni os cuento). Y a esto hay que añadir los límites de este medio de comunicación, que no es a tiempo real.
Con respecto a lo de la vida de Marx, supongo que ya sabes que hay en el mercado mucha bibliografía relacionada con la vida de los filósofos. Por ejemplo
este libro, que tuve en las manos el otro día en una biblioteca. Lamentablemente se encuentra agotado, pero ya hace tiempo que voy detrás de algún ejemplar de segunda mano.
Normalmente la vida de los filósofos (y científicos) está llena de anécdotas que hoy en día calificaríamos de raras como mínimo. Parece obvio que quienes han contribuido de manera especial al progreso de la humanidad no sean personas vulgares. Y esto implica "rarezas" personales, pues no puede ser "normal" y cotidiano un Newton o un kant. Aquí "normal" significa cotidiano, vida inauténtica que diría Heidegger. Así es que no creo que poner de relieve esas "anormalidades", so pena de incurrir en el ahistoricismo y el etnocentrismo, tenga por qué implicar ninguna calumnia contra nadie.
Por ejemplo, G. Fraile dice lo siguiente de
Marsilio Ficcino en la p. 171 del volumen tercero de su (magnífica) Historia de la Filosofía:
"Nació tan enclenque, que el sacerdote que lo bautizó no pudo menos que sonreírse al ver aquel cuerpecillo «que podía caber en el escarpín de una dama florentina». Era pequeño, delgado, un poco cargado de espaldas y algo tartamudo. Sus amigos decían de él que era «un alma platónica en un cuerpo socrático»
".
Pues bien, no creo que esas líneas alberguen la intención de denigrar a Ficcino, máxime siendo quien las escribe un sacerdote, especialmente afín, se entiende, a todo lo que huela a platonismo. Se trata, en todo caso, de anécdotas curiosas.
Otra anécdota que me llamó la atención, esta vez relacionada con la biografía de
Kant. Se encuentra en la p. 11 del volumen cuarto de la misma Historia de la Filosofía. Eso sí: esta vez el texto sale de la pluma de Teófilo Urdánoz:
"Kant era pequeño de cuerpo, (sólo medía 1,52 m.) y de constitución débil, enclenque y enfermizo. Tenía el tórax hundido y el hombro derecho levantado. Sin la nobleza de su mente despejada, con su pequeña cabeza cubierta de cabello rubio y sus feas facciones hubiera resultado figura desagradable. Pero poseía un alma grande que asomaba con timidez por sus penetrantes ojos azules, y, junto con su inteligencia superior, una rara constancia de carácter y una voluntad férrea. A fuerza de orden, metódica sobriedad y sencillez, supo hacer larga y fructífera una vida de tan débil contextura corporal [...] Vivió siempre soltero, como muchos otros filósofos. «Cuando podía necesitar una mujer, no podía alimentarla; y cuando podía alimentarla, no la necesitaba». Tampoco se le conocieron amigas. El sentimiento parece ser lo que más faltaba a su alma. Le impacientaban los oradores y no mostraba ninguna simpatía por el arte. Odiaba la música, que calificaba de locura, porque le impedía hablar mientras se ejecutaba. Pues, si bien de voz tan débil que no se le oía más allá de cinco metros, era de fácil conversación y pasaba horas hablando sin cansarse.
"
A mí todas estas "rarezas" me encantan de un filósofo. Me dicen que realmente estoy delante de una persona anormal, no cotidiana. Por tanto, yo esto no lo veo como ningún intento de denigración; se trata tan sólo de aspectos curiosos de la vida de los filósofos y científicos (el padre de Newton no sabía firmar con su nombre). Yo en alguna ocasión he puesto estas anécdotas en los exámenes y no me consta que ningún profesor se las haya tomado a mal. Más bien al contrario. Si son históricamente ciertas y se hace constar las fuentes, creo que suponen un aliciente a la hora de efectuar un comentario de texto si se desea poner cuatro líneas sobre el autor del texto (sin irse demasiado por las ramas, claro).
Como sabes, Liberal, cada filósofo es hijo de su tiempo. En algunos casos puntuales la biografía de un filósofo no es ajena a su pensamiento. Tal es el caso de Nietzsche, por ejemplo. Por tanto, destacar algunos aspectos de la biografía de un autor, por estrafalarios que sean, no creo que suponga ningún tipo de difamación, sobre todo si los datos son correctos. Otra cosa sería que fueran históricamente falsos.
Saludos cordiales.