Hola,
No había reparado en este hilo. He leído la carta de Oñate y me parece correcta, pero no quisiera comentar nada más al respecto, creo que ya se ha comentado mucho.
Es cierto que comprender un análisis hermenéutico es complicado para un alumno de primero. A esto se añade que, desde mi punto de vista, tanto Marzoa como Oñate hacen un abuso del lenguaje como es el caso de Hegel, Heidegger, Deleuze, Derrida... Con esto no pretendo deslegitimar sus filosofías, pero creo que cualquiera que haya leído a estos cuatro autores reconocerá que tienen una escritura obscura. Se suele alegar que hay que acostumbrarse a su terminología y a su estilo, que una vez superado el primer escollo se nos alumbra su pensamiento. Derrida decía que quien sabía leerlo entendía a lo que se refería. Filosofía para iniciados podríamos decir.
A la complejidad de conceptos y abuso del lenguaje hay que sumar un tercer factor: la imposibilidad psicológica de entender el pensamiento griego. Estaba leyendo Teoría de la novela de Lukács y decía (Lukacs, Teoría de la novela, Ediciones Godot, 2010, p.24-25):
Se ha producido un cambio fundamental en la topografía trascendental de la mente, esa topografía cuya naturaleza y consecuencias pueden ser perfectamente descriptas, cuya significatividad metafísica puede ser interpretada, aprehendida, pero para la que será imposible hallar una psicología, tanto de empatía como de mero entendimiento. Pues toda
comprensión psicológica presupone cierta posición del lugar trascendental, y funciona sólo dentro de su esfera. En lugar de intentar comprender el mundo griego de esta manera -lo que, en definitiva, conlleva a preguntarse inconscientemente: ¿cómo podríamos elaborar esas
formas?; o ¿cómo nos comportaríamos de hacerlo?-, sería más fecundo preguntarnos acerca de la topografía trascendental de la mente griega, esencialmente diferente de la nuestra, que hizo posible y hasta necesaria la elaboración de esas formas.
Estoy de acuerdo con esta tesis. Hegel también la sostenía y decía algo así como que uno no puede saltar sobre si mismo. Ortega decía de Heidegger que su empeño por reproducir la metafísica griega no dejaba de ser un capricho académico, aludiendo a idénticas razones. De nuevo, puede ser legítimo, pues tal como decía Heidegger la filosofía nace del aburrimiento. El aburrimiento, desde un punto de vista etimológico, es falta de sufrimiento y este estado es el que propicia el estudio reflexivo profundo. Ahora bien, lo que cabe preguntarse es si realmente será algo más que un ejercicio académico.
Así pues, gozando de mucho tiempo libre y aburrimiento que sofocar, se puede ser un iniciado de cualquier filósofo y hasta entender a Derrida. Pero mucho me temo que el límite limitante, como dice Oñate, será nuestra propia psicología.
Saludos y feliz año nuevo
Abel Sainz-Serrano