Está claro que la figura de la profesora Oñate suscita encontradas reacciones entre sus numerosos alumnos y exalumnos. Para la gran mayoría HFAI es el pórtico de entrada del Grado. Muchas ilusiones y esperanzas. Curiosidad, prevención. Dosis de ingenuidad. Algunos encuentran el cielo; otros se estrellan; muchos pasan el trago. En todo caso, hay que reconocer que esta asignatura y, sobre todo, el carácter de su titular deja una huella difícilmente borrable.
No entro en valorar su ideología ni su categoría profesional. Por lo que he apreciado en los videos me parece una profesora entregada a sus alumnos y con muchas ganas de enseñar, lo cual se agradece sinceramente.
Mis críticas se refieren a la bibliografía prescrita y a la oportunidad de incluir su libro en HFAI, en los primeros meses de estudio del Grado de Filosofía.
Cursé la asignatura HFAI en el curso 2018-2019. En las páginas 11 y 12 de la guía de la asignatura se indicaba:
“Para obtener una calificación de aprobado se deberá estudiar la Historia de la Filosofía I de Guillermo Fraile.
Para obtener una calificación de notable, [..] el texto de Marzoa [… ].
Y, por último, para obtener un sobresaliente o una matrícula de honor el estudiante habrá de trabajar los libros de criticismo filosófico actual que la profesora Oñate ha escrito como especialista en Filosofía y Hermenéutica actual del pensamiento griego.”
Los dos libros de Teresa Oñate referidos (de los que había que elegir uno) eran “El nacimiento de la filosofía en el Grecia. Viaje al inicio de Occidente” y “Para leer la Metafísica de Aristóteles en el siglo XXI.”
Yo entendí (y creo que no cabe otra interpretación de los que he transcrito de la guía) que era preciso estudiar un libro e Teresa Oñate para optar al sobresaliente. Compré el libro “El nacimiento de la filosofía en Grecia”, invertí muchas horas en tratar de entender mínimamente su contenido sin conseguirlo. Me sentía frustrado y engañado. Dediqué demasiado tiempo a esta asignatura en detrimento de las demás asignaturas en las que me matriculé. Eran los primeros meses de estudio del Grado y no ponía en duda las indicaciones de la profesora Oñate.
Bien entrado en el cuatrimestre la profesora Cristina Rodríguez, quien atendió el foro en solitario y con exquisita atención, aclaró que bastaba estudiar el manual de Fraile para obtener un sobresaliente en el examen final. Vistos mis pobres resultados con el libro de Oñate, bajé el listón y, cerca ya de los exámenes de febrero, dediqué unos días estudiar exclusivamente el manual de Fraile, muy asequible, y a preparar una pregunta autoformulada sencilla. Obtuve un notable que salvó mi autoestima. No obstante, quizá por remordimientos, me prometí estudiar a fondo más adelante el libro de Oñate.
Desde entonces he superado con más éxito las asignaturas de HFAII, Medieval, Renacentista y Moderna, estudiadas con los manuales recomendados y muchas lecturas complementarias. Ha sido un placer, un viaje muy recomendable. En este momento no está entre mis prioridades, ni siquiera más lejanas, abordar el libro de Oñate.
Sobre la necesidad de estudiar un libro de la profesora Oñate, en concreto del libro “El nacimiento de la filosofía en el Grecia. Viaje al inicio de Occidente” diría lo siguiente:
Primero. Como decía la profesora Rodríguez, y como numerosos compañeros de este foro atestiguan, basta el manual de Fraile, muy asequible y riguroso para los que inician el Grado, para obtener la máxima puntuación. Obviamente, es muy recomendable, siempre en el Grado de Filosofía, leer los textos originales. Además, si se dispone de tiempo y apetece, se aconseja leer ensayos como los recomendados en la guía u otros.
Segundo. La lectura del citado libro presupone un conocimiento del pensamiento filosófico que el alumno común no dispone, ni puede asimilar, ni de lejos, en los primeros meses del Grado.
Tercero. En la página 34 y siguientes del citado libro propone tres criterios de orientación como guía filosófica. El cuarto (debe de ser a causa de ciertos poderes del antipositivismo sacar de la manga un cuarto criterio cuando previamente se han determinado tres) consiste en “No recomendar ni alentar, en modo alguno, el uso de manuales de filosofía de ninguna clase. Ya que tal hábito es autoritario…”. No creo que en los primeros meses, incluso en el resto de la carrera del Grado, sea recomendable prescindir de los manuales. Antes bien como se ha dicho en el punto primero, es recomendable lo contrario. Eso sí, acompañado siempre de las lecturas originales cada vez con mayor intensidad. Por otro lado, esta cuarta recomendación desprende un tufillo de secta: seguidme y olvidaros de ataduras previas.
Cuarto. El contenido del libro rezuma un lenguaje dogmatico-apocalíptico plagado de afirmaciones categóricas poco constrastadas. Así “una monstruosa regresión al mundo de los mitos dogmáticos de la potencia y el poder, armado ésta (sic) vez con la racionalidad lógico-matemática convertida en instrumento de salvación transcendente” (pág. 47).
Quinto. Desde el punto de vista formal es una escritura confusa, poco estructurada, plagada de frases interminables. Pocos humanos son capaces de entender, retener y digerir una frase de más de doscientas palabras como la de la página 285.
Sexto. Aunque de una entidad menor (pero que los profesores lo castigan duramente), no dejan de sorprender los errores gramaticales reiterados como: “que rallaba lo inverosímil” (pág. 49); “que ralla la pragmática sucia” (pág. 51); “hayar en la multiplicidad” (pág. 268); o “por no hayarlo” (pág. 278).
En fin, que mi primer encuentro (y creo que compartido por muchos foreros) con el Grado de Filosofía a través de HFAI me produjo una sensación agridulce a cuenta de unas recomendaciones bibliográficas que son difícilmente entendibles y que, por fortuna, no se han repetido hasta ahora, al menos con esta intensidad, en otras asignaturas.
Mis disculpas por la extensión.