elías escribió:
En el libro de Victoria Camps titulado “ La fragilidad de una ética liberal” podemos leer en su página 65 lo siguiente:
“ Los problemas identitarios-de religión, de sexo de etnia, de lengua, de cultura-dejan de ser vistos como un asunto privado y adquieren relevancia pública. Las feministas, decía hace un momento , han hecho suyo el eslogan de que lo privado es político. En efecto, todo lo que excluye y discrimina tiene que ser visto y tratado desde la óptica de lo público para corregirlo; de lo contrario, quedan ignorados su auténtico alcance y dimensión. Ocurre entonces algo curioso. Si para conseguir que lo universal lo sea de verdad hay que tratar diferente al diferente, corremos el riesgo de que la diferencia acabe valiendo por sí misma y exija ser conservada. La mujer, el negro, el país que estuvo colonizado, cuando empiezan a superar las discriminaciones de que han sido víctimas o recuperan su independencia, no propugnan la igualdad total con el otro, sino el reconocimiento de su estatus diferente. La diversidad cultural, el pluralismo, no es algo que clama por la integración de unos y otros en lo mismo, sino más bien por la conservación de la diferencia………………”
Gracias por el dato Elías.
Intentaré explicar porqué la frase que pusiste en el mensaje me pareció que necesitaba ubicarse mejor. Me dio vértigo pensar cómo una frase que quiere decir una cosa, cuando se pone sola o fuera de contexto, puede llegar a hacer creer que se dice otra cosa o directamente la contraria.
En el libro que mencionas, Camps parte de cómo afrontan el liberalismo y el comunitarismo ideas éticas como justicia, libertad, igualdad, mostrando la fragilidad de la ética liberal y apostando por el comunitarismo, que es una corriente nacida a finales del siglo XX y surge como una reacción contra el individualismo liberal imperante. Estos dos modelos, dice Camps, nacen enfrentados y son irreconciliables. El primero lo tolera todo, e incluso visiones diferentes sobre la idea de justicia, basándose en la idea de la libertad. Con este modelo el ciudadano tiende al escepticismo y al no compromiso, mientras que el segundo, el comunitarismo, apuesta por una concepción común del bien de las personas, de la que derivará una única visión de lo que deba ser la justicia.
Y es dentro de esta temática donde la autora incluye la frase que has traído, para mi gusto fuera del contexto que estábamos discutiendo en aquellos mensajes, pues respondías a mi afirmación sobre la igualdad necesaria y aún no conseguida en el terreno femenino.
Camps explica que primero de todo hay que entender que los problemas que se identifican en la sociedad como privados como la religión, sexo, etnia, lengua, cultura, dejan de ser vistos como un asunto privado y adquieren relevancia pública, lo que se ve muy claro con las feministas haciendo suyo el eslogan de que lo privado es político. Por ello todo lo que excluye y discrimina tiene que ser visto y tratado desde la óptica de lo público para corregirlo. Pero aquí se presenta una paradoja, pues si queremos conseguir universalizar un valor ético hay que tratar diferente al diferente por lo que se corre el riesgo de que la diferencia sea un valor en sí misma y se perpetúe sin conseguir la verdadera universalidad. Por ello
la mujer, el negro, el país que estuvo colonizado, cuando empiezan a superar las discriminaciones de que han sido víctimas o recuperan su independencia, no propugnan la igualdad total con el otro, sino el reconocimiento de su estatus diferente. Pero esto ocurre porque un derecho universalizable envuelve la diversidad cultural, el pluralismo, la conservación de las diferencias. Porque es de justicia dejar que el otro siga siendo otro.
Para el comunitarismo los fines últimos son universalizables, pero no tienen por qué serlo los medios porque los individuos somos distintos, y es en los medios donde tiene sentido el cultivo y el reconocimiento de las diferencias, pero entendiendo siempre que el objetivo último queda más lejos, es jerárquicamente superior y está más allá del círculo de lo exclusivo o de lo propio.
Creo que lo dicho debería hacerte pensar que una frase fuera de contexto no es buena compañera de viaje pues se te puede dar la vuelta y acabar diciendo lo contrario a lo que tu querías demostrar.