Una de las armas para no dejarse arrastar hacia aquello que percibimos como un desastre es dotar a los ciudadanos, ahora sí, todos los ciudadanos, de conocimientos éticos, pero no vistos como simples conjuntos de normas sino, como indica José Antonio Marina, desde “el conjunto de las mejores soluciones que se le ha ocurrido a la inteligencia humana para resolver unos problemas absolutamente universales”. Quizá así sí tendríamos oportunidad de seguir avanzando.
Completamente de acuerdo. La ética y la educación en valores debiera integrarse en la formación desde bien temprana edad, como decía Pitágoras: "educad a los niños y no será necesario castigar a los hombres". Aunque confío en que una educación en ese sentido puede ser fructífera la experiencia demuestra que si el derecho o la ley no acompaña a esa ética en su cumplimiento el ser humano no es muy proclive a cumplirla o quizá sería más acertado decir que es más probable que se la obvie o se mire hacia otro lado a favor del propio interés.
Lo que hoy opera con el nombre de democracia es más una poliarquía o una plutocracia que cualquier otra cosa. He leído mucho sobre la crisis de la democracia, y cada autor plantea su
solución, ninguna desde mi punto de vista perfecta, como no podía ser de otra manera.
Yo tengo claro que lo que hoy tenemos no es una democracia de calidad, y siguiendo el hilo de Anuska-, no al menos una democracia participativa como tal en el que cada ciudadano es tan importante como cualquier otro. Efectivamente vivimos una plutocracia donde el nepotismo y la cleptocracia imperan y donde el ciudadano de a pie no cuenta con toda la información, o mejor dicho, con una información fidedigna de lo que ocurre a su alrededor. Creo que en general se ha situado el locus de control en lo externo y acarreamos una indefensión aprendida, como que no somos capaces de controlar los acontecimientos, que es inútil cualquier intento de cambiar la situación política, económica, democrática, etc. Me da la impresión de que la ciudadanía, en general, se encuentra en un estado pasivo, como de "esto es lo que hay" y no piensa en realidad que sí pueden existir maneras de cambiar las circunstancias pero que ello conlleva una alta implicación en la sociedad y no solo depositar un voto cada 4 años, sino responsabilizarse de lo propio y restarle poder al ámbito político cediéndoselo a la colectividad o por lo menos que ésta se comprometa en mayor medida en aquellas decisiones que afectan a los pilares de la sociedad (educación, justicia, sanidad...).
Por otro lado creo que si a día de hoy estamos donde estamos es gracias al sentido comunitario, a la propia comunidad, a la suma de esfuerzos de cada uno de los miembros que la formaban. Ese sentido de colaboración yo creo fue clave para nuestra evolución y a día de hoy se está diluyendo en favor de un individualismo, de un asociacionismo cada vez más canino, donde poco importa lo que le pase al vecino si a mi me va bien.
pero el futuro cercano no pinta bien.
Soy de tu misma opinión.