Te comento mi perspectiva (una de cal y otra de arena): por una parte, como tú mismo comentas, «es lo que hay». Por mucho que la claridad deba ser la cortesía del filósofo, el hecho es que hay veces que el lenguaje filosófico es complejo (bien porque no sea posible decir lo que se dice de modo más claro, bien porque el escribiente en cuestión lo exponga así...). También he de comentarte que a mí la
Fundamentación me parece bastante digerible en comparación con otras lecturas. A mí me pareció un texto ameno y cortito.
Ahora la arena. Ante todo, ayuda mucho disponer de una guía de lectura. Haber leído antes sobre el texto al que se va a enfrentar uno ayuda mucho en su comprensión (las ideas fundamentales que Kant expone en ese libro se encuentran de modo más o menos organizado en el manual de la asignatura -si bien es cierto que a veces éste es aún más denso que las lecturas...-). No es buena idea en general prentender que uno, sin perspectiva previa, vaya a obtener una suerte de significado prístino del texto por enfrentarse a él directamente y en solitario. La tradición juega un papel tanto o más relevante que el contacto directo, y conocer las interpretaciones que existen del libro, saber cuáles son los temas en discusión (sobre estos es sobre los que uno puede empezar a trabajar para formarse una opinión propia), etc., es un enfoque más realista, a mi parecer.
En suma, es normal que algunas lecturas sean pesadas durante el estudio. Cada cual tiene sus debilidades. A veces esto no tiene solución, y simplemente hay que darle más vueltas hasta que algo haga 'click'. Otras veces, informarse sobre el tema al margen del texto ayuda a volver sobre él más adelante, y este puede ser uno de esos casos. Es probable que si lees el manual, o
este librito que recomendaba Silvanus, o el diccionario de Ferrater, o alguna Historia de la Filosofía, o cualquier otra cosa de la que puedas empaparte para enfrentarte a la ética de Kant, te resulte más fácil afrontar la lectura de la
Fundamentación más adelante.
Ánimo con ello.