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TEMA: Galileo visto con las gafas de los autores cristianos

Re: Galileo visto con las gafas de los autores cristianos 01 Dic 2011 23:09 #5567

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Kierkegaard escribió:
El caso Galileo ha salpicado polémicamente la historia de la Iglesia hasta nuestros días y, tras documentarme sobre ella, he llegado a la conclusión de que no es correcto simplificar de forma maniquea la historia de la condena a Galileo como peli de buenos y malos...
El caso Galileo ha sido blandido contra la Iglesia durante años, y el triunfo de su ciencia, como sostuvo Popper, es tan incuestionable que la polémica resulta ya algo rancia. El suceso, sin duda, se ha instrumentalizado ideológicamente de forma escandalosa, hasta el punto de que hay muchos que creen todavía que Galileo fue quemado en la hoguera como le ocurriera a Bruno.
En realidad eso es lo que dice el Fraile. Cito poniendo el texto entre comillas pero no en cursiva para facilitar la lectura:

"El caso de Galileo es un episodio lamentable, pero perfectamente comprensible encuadrado en el ambiente de su tiempo, y que se ha sacado de quicio, desorbitándolo y utilizándolo como tema de ataque contra la Iglesia católica, erigiéndolo en símbolo de contraste entre lo medieval y lo moderno, entre la ignorancia y la ciencia, entre el retraso y el progreso, la superstición y la razón, etc.
No es correcto centrar la cuestión entre Galileo por un lado y la Iglesia por otro, ni entre la Iglesia y la ciencia moderna. Lo que deben enfrentarse son dos conceptos de ciencia, que chocan entre sí en un momento histórico. Por una parte, el aristotélico-tolemaico, que existía desde hacía veinte siglos, y que hasta entonces había sido aceptado sin apenas discusión en todas las universidades y centros de enseñanza. No obstante, en la misma Edad Media, y en concreto por Santo Tomás, no había sido admitido como verdad inconcusa, sino en cuanto que «salvaba las apariencias», admitiendo la posibilidad de que los «fenómenos» celestes pudieran explicarse de otro modo. No era, pues, la Iglesia católica, que como tal no tiene ningún sistema astronómico propio, sino la casi totalidad de las universidades civiles y los sabios europeos de aquel tiempo quienes admitían como verdad inconcusa que la tierra estaba inmóvil en el centro del universo. Así, pues, la opinión que un conjunto de teólogos sostuvo oficialmente frente a Galileo era la convicción compartida casi unánimemente por todos los científicos de aquel tiempo. El sistema heliocéntrico puede remontarse quizá hasta Filolao y Aristarco de Samos. Tampoco lo inventó Galileo, que era católico, sino Copérnico, también católico y canónigo de Thorn.
La Iglesia no prohibió defender el sistema heliocéntrico como hipótesis, sino como doctrina científica y cierta, lo cual en aquellos momentos era una norma de prudencia. Si Galileo se hubiera limitado a proponerla como hipótesis, lo más probable es que no se hubiera llegado a la condenación. Y, desde luego, tampoco habría sido condenado si Copérnico, Kepler o Galileo hubiesen aducido pruebas ciertas y demostrativas experimentales y verdaderamente científicas de sus teorías. La demostración no se dio hasta dos siglos después, por Foucault, en el Panteón de París.
Copérnico y Galileo acertaron en cuanto a la realidad de que la tierra gira alrededor del sol. Pero sustituían el sistema de la tierra fija e inmóvil en el centro del universo poniendo en su lugar el sol, fijo e inmóvil, lo cual tampoco es verdad, pues, aunque la tierra gire alrededor del sol, éste no está fijo ni inmóvil en el centro del universo.
Kepler propuso las órbitas elipsoidales, que Galileo se negó a admitir, manteniendo las órbitas circulares de Copérnico. Tampoco acertó ninguno de los dos, porque la tierra no describe una simple órbita alrededor del sol, sino una trayectoria helicoidal, siguiendo la trayectoria del sol por el espacio en su marcha aparente hacia la constelación de Hércules.
En cuanto al valor dogmático de la condenación, a pesar de la intervención personal de Paulo V y Urbano VIII en el asunto, no hay una fórmula dogmática, ni menos una definición ex cathedra. Los teólogos consultados y el Papa se dejaron influir por la convicción de que el sistema aristotélico-ptolemaico, instalado en la filosofía desde largos siglos atrás, y que creían científico y verdadero, era el que mejor respondía a la letra del texto de la Biblia, y, por consiguiente, rechazaron la teoría heliocéntrica, considerándola como un peligro para la fe. Galileo, por su parte, en vez de mantenerse en el puro terreno científico, se dejó desplazar hacia el teológico y exegético, en que, si -bien adujo razones que hoy parecen muy aceptables, chocaban contra las convicciones corrientes en su tiempo.
Así, pues, lo más exacto y lo más justo es hablar del choque histórico inevitable entre dos corrientes de opinión: por una parte, la clásica o tradicional, basada en la observación vulgar, que explicaba los fenómenos celestes según las apariencias y que parecía más en conformidad con la letra de la Biblia; y, por otra, la nueva, que se apartaba de la experiencia vulgar y chocaba con las apariencias sensibles, pero que tampoco fue capaz por entonces de dar pruebas evidentes ni demostrativas de carácter científico.
Es falso sostener que la condenación de Galileo cerró el camino, ni siquiera entorpeció la investigación científica. De momento produjo algún desconcierto. Pero la verdad es que la teoría heliocéntrica era aceptada pocos años más tarde por todos los sabios, creyentes o no creyentes (Descartes, Gassendi, etc.) sin que nadie les molestara lo más mínimo."

Bueno, pues ahí queda eso.
David Feltrer Bailén Esta dirección electrónica esta protegida contra spam bots. Necesita activar JavaScript para visualizarla
Graduado en Filosofía (UNED - febrero de 2016)
Estudiante del Máster en Filosofía Teórica y Práctica (UNED - octubre de 2018)
Estudiante del Grado en Geografía e Historia (UNED)
Última Edición: 01 Dic 2011 23:11 por Conrado.
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Re: Galileo visto con las gafas de los autores cristianos 02 Dic 2011 00:06 #5569

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Fraile escribió:
Pero la verdad es que la teoría heliocéntrica era aceptada pocos años más tarde por todos los sabios, creyentes o no creyentes (Descartes, Gassendi, etc.) sin que nadie les molestara lo más mínimo.

Esto no es del todo correcto, si seguimos a Solís y Sellés (p. 322 del Libro Gordo): "Ninguno de ellos [Gassendi y Mersenne] se dejó impresionar por la condena del copernicanismo de 1616, que tuvo escasa difusión en Francia, donde el galicanismo se oponía a la subordinación a Roma de los ultramontanos, defendía la autonomía del Rey en asuntos temporales y la supremacía de los Concilios y del clero local sobre el Papa. Con todo, la condena de Galileo de 1633 resultó una amenaza más seria. Acometió entonces a Descartes un magno temblor que lo condujo a no publicar sus tratados Le monde y De l'homme y a pretender en los Principia Philosophiae que la Tierra está quieta (respecto al remolino de éter que la arrastra). En 1645, Gassendi se atrevió a exponer el sistema copernicano en su curso del Collège Royal, aunque declarándose más bien partidario del sistema de Tycho Brahe abrazado por los jesuitas como mal menor". Así que no sé qué fundamento tendría el padre Fraile para afirmar eso de Gassendi y Descartes.

La conclusión que creo que hay que sacar de todo esto, Conrado y Kierkegaard, es la que se deduce de la posición de Todorov sobre los "abusos de la memoria", a la que ya me he referido en varias ocasiones en este foro. La memoria es siempre selectiva por mucho que Fraile o Kierkegaard aduzcan en defensa de la Iglesia del siglo XVII; y no se han referido, por ejemplo, a que también Calvino (egregio representante de la "ética del protestantismo" y del moderno "espíritu del capitalismo" de que habló Max Weber) incineró y dio amablemente el pasaporte a la Gloria a Miguel Servet.

La cuestión no es la intransigencia de unos u otros en el siglo XVII, sino cómo eso se ve, con los filtros de olvidos y recuerdos selectivos, en la actualidad; lo que importa es la intransigencia de unos y otros hoy. Y el hecho es que la Iglesia Católica (como institución, no como cuerpo místico), desde aquellos tiempos, y ella sabrá por qué, siempre ha estado en contra del progreso científico, social y moral. Y desde esa óptica es juzgada hoy. Es inútil la reconstrucción histórica detallada que pretendes, Kierkegaard, que sólo interesa a los eruditos; la memoria histórica (selectiva, como digo) ya se ha formado su opinión sobre Galileo y la Iglesia Católica desde nuestro hoy.
Bin ich doch kein Philosophieprofessor, der nöthig hätte, vor dem Unverstande des andern Bücklinge zu machen.
No soy un profesor de Filosofía, que tenga que hacer reverencias ante la necedad de otro (Schopenhauer).


Jesús M. Morote
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Última Edición: 02 Dic 2011 09:13 por Nolano.
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Re: Galileo visto con las gafas de los autores cristianos 02 Dic 2011 01:29 #5571

Pues yo no estoy de acuerdo. No sé lo que quieres decir con "nuestro hoy". Supongo que no se trata de un "hoy" cronológico. Si es algo será una mediación ideológica producida por las relaciones productivas del momento presente.
Porque, por ejemplo, no hay partido político en España que reniegue de la Revolución francesa, que fue una revolución liberticida, que sólo durante el terror, en París causó tres mil aguillotinamientos. En el resto de Francia se calcula que fueron ajusticiados en torno al medio millón por contra-revolucionarios. Uno de ellos fue Lavoisier. Se cuenta que el juez que le condenó pronunció las poco enigmáticas palabras de que "la revolución no necesita sabios".
No es afán de contrastar cifras. Es que nuestro "hoy" considera "eso" uno de los mayores progresos históricos de la modernidad. Y nuestro "hoy" -tal como se refleja en los diversos textos- olvida que la mayor parte de la intelectualidad europea, cuando se materializó la revolución, se desengañaron renegando de la misma. Schiller, refiriéndose a la misma, a pesar de la anterior adhesión, llamaría a los sans-culottes: "siervos desolladores".
En fin; lo que quiero decir con el ejemplo de la revolución francesa, es que la percepción actual de las cosas, como has dicho, es selectiva. Lo que hay que analizar son las estructuras que articulan el discurso ideológico y la visión del presnte proyectada al pasado.
¿Podría decirme que camino debo tomar para irme de aqui? preguntó Alicia; "eso depende, en mucho, del lugar al cual quieras ir" contestó el gato. "No importa mayormente el lugar" ; "en tal caso, poco importa el camino" "...con tal de que lleve a alguna parte..." "puedes estar segura de que todos...
Última Edición: 02 Dic 2011 01:30 por El genio maligno.
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Re: Galileo visto con las gafas de los autores cristianos 02 Dic 2011 09:18 #5574

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El_genio_maligno escribió:
Pues yo no estoy de acuerdo. No sé lo que quieres decir con "nuestro hoy". Supongo que no se trata de un "hoy" cronológico. Si es algo será una mediación ideológica producida por las relaciones productivas del momento presente.

Pues entonces, Genio maligno, creo que sí estás de acuerdo con lo que digo. Naturalmente, al decir "nuestro hoy" quiero decir la visión que hoy tenemos de la historia. Eso, naturalmente, puede cambiar. Y puede cambiar precisamente porque la memoria es selectiva; mañana la memoria colectiva puede recordar otras cosas del asunto Galileo diferentes a las que recuerda hoy, y sumir en el olvido algunas en las que hoy se incide bastante.
El_genio_maligno escribió:
la percepción actual de las cosas, como has dicho, es selectiva. Lo que hay que analizar son las estructuras que articulan el discurso ideológico y la visión del presnte proyectada al pasado.

Aunque no voy a negar tajantemente la posibilidad de ese análisis del discurso ideológico, no puedo dejar de apuntar que la cuestión es muy dificultosa, pues envuelve cierta circularidad. Para analizar esas estructuras de dominio ideológico hay que partir de otra estructura ideológica previa en la que se fundamente la crítica. Y esta estructura estará condicionada (si no determinada) por la misma que se pretende analizar, pues es francamente difícil "salirse" del caparazón ideológico para juzgar ese mismo caparazón. En mi opinión esa es la verdadera función de la filosofía; tarea sumamente ardua, por las inmensas dosis de cautela y sutileza que conlleva y que, lamentablemente, muchos de los que se autodenominan filósofos no tienen.
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Última Edición: 02 Dic 2011 09:26 por Nolano.
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Re: Galileo visto con las gafas de los autores cristianos 02 Dic 2011 11:44 #5579

Cierto. Por eso no hablo de "deconstruir lo ideológico" en el discurso, sino más bien intentar describir como se articulan estructuralmente dichos discursos con sus propios referentes ideológicos, latentes o no. Lo que encontramos es una diversidad de discursos que a la par que exhiben su legitimación buscarían la "coyunda" del discurso ajeno. Cuanto esto se realiza de manera "multifocal" puede ser beneficioso para progresar dialécticamente en la comprensión del modo en que ideologizamos a través del discurso (lo cual es inevitable).
El problema es que dicho así en abstracto no suena mal. Cuando lo tratas de traducir "in re", es cuando resulta problemático.Por ejemplo: cuando se aplica esto al "discurso des-ideologizador" o "discurso emancipador", que suele estar compuesto de retazos de ideologías diversas.
¿Podría decirme que camino debo tomar para irme de aqui? preguntó Alicia; "eso depende, en mucho, del lugar al cual quieras ir" contestó el gato. "No importa mayormente el lugar" ; "en tal caso, poco importa el camino" "...con tal de que lleve a alguna parte..." "puedes estar segura de que todos...
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Re: Galileo visto con las gafas de los autores cristianos 11 Dic 2011 01:58 #5685

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Conrado escribió:
En realidad eso es lo que dice el Fraile.
Nolano escribió:
La memoria es siempre selectiva por mucho que Fraile o Kierkegaard aduzcan en defensa de la Iglesia del siglo XVII
En realidad, no he pretendido con mi exposición aproximarme a Fraile, cuya postura me parece excesivamente sesgada y apologética.
Nolano escribió:
Es inútil la reconstrucción histórica detallada que pretendes, Kierkegaard, que sólo interesa a los eruditos; la memoria histórica (selectiva, como digo) ya se ha formado su opinión sobre Galileo y la Iglesia Católica desde nuestro hoy.
Aunque la memoria sea selectiva, yo sí creo que existe cierta capacidad en la llamada ciencia histórica para esclarecer los hechos de forma que la selección ideológica se atempere ateniéndose a ellos algo más - si existe honestidad intelectual -, de forma que no quepan ni defensas a ultranza de un Galileo mitificado en el contexto de una leyenda negra de la Iglesia católica, ni defensas apologéticas de ésta negacionistas de lo terrible del proceso, que pretenden ejercer una suerte de revisionismo edulcorado. La mesometría aristotélica se nos revela una vez más como clave para el discurso, y no como mediocre y perpleja epojé entre extremos, sino como moderada y prudente postura.

Una mente no necesariamente encandilada por la erudición histórica puede percatarse de la importancia de esta profundización en los hechos, que matizan todo maniqueísmo ramplón.

Escapar de este, no obstante, tal y como decís, exige un esfuerzo utópico para intentar abandonar la circularidad pues ¿quién está libre de pecado para tirar la primera piedra? Las estructuras nos apresan impidiendo un discurso libre de ideología. Mientras tanto, es vital desarrollar una doble virtud: la crítica racional constructiva, en la que la filosofía tiene un papel tan relevante, pero que fácilmente cae en manos de la instrumentalización ideológica siempre ejercida hacia los otros; y la autocrítica, que sea capaz de orientar la propia perspectiva de una forma que no tome a quienes difieren de nosotros como simples estúpidos, sino como personas razonables que tienen buenos argumentos para discrepar de nosotros. La primera de las dos virtudes, en nuestra postmodernidad, está más que reconocida, aunque sea vulgarmente ejercida. De la segunda es muy difícil encontrar auténticos virtuosos. Y por eso, son muchos los que se pretenden moderados sin ejercer realmente esta autocrítica.
Javier Jurado
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