eurínome escribió:
Me atrae la simbología bíblica y soy atea. ¿Por qué la inconciencia es idolatrada en nuestros tiempos?
Tienes razón: ¿por qué quienes se consideran ateos (o agnósticos) con respecto a las religiones tradicionales que rinden culto a lo sagrado se muestran, en cambio, tan fundamentalistas (fanáticos) con otras religiones (seculares)? ¿Cómo es posible que alguien se diga ateo pero le rinda tanto o más culto a otro tipo de instancias alienantes? ¿Cómo es posible que haya tante gente siguiéndole el rollo a, por ejemplo, lo que está de moda? ¿Acaso no es eso una actitud religiosa con ritos de iniciación y de tránsito como las que tiene lugar en las religiones tradicionales?
Piénsalo bien, eurínome, porque hay mucha gente que se dice atea pero se tira de cabeza a una tienda de Apple cuando sale el último dispositivo móvil. No digo que sea tu caso, ni mucho menos. En cualquier caso, ¿acaso no es eso un tipo de comportamiento religioso fundamentalista?
De estas cosas habla la profesora Paloma García Picazo, catedrática de Relaciones Internacionales en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la UNED. Algunas de esas nuevas religiones seculares son, por ejemplo, el fútbol, una ideología política, el culto al cuerpo, al sexo, a la economía ... etc. Pero eso sí, que conste que somos ateos porque no creemos en Dios y, además, lo negamos.
Nietzsche es un pensador que, aunque no me fascina, le reconozco ideas francamente irrenunciables. Él se lamentaba de personas que, como Marx, habían negado a los dioses sagrados pero, en cambio, habían creado otros nuevos dioses: en el caso de Marx el Estado comunista que, dicho sea de paso, no ha existido nunca. Además el mensaje de Marx está lleno de contenido mesiánico y vocabulario clerical. Cito a Mario Fazio, un un filósofo católico y creyente de la Universidad Pontificia de la Santa Cruz, Roma. En su libro-manual
Historia de las ideas contemporáneas. Una lectura del proceso de scularización (Rialp, Roma, 2012, p. 246) dice así:
"El carácter ideológico del pensamiento marxista se presenta en la visión de la historia con toda fuerza de la sustitución. Las ideologías cumplen una función de
sustitución de la religión: la misma terminología marxista, que emplea términos como pecado, miseria, redención, paraíso, manifiesta de modo claro este
carácter sustitutivo de las ideologías entendidas como religiones seculares. Según Christopher Dawson (1889-1970), el marxismo es la ideología que más ha insistido en el carácter puramente científico y no religioso de su doctrina. Al mismo tiempo, es la ideología más deudora de los elementos mesiánicos de la tradición cristiana. De hecho, la suya es una doctrina apocalítica, un juicio condenatorio del orden social existente y un mensaje de salvación para el pobre y el oprimido, a los cuales se promete una retribución en la sociedad sin clases, equivalente marxista del reino milenario de la equidad. A este respecto, Dawson afirmaba en 1957 que «ningún cambio industrial tendrá en sí suficiente importancia para cambiar el espíritu de la cultura. Mientras el proletariado esté guiado por motivos puramente económicos, seguirá siendo en el fondo un burgués. Sólo en la religión podemos encontrar la fuerza espiritual que nos permita llevar a cabo la revolución espiritual. El tipo opuesto al burgués no se encuentra entre los comunistas, puesto que es el hombre religioso, el hombre de deseos. El burgués no puede ser reemplazado por otro tipo social, sino por un tipo humano muy distinto. Ciertamente la desaparición del burgués implicaría la presencia del trabajador, ya que no es cuestión de volver al viejo régimen de castas privilegiadas. El error de Marx no reside en su dialéctica de evolución social, sino en el materialismo mezquino de su interpretación, que despreciaba el factor religioso». (C. Dawson, Dinámica de la Historia Universal, pp. 162-163)".
Es un debate (algo acalorado) que he mantenido en el foro oficial de la asignatura de Filosofía de la Religión II. En cuanto me he metido con los nuevos dioses seculares de la postmodernidad (las redes sociales, el consumismo, los productos de Apple... etc.), enseguida han saltado muchos de sus feligreses, que encima tiene la valentía de decirse ateos. Pues es un ateísmo realmente desconocido. Ateos con respecto al monoteísmo religioso, pero fundamentalistas de las nuevas religiones seculares: auténticos seguidores fanáticos. Algunos capaces de las acciones más atroces, sólo comparables con los peores tiempos de la Inquisición (violencia política, violencia en estadios de fútbol... etc.).
En rigor la laicidad no consiste sólo en mantenerse al margen del monoteísmo religioso, sino en aquello que decía Kant en su breve escrito de 1795
¿Qué es la Ilustración?. Ser una persona emancipada no consiste sólo en no dejarse "cosificar" por las religiones tradicionales pero, en cambio, SÍ por las seculares. Esto es una contradicción. Las nuevas religiones, como las redes sociales (yo no estoy en ninguna), tienen más adeptos y control sobre la población que las clásicas religiones tradicionales que rinden culto a lo sagrado. Más les hubiera gustado a Stalin o Hitler tener un control sobre la población como el que tienen en la actualidad las redes sociales, por ejemplo.
Teniendo en cuenta todo lo dicho, otra cuestión sería la siguiente: ¿puede alguien estar totalmente al margen de todo tipo de religiones, ya sean sagradas o seculares? Dicho de otro modo: ¿puede alguien no creer en nada o no rendirle culto a nada?.
En relación con el monoteísmo, yo no me considero creyente ni ateo, me considero agnóstico. Tal vez algún día los autores cristianos, que tanto me gustan, me "peguen" su fe. Pero por el momento, la fe es un don que no me ha sido concedido.