La UNESCO instituyó en el año 2002 el “Día Mundial Internacional de la Filosofía” que se celebra el tercer jueves del mes de noviembre, tomando esta fecha en honor al nacimiento de Sócrates.

Este año se celebrará el 18 de noviembre. Hay previsto multitud de actos en más de 80 países. Si el año pasado el foco recayó en Moscú y San Petersburgo, ahora le toca el turno a Teherán (del 21 al 23 de noviembre).

www.philosophyday.ir

La ubicación en Teherán no ha estado exenta de cierta polémica.

Interesante (aunque no del todo compartible) este artículo de Gabriel Albiac al respecto:

www.filosofia.org/hem/dep/abc/0101110.htm

A propósito de este día, este otro artículo titulado Filosofía y educación de la humanidad de Víctor Gómez Pin, catedrático de la Universidad Autónoma de Barcelona e investigador en la Universidad París-Diderot.

Aunque breve y de poco fondo, en mi opinión ofrece algunos destellos a propósito de lo que ya en otras ocasiones hemos remarcado sobre el diálogo necesario del filósofo con la ciencia actual - despojándose de los entresijos dialécticos de la escolástica hermenéutica típicos de nuestro tiempo - y de su papel en la educación y liberación de los hombres y mujeres.

El artículo enlazado por Nolano, me parece muy acertado y coherente. Si bien se podría discutir el acuñar la calificación de religión a la filosofía que emergió en Mileto. No obstante, me agrada la crítica del artículo. No está exento de ironía que se celebre el día mundial de la filosofía en un país que, hoy por hoy, es la antítesis de lo que es por esencia la filosofía a grosso modo: saber crítico y libertad de pensamiento.

A mí, a pesar de entender perfectamente la crítica que comparto, sin embargo, me parece un poco burda: se sirve de la manida y falsa dicotomía entre religión y filosofía, por mucho que disculpe simplificadoramente un origen de ésta en aquella, bajo la rara especie de las que no son "religión de certidumbre". Confudir groseramente religión y fundamentalismo es impropio de un profesor de filosofía, en cuya carrera, como asignatura obligatoria, se trata precisamente la Filosofía de la Religión. Para mi gusto, la islamofobia que destiñe el artículo enturbia su legítima crítica a la persecución del libre pensamiento.

Y por otro lado, siendo estrategas, ¿acaso celebrar el Día Internacional de la Filosofía en Teherán no es introducir el caballo en Troya? ¿De qué ha hablado la comunidad internacional a este respecto sino del despropósito que esto supone dados los atentados contra el libre pensamiento que se dan? Muchos de los que tanto protestan - quizá Albiac - en el fondo pueden estarse alegrando de visibilizar, de nuevo a propósito de la filosofía, el escarnio que sufren tantos.

Al final la Unesco decidió retirar su patrocinio de la celebración del Día Mundial de la Filosofía en Teherán. Sin duda, la cantidad de protestas y amenazas de boicot de asociaciones varias y de filósofos como Otfried Höffe o Jürgen Habermas han surtido efecto. Pero, ¿realmente se consigue algo con esa renuncia? Yo tengo mis serias dudas.

A continuación reproduzco un artículo titulado "Estudiar filosofía en Teherán", publicado este verano en El País por Ramin Jahanbegloo, filósofo iraní exiliado en Toronto a causa de sus ideas contrarias a la ideología del gobierno de su país, y que también se opuso con firmeza a que su ciudad natal fuera sede de este evento:

Desde Platón, los filósofos han tratado de imaginar sociedades y sistemas políticos en los que filosofar fuera una actividad segura. En su esfuerzo por examinar la vida, los filósofos siempre han representado algún tipo de peligro para el statu quo. En muchos aspectos, el ejemplo de Sócrates ha guiado a los filósofos de todos los tiempos.

La idea de que es posible examinar la vida haciendo preguntas, unas preguntas atemporales y universales, sigue siendo hoy tan revolucionaria como en la época del maestro griego. La experiencia de las tiranías en la historia y, más en concreto, los regímenes totalitarios en el siglo XX, demuestra que un poder político que se considere a sí mismo la encarnación de una ideología y la cima de la filosofía no puede tolerar el pensamiento filosófico. Pese a ello, la filosofía ha sobrevivido tanto a sus mártires como a sus perseguidores.

¿Cómo puede afectar el hecho de estudiar y enseñar filosofía a una persona que viva bajo un régimen teocrático aquí y ahora? En otras palabras, ¿cómo es posible estudiar filosofía en Teherán? Por extraño que pueda parecer, estudiar filosofía en Teherán puede no solo ser un consuelo espiritual sino un arma política. Es un desafío claro al monologuismo del pensamiento tiránico, pero es también una invitación a ser un individuo dialógico responsable en una cultura que se ha puesto sistemáticamente a resguardo de la tarea socrática de aprender a base de hacer preguntas y "vivir en la verdad".

En este sentido, el discurso no violento de un filósofo es diametralmente opuesto a la postura teocrática que parte de que las enseñanzas de una tradición religiosa concreta representan una verdad absoluta y que, por consiguiente, todas las demás interpretaciones religiosas e individuales están equivocadas y necesitan ser corregidas.

Los periodos de ansiedad hacen que la labor socrática de la filosofía sea aún más necesaria, y puede volver a algunas personas que viven bajo la tiranía más receptivas ante sus lecciones. Más que de un hecho o una doctrina, se trata de un sentido de la realidad -especialmente digno de cultivar- con el que la vida, de pronto, parece mucho más incierta y mucho menos frívola que antes.

Las características más importante del "fundamentalismo" en nuestro mundo son la politización de la religión y la ideologización de la tradición. En muchas religiones, como el islam, el judaísmo y el cristianismo, los fundamentalistas defienden la interpretación religiosa del orden existente mediante la toma revolucionaria del poder o a través de reformas sociales. El fundamentalismo diseña movimientos religiosos que se esfuerzan por reestablecer los elementos esenciales, sociales, culturales y políticos, de una tradición religiosa. Por tanto, el fundamentalismo reacciona a la defensiva ante el pluralismo de los valores y la metodología hermenéutica aplicada a las tradiciones religiosas; en los movimientos fundamentalistas, por el contrario, existe una reafirmación de la validez absoluta de los principios básicos de una tradición.

Por eso es más fácil crear un movimiento fundamentalista en el que los principios básicos estén explicados con detalle en un texto sagrado. Las dimensiones autoritarias y absolutistas de estos movimientos se manifiestan en la manipulación ideológica de una tradición religiosa. Para la mayoría de los fundamentalistas, las sociedades deben constituirse sobre la base de una comunidad religiosa.

En ellas, no deben existir ni identidades singulares ni esfuerzos idiosincrásicos en busca de un significado personal. En otras palabras, todos los individuos deben pertenecer a un colectivo religioso, y su vida cotidiana debe regirse por las tradiciones normativas de dichos colectivos. En consecuencia, todas las formas de pensamiento fundamentalista rechazan la reflexión filosófica. En su opinión, el diálogo filosófico y la hermenéutica son enfermedades de las que hay que proteger al pueblo. Ello no quiere decir que cualquier movimiento contemporáneo que está incómodo con el pensamiento filosófico sea simplemente fundamentalista. Pero los movimientos religiosos y políticos inspirados por el rechazo a la pregunta filosófica son muy a menudo fundamentalistas.

Esta reacción constante contra la cultura dialógica y la filosofía de la elección hace que todos los fundamentalismos contemporáneos tengan cierta dosis de fundamentalismo religioso como trasfondo común. Los fundamentalistas se consideran a sí mismos personas abiertas al diálogo y la elección individual. Pero en su compromiso con la revelación de la tradición religiosa, entablan una lucha precisamente contra el diálogo y la elección individual. Los fundamentalistas afirman estar en posesión exclusiva de la verdad divina y se proponen enseñar el "camino acertado" a todo el mundo.

Los efectos del discurso fundamentalista pueden verse hoy en todo el mundo musulmán. En medio de la enorme angustia que provocan los problemas del mundo moderno, para las generaciones jóvenes de musulmanes, el acercamiento al islam ofrece una pauta clara con la que comparar la sociedad urbana contemporánea. El ascenso del fundamentalismo y su violencia contra la modernidad no absuelve al "proyecto de la modernidad" de sus pecados, pero sí es una señal de alarma para todos los que, acosados por los males filosóficos de ese proyecto, esperan que la reafirmación de la religión ayude a crear una nueva comunidad ética. Ahí es donde estudiar filosofía puede ayudarnos a ver la diferencia ontológica entre ser críticos con la modernidad y permanecer fieles a la elección radical de la filosofía, que exige la tarea socrática permanente de llevar la introspección a la vida política como correctivo vital del fundamentalismo.

Si se tiene en cuenta todo esto, estudiar filosofía en Teherán es un estímulo para buscar "signos de humanidad" en las experiencias humanas cotidianas, pero también es una forma de decir "no" a todos los que quieren utilizar la filosofía contra su responsabilidad eterna, que es pensar siempre con espíritu crítico y de otra manera.

Aunque apenas aludiendo a la polémica de la ubicación más que al final del artículo, ha sido precisamente ese final el que me ha llamado especialmente la atención.

Efectivamente un Día Mundial de la Filosofía conmemora este papel de la filosofía, su "responsabilidad eterna", de "pensar siempre con espíritu crítico" frente a cualquier tipo de régimen ideológico, y especialmente si es dogmático e intolerante. Pero es jugosa la cuestión que se suscita al final: reconocidos los pecados del "proyecto de la modernidad", se evidencia que los "acosados por los males filosóficos de ese proyecto, esperan que la reafirmación de la religión ayude a crear una nueva comunidad ética."

Es signo de nuestro tiempo postmoderno en Occidente la caída de las ideologías y los grandes sistemas, y con ella, la pérdida de los valores. Parece que la responsabilidad de la filosofía de deconstruir el dogma irracional - proyecto de la modernidad, sueño ilustrado - ha supuesto, en cierto modo, arramplar con trigo y cizaña. Y así, a todas las bondades de la secularización occidental (separación Iglesia-Estado, libertad de pensamiento, de enseñanza, de culto, de preferencia sexual, de ideología,...) se ha sumado una pérdida de valores que, paradójicamente, no han sabido sostenerse o reemplazarse.

Indudablemente, resulta más cómodo esperar "que la reafirmación de la religión ayude a crear una nueva comunidad ética", porque eso nos demanda menos esfuerzo para pensar por nosotros mismos, para interrogarnos, y sobre todo para dialogar en el seno de la pluralidad. Es más fácil que el auge religoso - que apela en demasiadas ocasiones a la voluntad y al sentimiento, mecánica que comentábamos en el hilo de Nacionalismo y entropía - sea quien nos facilite el posar en pautas claras, litúrgicas y fáciles este caos de incertidumbre. Siempre es más incómoda la duda, el titubeo, andar con la sensación de no alcanzar nunca un consenso razonable en cualquier discusión, sentir que no acabamos nunca de comprender a los otros, consentirse vivir en un frustrante mar de relativismo que todo lo cuestiona.

La cuestión es si, a pesar de esta tentación tan humana, ¿existe alguna otra razón por la que la filosofía no haya sido capaz de construir una "nueva comunidad ética" basada en la razón que atraiga lo suficiente a los individuos como para que no busquen de esta forma en otras alternativas irracionales o menos racionales la respuesta a su justa esperanza? ¿O es que ya la ha construído y consiste en modelo democrático-liberal en el que nos movemos y del que no queda mucho más que esperar? ¿acaso este modelo, como en alguna otra ocasión hemos hablado, no se encuentra precisamente en crisis porque no está siendo capaz de sostener o reemplazar aquellos valores perdidos con la suficiente contundencia como para sostenerse? ¿acaso los comunitarismos más recientes no son precisamente iniciativas éticas que proponen un retorno a los valores de antaño, tratando de renovar el contenido material de la ética, porque consideran que el modelo actual goza de un excesivo formalismo desorientador y relativista?

Muchas preguntas para un mismo hilo. Pero al final el artículo hablaba de la filosofía precisamente ocn "la idea de que es posible examinar la vida haciendo preguntas". Si nos desviamos en exceso, abrimos nuevos hilos.

En cualquier caso, la propuesta queda:

...y a todo esto, hoy se conmemora el Día Mundial de la Filosofía 2011...

Desconcertante