Dices:
Creo que lo que estás planteando es la cuestión de si fuera posible que no existiera el mundo (y todo cuanto hay en él, incluido nosotros mismos) pero en cambio fuera posible la existencia de ese principio i-limitado.. Es decir, que hubiera lo Uno pero no lo múltiple. Y que ese Uno fuera necesariamente existente al margen de que diera o no de sí lo múltiple, y por tanto, el mundo y nosotros que nos preguntamos por tales cuestiones.
No, lo que pretendía plantear es si hubiera sido posible que no existieran ni el mundo ni ese principio i-limitado. En principio me parece que no hay ninguna razón para pensar que no podría haber sido el caso de que no existieran ni lo Uno ni lo múltiple. Y desde luego, puesto que existimos, sabemos que ese no ha sido el caso. Pero si pudo haber sido el caso, entonces no podemos explicar por qué de hecho no lo ha sido.
Pues no sabría qué contestarte. En principio lo que se me ocurre decirte es que ello no tiene sentido. Cuando dices que tendría sentido hacerse ese pregunta lo dices porque das por supuesto que ya existe un ser existente que es capaz de preguntarse por tales cuestiones. Y lo que vendrías a decir, si no me equivoco, sería lo siguiente: “Sí, pero si no existiéramos y si no existiera el mundo tendría sentido que nos preguntáramos si el Uno es necesariamente existente al margen de la existencia del mundo y de nosotros mismos”. Personalmente considero que si no existiéramos no tendría sentido esa pregunta. Es porque existimos por lo que cabe ese supuesto. O dicho de otra forma, no creo que tenga sentido el planteamiento de esa cuestión al margen de la existencia del mundo y de personas que puedan formular tales interrogantes.
Yo creo que sí que tiene sentido la pregunta. Es cierto que si no hubiera habido nada no habría habido nadie que pudiera hacerse la pregunta, pero ello no significa que no podamos hacerla nosotros. Del mismo modo, podemos preguntarnos cómo hubiera sido el Universo si en él no hubiera aparecido la vida. En dicha situación nadie podría preguntarse nada, pero nosotros podemos imaginar esa situación y hacernos preguntas sobre ella.
Dices:
Y lo que vendrías a decir, si no me equivoco, sería lo siguiente: “Sí, pero si no existiéramos y si no existiera el mundo tendría sentido que nos preguntáramos si el Uno es necesariamente existente al margen de la existencia del mundo y de nosotros mismos”.
Esta me parece que es la pregunta importante. Si el Uno no es necesariamente existente al margen de todo lo demás, es decir, si pudo no haber existido, entonces hay cierto sentido en que el Uno es contingente. Si pudieron no haber existido ni el mundo ni el fundamento i-limitado, entonces la realidad considerada en su totalidad (incluyendo el fundamento de la misma) pudo no haber existido y por lo tanto su existencia es en cierto sentido un hecho contingente. Y si eso es así, ¿realmente estamos fundamentando algo?
Creo que el problema es el siguiente: Ante la pregunta "¿por qué hay algo en lugar de nada?" podemos tener dos tipos de respuesta:
1) Una que fundamente esa realidad en algo distinto a ella. Y en este caso aun podemos preguntar "¿y por qué hay ese fundamento en lugar de nada?"
2) Una que considere que esa realidad, en su totalidad, es o contiene su propio fundamento. Pero entonces, de no haber habido nada, tampoco habrían habido ni fundamento ni necesidad de que hubiera algo. Por tanto, aun podríamos preguntar "¿Por qué hay esa realidad que se fundamenta a sí misma en lugar de nada?"
Por eso creo que, en último término, no es posible responder a la pregunta.