Moira escribió:
Hola, Dpz:
En la filosofía estoica, esa actitud (positiva) implicaría, por una parte, el tónos, un movimiento del espíritu (tonikê kínêsis) orientado en una dirección, hacia un propósito; y, por otra parte, el "modo de la conciencia" con el que se realiza la acción.
Aunque en la filosofía estoica tiene una significación más bien física, el tónos evidencia un factor moral que se puede identificar con la actitud. La actitud es un componente del esfuerzo, salvo en el sabio, que no necesita esforzarse.
Para Zenón, el sabio no es sabio por poseer sabiduría, ni siquiera como resultado de su comportamiento: el sabio es sabio como resultado de su actitud, es decir, del "modo de la conciencia" con el que actúa. Así, para ser sabio, se exige un "paradigma interior".
Salvador Mas afirma que lo importante no son "los actos concretos, sino la modalidad de la conciencia con que son llevados a cabo, la tensión de la conciencia moral del sabio, su orthós lógos. [...] aunque todos podemos (y debemos) orar como sugiere Séneca, sólo en labios del sabio tiene la oración valor y sentido performativo (Sabios y Necios, Madrid, 2011, Alianza Editorial, p. 214).
"Actitud", "paradigma interior", "modalidad de la conciencia" parecen interrelacionarse; y en el no-sabio (en el necio) son partes constitutivas del esfuerzo, que exigen una tensión y una continuidad: son medios orientados al fin.
Un saludo.
Por hacer una conexión oriental del estoicismo, y en concreto en relación al tónos y actitud, en las prácticas de yoga y meditación se procura una orientación espiritual en relación a "ponerse en disposición de". Es decir, para que algo suceda es importante el esfuerzo como acción, pero mejor aun si tu espíritu está en disposición idónea para optimizarle. Ponerse "en disposición de" es una práctica pasiva pero orientada a la acción. Es un abandono dirigido a la apertura. Y esto último es estoicismo puro.
Saludos.