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TEMA: Michael Sandel: Ética, valores y mercado

Michael Sandel: Ética, valores y mercado 19 Dic 2013 09:30 #18258

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En el blog jurídico "¿Hay derecho?" se ha publicado una entrevista con Michael Sandel, profesor de Harvard, en ella aborda algunas cuestiones que suelen aparecer en nuestros debates sobre ética en este foro.

Podéis leer la entrevista aquí.

Como podéis suponer los que leéis mis mensajes, estoy casi totalmente en desacuerdo con las opiniones de Sandel, por los motivos que expondré en breve. Mientras tanto, os dejo que leáis la entrevista.
Bin ich doch kein Philosophieprofessor, der nöthig hätte, vor dem Unverstande des andern Bücklinge zu machen.
No soy un profesor de Filosofía, que tenga que hacer reverencias ante la necedad de otro (Schopenhauer).


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Re: Michael Sandel: Ética, valores y mercado 19 Dic 2013 14:19 #18262

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Sandel escribió:
¿cuál debería ser el papel del dinero y de los mercados en nuestras sociedades? (...) En las últimas décadas, hemos pasado, casi sin darnos cuenta, de tener una economía de mercado a volvernos sociedades de mercado. (...) una sociedad de mercado es un lugar en el que todo es susceptible de venderse. Es un modo de vida en el que los valores del mercado y las relaciones comerciales alcanzan cualquier esfera de la vida, desde las relaciones personales hasta la sanidad, la educación, la vida cívica, la política… Así que lo que el libro dice es que necesitamos crear un debate sobre dónde el mercado debe servir al bien público y dónde a éste no le corresponde estar.

Ya en la primera respuesta de Sandel podemos observar una ambigüedad que no augura nada bueno sobre las conclusiones a las que pueda llevarnos. Resalto la siguiente definición: "una sociedad de mercado es un lugar en el que todo es susceptible de venderse". Así pues, Sandel apunta a que vivimos en una "sociedad de mercado" y eso no es bueno; hay que buscar una sociedad mejor, en la que no todo sea "susceptible de venderse". Así pues, la clave es qué entendemos por "vender".

Porque eso dista mucho de estar claro. Si nos acogemos a una definición estricta de "vender" se trataría de dar una cosa o hacer algo a cambio de un precio que se paga en dinero. Entonces yo pregunto: una sociedad en la que todo sea susceptible de recibirse a cambio de dar otra cosa o prestar otro servicio, en vez de pagar dinero (por ejemplo, una sociedad de trueques o permutas), ¿ya no sería una "sociedad de mercado"? Evidentemente, no es eso lo que quiere decir Sandel. Pero entonces, la palabra "venderse" está muy mal utilizada y es cualquier cosa menos inocua. Lo que realmente quiere decir Sandel es que en la "sociedad de mercado" todo se da a cambio de algo, que nada se da gratis.

Pero eso no es algo que defina una sociedad concreta (una presunta "sociedad de mercado") entre otras posibles; eso define cualquier sociedad en un mundo con recursos escasos y susceptibles de usos alternativos. Sólo en un mítico Paraíso Terrenal el uso y consumo de recursos no tenía coste y era gratuito.

Entonces, ¿qué definiría la "sociedad de mercado"? En mi opinión una sociedad en la cual cada ciudadano decide en libertad en qué gastar sus recursos y paga con ellos lo que quiere adquirir. La sociedad que diseña Sandel, donde no se "vendan" la sanidad, la educación, etc., sólo significa que yo no voy a comprar directamente los servicios sanitarios que preciso, ni la educación que me gusta. Me van a expropiar (vía impuestos) una parte importante de los recursos que tengo a mi disposición (incluida mi fuerza de trabajo) y me van a dar los servicios sanitarios y de educación que el Estado quiere (no los que yo quiero comprar). Se me va a privar de la libertad de elegir lo que quiero, siendo sustituida esa libertad por la de elegir cada cuatro años entre unos candidatos presentados en listas cerradas por agrupaciones políticas con recursos de propaganda ingentes y que disponen de enormes y eficaces maquinarias de manipulación de masas.

Así las cosas, no veo que la sociedad de Sandel mejore a la "sociedad de mercado". Otra cosa es que esa "sociedad de mercado" realmente no existe en la realidad sino sólo en la imaginación de Sandel. Ya he repetido hasta la saciedad en este foro que, en unos países donde cerca del 50% del PIB lo maneja el Estado de forma directa y el mismo Estado tiene en su poder el Boletín Oficial donde publica sin cesar normas de todo cuño que regulan ámbitos como hasta el de prohibir usar en público un "cigarrillo electrónico", no se parece en nada a una "sociedad de mercado" del corte de la que parece definir Sandel (aunque él vive en USA y allí el peso del sector público es inferior al de España).
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Última Edición: 19 Dic 2013 20:48 por Nolano.
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Re: Michael Sandel: Ética, valores y mercado 23 Dic 2013 19:45 #18297

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Sandel escribió:
[Mi libro] no ve el mundo como dividido en las economías de mercado, por un lado, y el gobierno, por otro. Ésas no son las únicas alternativas. Una economía de mercado es una herramienta valiosa para organizar la actividad productiva (...). La pregunta es: ¿cuál es el lugar y el papel apropiado de los valores de mercado y de las relaciones comerciales?
(...) los valores de mercado y la lógica económica han comenzado a superar el límite de la zona de los bienes materiales, y han llegado hasta la vida personal, la vida familiar, la sanidad, la educación, la vida cívica, la política, de una forma que no nos es conocida hasta ahora. (...) más allá de la zona de los bienes materiales, los valores del mercado pueden tener el efecto de desplazar o corromper los bienes inmateriales, sin haberse siquiera percatado. Ésa es mi preocupación.

En la segunda respuesta de Sandel continúa la ambigüedad terminológica y conceptual y, en consecuencia, acaba incurriendo en una contradicción. En efecto, mientras afirma que no ve el mundo "dividido" en "economías de mercado" y "gobierno", en el siguiente párrafo sí establece una clara división entre los "bienes materiales" y los "bienes inmateriales". Pero ¿no estamos hablando, en el fondo, de la misma división? ¿Acaso la "economía de mercado" iba a suministrar tanto "bienes materiales" como "bienes inmateriales" y lo mismo iba a hacer el "gobierno"? Es obvio que no, que en la concepción de Sandel, si realmente su libro no va "contra las economías de mercado", como expresamente afirma, los "bienes materiales" deberán ser suministrados por el mercado, pero los bienes inmateriales por el gobierno.

Establecida, pues, esa clara división (al principio negada), nos hallamos con otro escollo conceptual: ¿qué son bienes materiales y bienes inmateriales? ¿En qué se diferencian los primeros de los segundos? Creo que esa cuestión, que se nos presenta como decisiva, pues va a ser el criterio de adjudicación ideal de ámbitos de acción del mercado y del gobierno, respectivamente, no está ni mucho menos clara en la exposición de Sandel.

Puede servirnos de guía, tal vez, la enumeración que realiza de "bienes inmateriales": la vida personal, la vida familiar, la sanidad, la educación, la vida cívica, la política. En principio, llama la atención la heterogeneidad de los elementos puestos aquí bajo un género común (bienes inmateriales) lo que dificulta muchísimo dar un sentido intensional a esa denominación: ¿en qué se parecen la vida personal, la sanidad y la política? Yo me declaro incapaz de saberlo.

Tal vez tengamos más suerte intentando una definición por vía negativa: bienes inmateriales serían, entonces, todos los bienes que no son materiales. Pero entonces estaríamos obligados a dar una definición de éstos últimos, cosa que tampoco parece fácil. Parece muy primario y anticuado calificar de "bienes materiales" a los que tienen "materia", porque entonces sería bien material un grifo, pero no lo sería el servicio del fontanero que te lo instala o te lo arregla. O sería bien material un libro, pero no la lección del profesor explicando dicho libro.

Un intento de respuesta a estas dudas conceptuales parece esbozarse a continuación en el discurso de Sandel:Sandel escribió:
Con los bienes materiales, la compra y la venta de los mismos no cambia el valor de la cosa que está siendo comprada y vendida. Por ejemplo, tanto si tú me vendes una televisión como si me la das como regalo, el bien será el mismo, funcionará igual de cualquier forma. Pero eso no ocurre con los bienes immateriales. Coge un ejemplo sencillo: la amistad.

Nuevas ambigüedades terminológicas: es evidente que cada vez que se venden y se compran cosas, el valor cambia, pues el precio o relación de intercambio se va decantando precisamente según los flujos de oferentes y demandantes. Pero después de afirmar que, en el caso de los bienes materiales, "no cambia el valor", luego ya no habla de valor, sino de que "el bien será el mismo, funcionará igual". Ahora, pues, lo que permanece inalterable en los bienes materiales son los bienes mismos y su uso, y no su valor. Un bien material sería, pues, aquél cuya esencia permanece constante a través de sus sucesivos intercambios, mientras que un bien inmaterial sería aquél que cambia (o nace o desaparece) al ser objeto de intercambio. Y Sandel nos presenta un ejemplo: la amistad.
Sandel escribió:
comprar amigos no funciona en realidad. Un falso amigo no es lo mismo que uno de verdad. (...) el dinero que compraría ese amigo cambiaría el sentido de la amistad, disolvería los valores de la amistad. Y eso nos hace querer amigos antes de nada. Pues bien, estos casos, el de la televisión, por un lado, y el de la amistad, por otro, son casos claros

Antes que nada conviene de nuevo poner los puntos sobre las íes en cuestiones conceptuales. Pues: ¿es la misma clase de cosa un aparato televisor que la amistad? Evidentemente no, ya que aquello es un objeto muy concreto en el espacio y en el tiempo, mientras que la amistad es una cualidad abstracta. Si queremos poner la amistad como ejemplo de "bien inmaterial", como ejemplo de "bien material" habrá que tomar algo que sea análogo en su naturaleza y nivel de abstracción, como, por ejemplo, algo así como “la comunicación audiovisual”. Pero entonces las diferencias se diluyen, pues si la comunicación es comprada o pagada, no funciona en realidad una auténtica comunicación, sino que, en el primer caso, se compra lo que uno quiere ver y oír, y, en el segundo, lo que uno quiere transmitir. Nos encontramos, entonces, más cerca de la propaganda o la lisonja que de una comunicación sincera.

¿Resultará, entonces, que los bienes materiales son los que ocupan un lugar en el espacio y el tiempo y los bienes inmateriales las abstracciones? ¿Se trata, entonces, de que el mercado suministre, por ejemplo, los tubos de aspirinas y el Estado la amistad? A mí todo esto me parece un enredo mayúsculo.

Sin contar con que si salimos, como he hecho al principio, de la tendenciosa palabra “venderse” como definitoria del mercado, y la sustituimos por la de intercambio oneroso, la cosa ya no está tan clara ni siquiera en lo referente a la amistad. En efecto, y aunque es prácticamente imposible definir algo como la amistad, que ni será lo mismo para cada uno de nosotros, ni seríamos capaces de afirmar que todos nuestros amigos lo son en el mismo grado y al mismo nivel: por tanto, la cualidad “amistad” no presentaría el mismo aspecto en todos los casos. Lo que sí creo que está claro es que la amistad, en mayor o menor grado, se basa en la reciprocidad. ¿Alguien sería amigo de uno que, si se le pide un favor, no nos lo haría porque le cuesta hacerlo? ¿No hay en el fondo de la amistad un cierto juego de do ut des, si no efectivo, sí al menos potencial? Pero si el mercado es reciprocidad (intercambio no necesariamente de cosa o servicio por dinero, como expliqué al principio) no se entiende qué diferencia de naturaleza hay entre eso y cualquier relación humana, que se basa, esencialmente, en la reciprocidad.

En todo esto de los valores auténticos, frente a los valores mercantilistas de nuestras sociedades contemporáneas, hay un hecho muy curioso que debería hacernos reflexionar. Oigo decir lo mismo a este profesor de Harvard y al Papa Francisco, a Victoria Camps y a Mario Conde, a la CEOE, a CCOO y a UGT, a Rajoy y a Rubalcaba; y seguro que el Rey mañana lo suelta en su discurso anual de Navidad. Todo el mundo está de acuerdo; eso dicen todos. Pero si todo el mundo estuviera de acuerdo en eso, ¿por qué iba a hacer falta repetirlo una y otra vez? Si todo el mundo realmente pensara que los valores éticos están por encima de los valores crematísticos, no haría falta repetirlo tanto: los auténticos valores morales se impondrían por sí solos. Nadie está todo el día repitiendo que la Tierra da vueltas alrededor del Sol. Por eso no tiene ningún sentido lo que dice Sandel al final de la entrevista: “veo poco razonamiento en general y poco esfuerzo por escuchar el uno al otro, en relación con esas grandes cuestiones”. No sé qué quiere Sandel que discutamos, si todo el mundo está de acuerdo.

Por eso creo que es todo lo contrario de lo que dice Sandel:Sandel escribió:
Parte del atractivo del razonamiento económico está en que lanzar estas preguntas en el mecanismo del mercado parece librarnos de hacer el trabajo duro, que es el razonar todos juntos y debatir esas cuestiones en la vida pública.

Lo cómodo es instalarse en unos valores éticos (normalmente fruto del adoctrinamiento) en lugar de asumir la “condena de ser libres” y enfrentarse a un mundo de incertidumbre donde hay que elegir continuamente, donde los errores se pagan, donde si se elige una cosa hay que dejar, inevitablemente, otra de lado y donde si queremos algo tenemos también que dar algo. Eso sí que es duro; sin embargo, no veo por ningún lado la “dureza” de debatir en la vida pública sobre el bien y el mal, mientras disparamos con pólvora del Rey.
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Última Edición: 01 Ene 2014 20:48 por Nolano.
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Re: Michael Sandel: Ética, valores y mercado 20 Ene 2014 00:53 #18840

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La libertad es el mayor don que los cielos dieron a los hombres, dijo poco más o menos ese amante de la libertad llamado Cervantes. Otro gran sabio, Clint Eastwood haciendo de Josey Walles, no se quedó atrás con esta celebre frase cinematográfica <no me mees encima y me digas que está lloviendo>. Dos buenas enseñanzas de sendos libertarios sin tanta mandanga. Claro que sí: mercados, ética y valores constituye una buena discusión filosófica, y tanto se puede hacer un panegírico de los mismos, como denostarlos. Pero la libertad, como señalaron estos sabios, no es una cuestión de mercados, sino de redaños. Ahora bien, podemos entrar en discusión sobre el mercado con un chiste filosófico de fenomenología. Estaba un tipo en una sala de juegos y había una máquina tragaperras que se llamaba Niágara. A través del cristal se veía montones de dinero. El tipo, con su moneda, decía haciendo un sortilegio: dinero llama dinero, dinero llama dinero. Y echó la moneda. Y claro que llamaba dinero: de lo mucho a lo poco, de lo mucho a lo poco. Otro refrán sanchopancesco, filósofo español, nacido en el vulgo pueblerino dice así: pobres y tontos, pa joderlos. Yo no sé si el de Harvard está equivocado o no, porque mis pocas entenderas no dan para tanto. Pero se distinguir un troncho de una berza. Y aquí hay mucha berza filosófica. Porque a mi esto de el mercado me recuerda a la película la princesa prometida, todo un éxito, cuando sale un cura a casar a la princesa con el malo y dice con voz gutural: el matimonio. Pues eso: el mercado. El mercado tiene de libertad lo que pinocho en bicicleta. Libertad es otra cosa. Libertad es crear y amar, es dar libertad a otros, es vender sin abusar y es querer que nadie te joda sin joder, entre otras cosas. ¿ Cómo se llama eso? ¿ Teoría de las virtudes? ¿ ética aristotélica? ¿humanismo helénico? ¿tradición semita?... Y de eso, el mercado, nones. El mercado es otra cosa a mi parecer: es que de la saca pequeña se llene la saca grande. Y además globalizadamente, como manda la razón instrumental, por bemoles. Discrepe, discrepe, que podemos meternos en harinas de teorías del valor, y manos invisibles, que aquí somos gente humilde.
Última Edición: 20 Ene 2014 01:31 por jake.
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Re: Michael Sandel: Ética, valores y mercado 20 Ene 2014 11:02 #18849

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Filosofadas de tres al cuarto.

Me llama la atención cómo algunos tienen la desfachatez de inventar conceptos, rechazables éticamente en sí mismos, y signárselos a expresiones cuyo significado nada tiene que ver con ellos (muy propio en la política de nuestros días). Por ejemplo, esa incomprensible connotación negativa que se le ha dado a “economía de mercado”. Cuando se pronuncia, parece que el término maloliente es “mercado”, ese pobre vocablo cuyo sencillo significado (en su acepción principal) es “lugar en el que se intercambian unas cosas por otras”. Y además, en el caso de Sandel, se contrapone “economía de mercado” a “gobierno” (que no “economía del gobierno”), y se busca alternativas intermedias, como si en el modo de organizar las relaciones de intercambio comercial existiese una (y esto es un mito) línea, cuyos extremos son las “economía de mercado” y el “gobierno”. Es decir, seguimos empecinados en perpetuar el relato malintencionado de “liberalismo económico contra intervencionismo estatal”.

Breve excurso para confiesar que estos asuntos de la ética y la política siempre acaban conduciéndome al hartazgo, porque la supuesta filosofía que se practica acerca de ellas suele ser inútil y parvularia. Es por ello mi tono irritado y vehemente.

Sandel incurre en el mismo error que él mismo condena, al “mercantilizar” los hechos de la vida cuando califica la amistad de “bien inmaterial”. El inconsciente le juega una mala pasada. Dejemos la amistad tranquila. Concibo la amistad (y en esto discrepo de Nolano) como un fenómeno gratuito, casi inefable, en el que dos personas interactúan de forma continuada en el tiempo sin arreglo a nada concreto, sino por cierto congeniar. Lo mismo con “la vida personal” y “la vida familiar”.

Sandel apunta: “…los valores de mercado pueden tener el efecto de desplazar o corromper los bienes inmateriales, sin haberse percatado. Ésa es mi preocupación”. Sobre a qué se refiera con “valores” ya se ha pronunciado inmejorablemente Nolano. Yo quiero insistir en que, de nuevo, se atiza de forma imprecisa a “mercado” y monta una expresión cuyo significado Sandel debería aclarar.

Continúa: “Con los bienes materiales, la compra y la venta de los mismos no cambia el valor de la cosa que está siendo comprada y vendida. Por ejemplo, tanto si tú me vendes una televisión como si me la das como regalo, el bien será el mismo, funcionará igual de cualquier forma”. La ley sobre la oferta y la demanda, sobre cuya idoneidad Sandel podría reflexionar pero no reflexiona (con lo que pierde una buena oportunidad para hablar de algo serio), no opina lo mismo. Y me temo que algunos sistemas de recaudación tributaria tampoco. Quiero decir que impositivamente no es lo mismo una compra/venta que un regalo (donación “inter vivos”).

Y añade: “Pero eso no ocurre con los bienes inmateriales”. No entiendo. Por ejemplo, el llamado “fondo de comercio”, que es un bien inmaterial en toda regla, varía de valor constantemente. Por poner un caso, si Coca Cola compra Pepsi por un precio mayor/menor que el que contablemente vale su patrimonio, su “fondo de comercio” incrementa/disminuye igualmente.

En fin, que acabamos por tener montado un embrollo de tres pares de narices.

Dice: “…comprar amigos no funciona en realidad. Un falso amigo no es lo mismo que uno de verdad. (...) el dinero que compraría ese amigo cambiaría el sentido de la amistad, disolvería los valores de la amistad. Y eso nos hace querer amigos antes de nada”. Tertuliano de telebasura vespertina al habla. Joder…

Podríamos tratar más puntos, pero prefiero ir concluyendo: muchas reflexiones sobre lo ético y lo político incurren en categorizaciones imprecisas y banales. No constan de un rigor mínimo para ser tenidas en cuenta siquiera por un estudiante. Y parece que el de Sandel no es un caso distinto.
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Re: Michael Sandel: Ética, valores y mercado 20 Ene 2014 13:47 #18853

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Disiento de de vuestras apreciaciones, aunque tampoco comparto lo que señala el Sr. Sandes. Observo que mantiene, como vosotros, una visión del pensar desde la centralidad de los países de capitalismo avanzado, etnocéntrica, en el aspecto de lo que se considera mercado en ellos. Esto es, es opinión realizada desde el Ser, no desde el No Ser. El de los países excluidos, los países periféricos, los países esquilmados por trasferencia de valor desde ellos a los países centrales.La simplicidad de la definición de mercado como punto de encuentro es la que no comparto, y, menos de que éstos aportan libertad y riqueza. No. Aportan a muy pocos miembros de este planeta El mercado es puro nominalismo. Un flato de voz que no entienden los países dependientes, que desde la exterioridad, desde fuera, gritan llamando la atención sobre la indignidad del sistema. Porque el mercado para ellos es colonialismo y abuso de las trasnacionales, esquilmando sus recursos y la vida. El mercado es una metafísica que dice ser estudiado positivamente. No, ese no es el ser, la esencia del mercado. A las esencias, vayamos a las esencias. Detrás del mercado hay mercancías, que es lo cosico, lo que aparece, lo fenomenológico. Y lo que hay detrás de él es vida humana consumida, muerta. Un robo generalizado de valor, una trasferencia de los nadies. Se me argüiría con Shumpeter, que no todo es trasferencia de valor, que hay creatividad innovadora. Cierto, pero es retribuida por encima del valor que posee. Es el motor del mercado: apropiación particular de los frutos colectivos
Última Edición: 20 Ene 2014 14:14 por jake.
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Re: Michael Sandel: Ética, valores y mercado 20 Ene 2014 14:40 #18854

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jake escribió:
Disiento de de vuestras apreciaciones, aunque tampoco comparto lo que señala el Sr. Sandes. Observo que mantiene, como vosotros, una visión del pensar desde la centralidad de los países de capitalismo avanzado, etnocéntrica, en el aspecto de lo que se considera mercado en ellos.

La definición que yo he dado es la que ofrece el diccionario de la RAE en su acepción primera. A eso me atengo. Una definición, por lo demás, tan sencilla que excluye prejuicios como el que me imputas:
jake escribió:
La simplicidad de la definición de mercado como punto de encuentro es la que no comparto, y, menos de que éstos aportan libertad y riqueza.

No recuerdo haber dicho que el mercado, en el sentido estricto del término, aporte libertad y riqueza. Ciertamente, no tiene por qué crear riqueza ni beneficio dinerario. Otra cosa es que sí lo haga “de facto” en la mayoría de las relaciones mercantiles actuales. El autor del libro no está legitimado para emplear tan alegremente expresiones como “economía de mercado”, porque ese tipo de conceptualización carece del mínimo rigor terminológico e induce a confusión.
jake escribió:
Esto es, es opinión realizada desde el Ser, no desde el No Ser. El de los países excluidos, los países periféricos, los países esquilmados por trasferencia de valor desde ellos a los países centrales.

Estimado compañero, he observado que en varios mensajes recurres a “Ser” y “No-Ser”. En este caso utilizas “No Ser”. Yo me cuidaría de emplear y contraponer ambos términos. Es un acto de metafísica muy peligroso que da por entendidos dos conceptos altamente conflictivos. Sobre todo si asignas el “No Ser” a “los países excluidos, los países periféricos,…” y el “Ser” a (debo entender) los restantes. No pretendo incomodar a nadie; sólo es un consejo entre potenciales compañeros de carrera.

jake escribió:
El mercado es puro nominalismo. Un flato de voz que no entienden los países dependientes, que desde la exterioridad, desde fuera, gritan llamando la atención sobre la indignidad del sistema. Porque el mercado para ellos es colonialismo y abuso de las trasnacionales, esquilmando sus recursos y la vida.

El mercado, dicho con tal generalidad e indeterminación, no es eso. Ahora bien, si me dijeras, por ejemplo, que el mercado de divisas del siglo XXI “es puro nominalismo. Un flato de voz…”, sí estaría de acuerdo contigo. Quiero decir que a través de imprecisiones como ésa es muy fácil deslizarse hacia terrenos resbaladizos en los que el debate se torna impracticable.
jake escribió:
El mercado es una metafísica que dice ser estudiado positivamente. No, ese no es el ser, la esencia del mercado. A las esencias, vayamos a las esencias. Detrás del mercado hay mercancías, que es lo cosico, lo que aparece, lo fenomenológico. Y lo que hay detrás de él es vida humana consumida, muerta. Un robo generalizado de valor, una trasferencia de los nadies.

Pues es un planteamiento sin duda etnocéntrico el querer ver una esencia en eso que llamamos “mercado”. No tengo claro que exista una esencia tal. Qué digo, ni siquiera tengo claro qué es “esencia”.
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Re: Michael Sandel: Ética, valores y mercado 21 Ene 2014 18:04 #18907

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Es cierto que no estoy ducho en la materia aún del pensar filosófico. Tal vez entienda, equivocadamente, que el Ser en contraposición con el No Ser es un esquema del pensar total. Una herramienta del pensar filosófico en suma, pues estable la Totalidad de un fenómeno. No sé si puede haber Totalidades Totales y Totalidades Parciales y si las Totalidades implican un Ser y no un No Ser, o si en cambio, es necesario la Nada para el El Ser. Yo, en mi modesta posición actual, lo que advierto es que si el Ser Es - pero pudiera ser que en una Totalidad hay un No Ser que Es - lo es cuando dice: Aquí estoy. Esto es, cuando el No Ser llama a la puerta del Ser negando a la negación de quien lo niega. Hay un límite al Ser, una exterioridad. Pensemos el capitalismo de mercado como totalidad, países centrales, que dicen: nosotros somos el Ser, la única condición de posibilidad es la nuestra, fuera de nosotros hay la nada. Solo el mercado es lo que hay, y es un hecho incontestable. La nada es el que viene de fuera, el bárbaro, el no es, es. Está fuera. El negro que cruza la verja, el indio sudamericano, los sin voz, los nadies. Desde la Totalidad capitalista la interpretación del mercado no es la mismo para ese indio, para ese negro, para ese hindú niño que trabaja en talleres clandestinos durante 14 horas para fabricar zapatillas Nike, que para el niño que la calza. Pero yo no sé nada del Ser y el No Ser aún. Solo veo que de desde los que son, no se advierte a Todos los que son, y los consideran nada. O la nada como escoria o detrito. Un detrás de lo que detrás de la zapatilla se encuentra: esa cosa que se me aparece es la zapatilla. No veo, es trascendental: hay una nada fabricando zapatillas. Hay una nada viviente, que muere fabricando cosas, objetos, que para la totalidad capitalista de mercado existe más que instrumentamente, como cosa a lo sumo. Y que le importa poco su sufrimiento: no son humanos, no pertenecen al ser de occidente. No son porque su vida, sus 14 horas de misera, son muerte ya. Y la zapatilla es vida muerta de un niño hambiento que solo subsiste. El diccionario de la RAE puede no llegar a todo lo que la filosofía piensa, porque la filosofía no para nunca. Incluso esa misera de esa nada, el colonizado, puede usar esencia, y pensar esencias, y espetarla a la cara y alzar el brazo y decir: oiga usted, sujeto racional, sujeto kantiano que me niegas, luterano calvinista que no me ves, oiga usted, la esencia del mercado es el expolio. El expolio de las minas de plata americanas que pusieron la moneda en el XVI y en el indio asesinado, esclavizado. Nosotros somos la esencia de eso que ustedes llamáis mercado.

Aunque me gustaría que alguien me lo explicase, pues es una de las cosas que más me asombra y por la que me pregunto:la realidad de la miseria.

Espero vuestras respuestas agradecido.
Última Edición: 21 Ene 2014 22:35 por jake.
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