Hola, Alma
Dices, Alma: “El tema del derecho natural, de por sí interesantísimo, es un callejón sin salida. Si se admite la existencia del derecho natural, hay que averiguar de dónde procede (y me resulta difícil concebir la idea de unos valores eternos, imprescriptibles, inmutables, etc. sin referirse a Dios o lo que se entiende por tal) y cuál es su contenido.”
Creo que ese no es argumento alguno para desterrar el derecho natural. Es decir, el que tú tengas la imposibilidad de concebir unos valores eternos e inmutables sin referirse a Dios o cuáles sean sus contenidos no es argumento de nada. Y no es argumento de nada por varias razones. En primer lugar porque ese derecho ha sido defendido como iusnaturalismo clásico, cristiano y moderno. Y simplemente hay que postular el intuicionismo para explicar cómo se captan o aprehenden tales valores eternos e inmutables.
Creo que la mejor forma de cuestionar el Derecho Natural es mediante la ciencia positiva. Hoy ya sabemos que no existe un alma, mente o psique entendida como una sustancia en sentido aristotélica. La psique, mente o alma es una función o propiedad sistémica y no una sustancia. Lo cual no quiere decir que ese alma, mente o psique se reduzca a la actividad cerebral. Como hoy hay motivos más que suficientes para consideran que no existe una especie de superfacultad que sea capaz de conocer por intuición. Todo conocimiento está mediado. No existe un conocimiento inmediato. Los valores no son eternos e inmutables sino que son históricos. Por tanto hay motivos, o mejor dicho, razones para no defender la existencia de un Derecho Natural. Lo cual nada nos dice sobre la existencia o no de Dios o de la existencia de una presunta resurrección (re-creación) o no. Pero dejemos las cuestiones teológica para que nadie se me enfade.
Efectivamente, si únicamente se da validez al derecho positivo o se considera que la moral es únicamente fruto de un consenso entonces se carece de un punto de apoyo firme para criticar toda matanza.Pero lo que no termino de entender es por qué, y es algo que suele ser habitual, nos quedamos en ese punto. En el mundo de la axiología ha existido una gran teoría que ha dominado a lo largo de la historia. Dicha teoría es la teoría objetivista en torno a los valores. Es decir, se ha defendido que existe unos valores eternos e inmutables y que dichos valores pueden ser captado por intuición. Posteriormente, y con la modernidad, y yo diría que hasta la actualidad, se ha defendido una teoría subjetivista en torno a los valores. Dicha teoría considera que los valores son meramente subjetivos. Existen unos órganos especiales llamados sentimientos ( sentimiento ético, estético..), y por tanto no racionales como en la teoría objetivista, que captan los valores. Pero como los valores ya no son captados por la razón, sino por los sentimientos, dichos valores son irracionales, es decir, meramente subjetivos. Cada uno tiene sus valores y por tanto, y para el estado moderno, lo mejor es la neutralidad axiológica.
Pero es que hay una tercera teoría en torno a los valores que es la teoría constructivista. Los valores se “construyen”. Y aquí, y en este tercera teoría, los valores no son ni meramente objetivos como en la teoría objetivista ni meramente subjetivos como en la teoría subjetivista.
Por supuesto que los valores están mediados por el lenguaje, la cultura, la sociedad o la época histórica. Y en este sentido tienen una componente subjetiva. Pero es que a pesar de ello se puede aducir razones objetivas por las cuales considerar a unos valores como superiores a otros. Y aquí está el momento objetivo.
Vayamos con la igualdad de derechos entre hombres y mujeres. A mi me suele producir una gran extrañeza cuando muchas personas defienden que ello constituye un gran valor pero sin embargo siguen defendiendo una teoría subjetivista en torno a los valores. Y aquí distinguiría dos supuestos:
a)Personas que defienden rabiosamente la igualdad entre hombre y mujeres en nuestra sociedad pero actúan de forma indiferente o justifican dicha desigualdad en otras sociedades (pongamos la musulmana) por ser sociedades diferentes y ya que como los valores son subjetivos o como cada sociedad posee los suyos pues dejemos a cada sociedad que decida si dicha igualdad se alcanza o no. Esas personas tendrían que aceptar entonces que si en su sociedad no se alcanza tal igualdad fruto de un consenso pues eso es lo que hay y así tendrían que aceptarlo. Personalmente lo dudo mucho.
b) Y el caso más extraño de todos. Que defiendan que la igualdad entre hombres y mujeres debe de darse en todas las sociedades pero a la vez sigan defendiendo una teoría subjetivista en torno a los valores. Es decir, por una parte defienden que cada sociedad, y por consenso, adopta sus valores propios, pero por otra parte consideran que determinados valores deben de poseer un carácter universal al margen de todo consenso.
He dicho que los valores son históricos. ¿Qué quiero decir con ello?
A modo de ejemplo muy simplificado decir que en el pasado podría ser una gran valor el que los hombres se dedicarán a una serie de actividades mientras que las mujeres se dedicaran a otras. Por ejemplo, que los hombres se dedicaran a la caza mientras que las mujeres se dedicaran a las siembra o a la recolección. Es decir, en esa situación histórica, y en esas circunstancias concretas, y para la supervivencia del grupo, era mejor que los hombres se dedicaran a la caza mientras que las mujeres se dedicaran a otras tareas. Pues claro que los valores se construyen en cada época histórica pero no por ello puede afirmarse que igual valor poseía que los hombres se dedicaran a la tarea que desempeñaban las mujeres y éstas a las de aquellos. Es decir, en función de la época histórica se dan unos u otros valores. Pero ello no es incurrir en ningún tipo de relativismo.
¿Qué significa todo ello? ¿Que por tanto, y en toda época histórica, y al margen de toda circunstancia hay que mantener esta diferencia de roles porque dichos valores son eternos e inmutables? No, por supuesto que no ¿Entonces significará que por tanto todos los valores son igualmente óptimos para enfrentarse a unas determinadas circunstancias en los diferentes tiempos históricos? Pues no, tampoco.
A lo largo de la historia se van postulando diferentes valores y será la experiencia histórica la que vaya decantando unos de otros. El mundo occidental, y a lo largo de la historia, ha postulado muy lenta y penosamente la igualdad de derechos entre hombres y mujeres. Y ha sido la experiencia histórica la que va dando razones de dichos valores. La experiencia histórica nos demuestra que los hombres y mujeres deben de poseer igualdad de derechos. Es decir, la igualdad de derechos no debe de ser fruto de un consenso sino que es la experiencia histórica la que demuestra que las mujeres poseen igual capacidad que los hombres. Es decir, no se trata de concedérselos sino de reconocérselos.
Alguien podría decir: ¿Y qué hacemos con el resto de sociedades que no han tenido nuestro devenir histórico?
Podemos entender que aún, y por su propio devenir histórico, no se hayan “dado cuenta” de ello. Pero ello no obsta para que “luchemos” porque se den cuenta y condenemos un trato discriminatorio del hombre hacia la mujer.
Sé que alguien podría decirme: “ Pues ya está, mira que fácil, ya hemos dado con un valor universal”
A lo que cabría responder que más que con un valor universal hemos dado, y en estas circunstancias históricas, con un valor universalizable.
¿Qué ocurre? Que hace 5000 años en el Antiguo Egipto no existía la amistad. O que no existía la amistad en la edad media o en la época contemporánea. Pues claro que existía y existe la amistad. Lo que no existía y existe es el mismo concepto en torno a la amistad a lo largo de la historia. Las obligaciones a las que daría la amistad hace 400 años hoy podríamos juzgarlas en muchos casos como inmoral.
Pues claro que honrar a los padres es un valor. No creo que haya una sociedad en la historia de la humanidad que tenga como valor deshonrar a los padres. Eso sí, cómo se entiende la honra es algo que ha variado a lo largo de la historia y de la localización dentro de la fisonomía humana (principalmente la femenina).
Hoy consideramos que la igualdad entre hombres y mujeres, al menos en el mundo occidental, y con carácter general, es un valor universalizable. Fíjense que no digo universal. Y no lo digo porque universal significaría que la manera en que entendemos hoy la igualdad entre hombres y mujeres debería mantenerse ya de forma definitiva a la largo del futuro de la humanidad, y por tanto, al margen de toda nueva sociedad futura y de toda nueva circunstancia. Lo cual, y como la historia nos enseña, es impensable.
PD: Alguien que haya estudiado la carrera de filosofía me podría decir si en el temario de alguna asignatura se habla de las teorías constructivistas en torno a los valores.