Rafael escribió:
2. Juan Muñoz, Pieza de conversación.
Lectura del texto de Foucault, El sujeto y el poder.
Como veo que estáis muy tímidos arranco yo con un par de ideas... a ver si alguien más se anima.
El texto sugerido de Foucault nos habla de la objetivación del sujeto y de las “prácticas divisorias” de la ciencia o de las “disciplinas” (Foucault se interesa por la justicia y a la medicina): cuerdo/loco, enfermo/sano, criminal/hombre probo.
Desde ahí es desde donde creo que deberíamos sugerir las posibles conexiones con la obra de Juan Muñoz. Foucault habla de la “objetivación del sujeto hablante”, que en el caso de la obra de Muñoz parece obvia: esos pequeños grupos de sujetos separados de otros grupos se identifican grupalmente por su conversación, que no existe sino en el ademán y en el título de la obra (Duchamp -yo siempre vuelvo a Duchamp- ya destacó la importancia del título en la obra de arte). Desde la objetivación del sujeto hablante podríamos intentar ir hasta las otras objetivaciones de las que habla Foucault: la “objetivación del sujeto productivo” (el sujeto que trabaja, a través del análisis de la riqueza y la economía) y “la objetivación del hecho de estar vivo” (¿Están vivos, a pesar de su conversación, los sujetos que Muñoz paraliza en una instantánea?)
Las prácticas divisorias nos diferencian del “otro” (el enfermo, el criminal, el loco…). Pero ¿no son todos los sujetos de Muñoz iguales? Si todos son iguales, el “otro” no existe, o tal vez seamos nosotros, vigilados por el sistema que nos “normaliza” a través de las disciplinas y por encima de cualquier pulsión.
El sujeto, carente de palabra (y de pies), ya no es dueño de sus actos (como durante la modernidad); es ahora un simulacro de sujeto, una ilusión (parlante aquí), o, peor aún: un objeto: un hombre de negada palabra e incapaz de moverse pese a su apariencia de cuerpo oscilante y parlante.