A mí, sin embargo, el éxito editorial de Kolakowski no me gustó...
Kolakowski recorre de manera ágil, clara y sintética los principales argumentos que han dado filósofos y teólogos a largo de la historia para demostrar o refutar la existencia de Dios para llegar a la conclusión de que creyentes y escépticos se hayan en distintos planos epistemológicos y nunca llegarán a un acuerdo. Pero, lo que viene después me parece un sinsentido. Para Kolakowski la inexistencia de Dios invalida la distinción entre el bien y el mal.
Muguerza, seguramente no sin razón, tacha esta relación que establece Kolakowski entre moralidad y religión de “inextricable”:
“El fantasma de la heteronomía se cierra sobre la inextricable ligazón que Kolakowski pretende establecer entre moralidad y religión” (tomo la cita de GÓMEZ, C. (1995):
Ética y religión. Una relación problemática, Cuadernos Fe y Secularidad).
Fraijó habla de un “nuevo canto a la heteronomía” y una postura no extraña a la Edad Media que “nos deja en una insoportable precariedad ética y epistemológica” . Para Fraijó, esta absolutización de lo teológico en Kolakowski funciona de igual manera que su supresión, es decir, no “mitiga ningún dolor” (FRAIJO, M. (1994): “De la sobriedad ética a la esperanza religiosa”,
ISEGORÍA. Revista de Filosofía Moral y Política, nº 10, pp. 65-84. Acceso telemático:
isegoria.revistas.csic.es/index.php/iseg...article/view/271/271)
Mi humilde opinión es que en Filosofía de la Religión se debería leer más a Feuerbach para que nos podamos alejar de la Edad Media