Pero, ¿no es irritante para algunos grupos con convicciones religiosas la libertad occidental que, según ellos, degenera y se convierte en libertinaje? Occidente es hipócrita, como has explicado, con todas las desventajas en lo práctico y real. Pero ya en el soporte teórico ¿somos objetivos o etnocéntricos? ¿o más bien una mezcla de ambos? Al ponderar el abstracto valor de la libertad, y darle tanta preponderancia, occidente ¿conquista un valor universal o más bien sufre un escarmiento histórico? ¿o más bien una mezcla de ambos?
Para no incurrir en la falacia del muñeco de paja, debemos tener en cuenta que los irritados no son simplemente claros explotadores (como por ejemplo los que se sirven del trabajo infantil) sobre los que resultaría más fácilmente encontrar una censura universal desenmascarando un conflicto de intereses. Es decir, creo que cabe hacer entrar en razón a una pareja de tailandeses o guatemaltecos explicándoles que el niño, mejor que trabajar, lo que debe hacer como niño es educarse y disfrutar (y sus padres, creo yo, no se mueven tanto por el interés económico - que si lo fuera, sería de mera supervivencia - sino por la costumbre cultural enraizada, tampoco necesariamente inculcada por meros intereses que no sean los de la supervivencia de un pueblo).
Existen, no obstante, otros ejemplos en los que no se puede dar tan fácilmente este consenso y sobre los que cabe cuestionarse si el fondo es un conflicto de intereses. Podría dejar a un lado la legitimidad de la pena de muerte, aunque ésta no está sólo en China sino también en quien detenta ese poder de facto, EEUU. Pero ¿es una cuestión de conflicto de intereses la protección de la mujer / opresión machista sobre la mujer, según sea la perspectiva, en el mundo musulmán? El occidental creerá que esa mujer no goza de la libertad ni de la igualdad, estandarte occidental impreso en los DDHH. El musulmán echará en falta en esos DDHH, por su parte, el respeto, que a él parece inalienable, de la dignidad moral y religiosa que debe preservarse para todos, especialmente para las mujeres.
Creo que sabes cuál es mi postura con respecto a estos asuntos. Pero tratando de evitar etnocentrismos e imposiciones gratuitas (en aras de esa misma libertad que profesamos los occidentales), ¿no podemos considerar que vivimos momentos históricos hasta cierto punto distintos, con experiencias históricas diferentes, y que ese bagaje cultural - y no tanto interesado - es lo que muchas veces nos diferencia y sirve de base al conflicto?
La historia del laicismo, arrancada de las devastadoras guerras de religión en Europa, separó a Iglesia y Estado y parió unos DDHH lo más religiosamente asépticos. Una cultura que no haya atravesado por esta experiencia, a pesar de no ser estúpida y tener ojos en este mundo y observar la experiencia de otros, ¿no será natural que le cueste más desprenderse, en aras del mutuo entendimiento, de esa convivencia necesaria con lo religioso?
No tengo tan claro que tras de todo haya conflicto de intereses - el análisis ideológico marxista, aunque necesario, muchas veces me parece degenerar, si no se le pone algún tipo de sentido común, en una obsesión paranoica excesivamente creativa, propia de las sensacionalistas teorías de la conspiración. Entiendo, sin embargo, que más que reducir todo al conflicto de intereses, se trata de un combinado - y he ahí el por qué de las dificultades de este asunto - que efectivamente tiene como ingredientes los intereses pero que también, muchas veces, introduce como ingredientes las propias limitaciones de la formación de las culturas humanas, fuente parcial de estos choques.
Yo creo en una universalidad de valores - al horizonte -, y efectivamente corroboro que siempre existirá un conflicto de intereses que desenmascarar tras del aparente conflicto de valores. Pero la conquista de esos valores es histórica, y no vivimos necesariamente el mismo momento histórico, si me permites la expresión. Las culturas, las personas, efectivamente son maleables y dóciles a ciertos valores culturales inculcados desde el interés. Pero no creo en un complot urdido en las más altas esferas de las diferentes civilizaciones, que contraponen sus intereses, inculcando al detalle controlado ciertos valores culturales a sus gentes, que a la postre se contraponen. No hay que subestimar la capacidad humana para el dominio y la maldad, pero, creo yo, no llegamos a ser tan retorcidos.
Antes bien, y he aquí el debate, se entremezclan inercias culturales e históricas, momentos vitales de las culturas, con los sempiternos intereses. Extrapolado, si se me permite la metáfora simplificadora, al mundo microsocial, avaros y egoístas los hay a todas las edades, ¿pero no es cierto que el conflicto intergeneracional goza de algo más que de un mero conflicto de intereses?