kundera escribió:
Por supuesto que entiendo que anteponen el amor que sienten hacia su perro que su deber moral y cívico hacia otro ser humano. Lo que me llama la atención es que ese amor sea más fuerte que EL DEBER (joder, qué kantiano soy)
Preguntas:
¿Entenderían entonces que yo salvara antes a mi perro que a su padre o me odiarían?
¿Y si en vez de mi perro es mi iguana? ¿O no puedo sentir amor por una iguana, porque sólo perros y, quizá, gatos, merecen ese privilegio?
¿Y si en vez de mi perro o mi iguana es mi consola, la cual me sirve de refugio ante un mundo que me desprecia y maltrata y por la que siento un amor inmenso?
O más sentimental, ¿y si en vez de mi perro, mi iguana o mi consola es el traje de boda de mi madre, a la que nunca conocí y que es lo único que guardo de ella?
El amor es inmenso y libre. Uno puede dárselo a quién quiera. ¿Realmente entenderíamos que en los casos que planteo lo antepusiéramos a un SER HUMANO? ¿O, insisto, solo un perro merece tal honor?
¿De verdad crees que Kant aceptaría la máxima "Salvar la vida de cualquier hombre siempre por encima de la vida de cualquier animal" como una de sus leyes morales? Es evidente que no, porque a kant se le puede llamar muchas cosas, pero no relativista. Sus leyes, para ser consideradas moralmente buenas, deben pasar un estricto examen en el que no tienen cabida preguntas como "¿si hago X cosa, Y persona se enfadara?". El axioma "vida humana > vida animal" es una ecuación que ningún cerebro medio bien formado puede sostener sin caer en infinitas contradicciones.
Porque tú no sólo planteas el dilema sino también el sesgo a partir del cual se debe decidir: desprestigias el vínculo del afecto en relación con la voluntad enumerando objetos por los que cada vez es evidente más difícil sentir tal vínculo, pero, sin embargo, no haces lo mismo con ese concepto de "Ser Humano" que tratas de vendernos. ¿Es que acaso no hay categorías también entre nosotros? Por eso el relativismo extremo (que nada tiene que ver con kant, repito) es un buen ejercicio mental por el que todos deberíamos pasar, pero ridículo a la hora de juzgar la realidad. La realidad es que dos perros, aunque su especie sea la misma y se escriba igual, pueden ser diferentes no sólo en sus características físicas sino también personales; el vínculo afectivo (el cual de verdad pareces no comprender en su complejidad) es un motivo más que decente para diferenciar al uno del otro, por ejemplo. Es como con los seres humanos, kundera, mi vecino es buena persona y necesaria su vida sólo porque has decidido que sonreir al saludar es síntoma inequívoco de que no tiene un cadáver enfriándose por partes en el congelador.
P.D: Me gustaría saber si de verdad tú puedes darle "tu amor inmenso y libre" a cualquier persona u objeto, sinceramente, aunque me sé la respuesta.