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TEMA: Locura y genialidad.

Locura y genialidad. 06 May 2016 09:28 #36410

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Introducción

¿Dónde dibujamos la fina línea que separa la locura de la cordura o, mejor aún, cómo establecemos la sutil diferencia entre locura y genialidad?

Suele decirse que los locos se conducen irracionalmente, que su comportamiento no es racional porque muestran un desapego o falta de contacto con la realidad. He ahí una dimensión del ser humano que habría que estudiar y analizar más detenidamente para poder comprender la locura y la genialidad: la realidad, o el ser humano como animal de realidades (Zubiri).

¿Pero qué es la realidad?
Según Zubiri, realidad es el ámbito constitutivo del hombre, ya que el hombre es una realidad de suyo (ser-en sí) y un ser-en la realidad (ser-ahí) que debe hacerse a sí mismo.

¿Y qué es el hombre?
Siguiendo a Zubiri, podríamos definirlo como un ser absoluto relativo. El carácter de absoluto está determinado por el ser-en sí mismo del hombre, pues éste tiene la absoluta certeza, por así decirlo, de que él es él mismo; es decir, de que es un sujeto (Yo) que existe en tanto se piensa a sí mismo ("cogito ergo sum" de Descartes).
Pero el hombre necesita otra certeza fundamental; necesita saber si su ser absoluto es por algo y para algo, es decir, si hay alguna razón que fundamente (dé sentido) a su ex-sistere, a su ser ahí en el mundo. Por este motivo, por carecer de la certeza de un fundamento último de su ser, el hombre es un ser absoluto también relativo.

¿Qué significa que el ser absoluto que es el hombre también sea relativo?
Pues significa que aunque el hombre tenga la certeza de ser-en sí mismo, aunque tenga la certeza de estar constituido como un Yo individual y singular, necesita justificar la existencia de su Yo: ¿por qué existe? ¿para qué existe?
Al ser humano no le basta con ser; no le basta con saberse una realidad en sí misma que se encuentra arrojado (religado en el parecer de Zubiri) en la realidad, necesita saber el porqué de su realidad absoluta.
Podríamos decir, en definitiva, que el hombre necesita fundamentar o encontrar (hallar o construir) el sentido o razón de su existencia. Y la búsqueda de dicho sentido le obligará a ir haciéndose relativamente, es decir, no de un modo concreto predeterminado sino a través de sucesivas elecciones que se le ofrecerán en la realidad abierta como diferentes posibilidades de ser.
Así, el ser absoluto del hombre será relativo, porque podrá hacerse a sí mismo a través de múltiples posibilidades de ser; la multiplicidad de opciones de entre las que podrá escoger, para poder llegar a ser él mismo, le conferirá a su ser el carácter propiamente relativo.

Hacernos a nosotros mismos

El problema vital que se le plantea al hombre, por el mero hecho de existir (vivir), no es el de hacerse a sí mismo, pues está impelido a ello; es decir, está obligado por una suerte de fuerza, que Zubiri denomina poder de lo real, que le insta a un constante quehacer vital: el drama de vivir que consiste en hacer y construir para superar adversidades y contingencias circunstanciales (Ortega).
El problema vital, por tanto, que Zubiri denomina teologal, consiste en decidir cómo hacernos, es decir, decidir cómo llegar a ser nosotros mismos dando sentido y/o fundamento a nuestra existencia.

Para saber cómo hacernos necesitamos saber, primero, quiénes somos; necesitamos, en definitiva, buscar: buscarnos a nosotros mismos, para, así, hallar nuestra razón de ser y encontrar el sentido de nuestras vidas.
Esta búsqueda, que lleva a cabo nuestro Yo individual en la realidad que nos envuelve (social e histórica) nos genera angustia; es la búsqueda la que, propiamente, nos resulta problemática y genera en nosotros lo que Zubiri bautizara como tensión teologal.

La angustia

La vida es drama (Ortega) porque es angustia e inquietud, es sentimiento trágico (Unamuno), náusea (Sartre) o anonadamiento (Heidegger). Da igual cómo denominemos a ese sentimiento que se apodera de nuestro ser (Yo) y que nos insta a preguntarnos por el porqué de nuestra existencia.
Zubiri denomina apoderamiento al rasgo más característico de dicho sentimiento de angustia que invade nuestro ser porque, de facto, lo que hace es eso precisamente: apoderarse de nosotros.
¿Pero qué y cómo se apodera de nosotros?
Pues es la misma realidad la que se apodera de nuestro ser absoluto relativo. Es la realidad la que, a través del poder que ejerce sobre la cosas reales, el poder de lo real, nos provoca esa angustia existencial que Zubiri denominara tensión teologal. ¿Y cómo se apodera de nosotros (nos invade) la realidad generando inquietud o tensión teologal en nuestro ser?
Pues a través de la manifestación de lo real.

La manifestación de lo real

Para llegar a la raíz de lo que significa la manifestación de lo real, y poder entender, así, su implicación en el tema que nos ocupa -locura y genialidad- deberemos, primero, explicar qué es la respectividad de lo real:

La respectividad de lo real es el fundamento de lo real; lo real es en tanto que real, aunque no exista. Basta que con que lo real esté presente y se actualice en el mundo, pues la respectividad es presente en sí misma y actual desde sí misma-en el mundo.
Ya hemos llegado a la raíz del problema que nos ocupa para establecer una línea divisoria entre locura y genialidad: toda manifestación de la realidad es presencia y actualización de lo real en nuestra conciencia, aunque no exista (vuelvo a insistir en esta crucial cuestión).

Lo real, la realidad misma, es la manifestación (presencia) en nuestra conciencia de la propia realidad. Esto que puede parecer, a primera vista, un incomprensible galimatías, podríamos explicarlo con mayor claridad, o en román paladino:
Todo lo que es vivenciado y experienciado en nuestra conciencia se nos muestra (manifiesta) como realidad presente-en nosotros. Y, en tanto que realidad presente, dicha realidad ya no es re-presentación de la realidad (una imagen de la misma) sino la propia realidad experienciada por nosotros; es, a todos los efectos, un modo de ser real, incluso aunque no exista.
Yo, para que podamos entendernos, denominaré, a partir de ahora, a este modo de ser real no existente como realidad virtual.
La realidad virtual, pues, podría definirse como un modo de ser real, presente y actualizado en nuestro Yo, en tanto que experienciado y vivenciado como real, pero no existente.

Veamos ahora la relación entre locura, genialidad y realidad virtual.

¿Qué rasgos de personalidad comunes comparten los locos y los genios?

Ambos perfiles humanos, locos y genios, comparten en mi opinión un mismo rasgo común: ser extremadamente creativos.
A través de la creatividad se manifiesta un modo de ser real que pudiera no existir; un modo de ser que no existiría antes de ser creado, es decir, antes de que su autor/actor/agente (hombre como artista) lo piense y/o imagine.
Pensar e imaginar significa hacer presente y actual un modo de ser real en nuestro Yo (conciencia de ser); pero si interpretamos dicha manifestación o presencia del ser en nuestra conciencia, no como imagen o representación de la realidad sino como la realidad misma, es decir, como realidad virtual vivenciada y experienciada, ¿podríamos seguir argumentando que los locos están desapegados de la realidad? ¿De qué realidad, en cualquier caso? ¿De la realidad normativizada, reconocida por el Dasein histórico colectivo, o de la realidad de suyo (su realidad experienciada)?
Pienso que la cuestión que planteo es de gran relevancia. Hemos convenido que la realidad aprehendida, que se manifiesta y hace presente en nosotros (nuestro Yo), no es solo mera imagen del mundo, sino la misma realidad del mundo real que se actualiza en nuestra conciencia, por tanto podríamos aseverar que dicha actualización vivenciada en nosotros es real y no ficticia. O, en todo caso sería, como argumentaba Zubiri, realidad en la ficción, pero no ficción de la realidad.

¿Loco o genio?

Si ambos perfiles humanos, el del loco y el genio, se caracterizan por compartir rasgos comunes de creatividad, los cuales les permiten hacer "de suyo" un modo de ser real que no tiene por qué existir necesariamente, entonces ¿qué les diferencia?
Pues les diferencia el grado de integración o ajuste con la realidad presente y actualizada que muestren respecto a la del Dasein histórico, es decir, les diferencia en qué grado pueden integrarse en la realidad consensuada y normativizada socialmente.
El loco es el individuo menos integrado en el sentido o cosmovisión que impone el Dasein histórico de un colectivo cualquiera. Resulta obvio que el loco será más loco cuanto más se aleje de ese requerimiento social que nos religa al fundamento y/o sentido aceptado y normativizado socialmente. Es decir, no es que el loco esté desapegado de la realidad, como sostienen falazmente la mayoría de los manuales de psicología, sino que está desapegado del sentido de realidad impuesto por una conciencia colectiva determinada.

Lo que le sucede al loco, como al genio, es que es demasiado creativo; vivencia y experiencia tan intensamente el poder de lo real que se siente religado a algo más (un fundamento y/o sentido) que no le ofrece la sociedad a la que pertenece. Y claro, como no encuentra salida para salvar su desajuste o desintegración con el entorno, entonces desespera y enloquece. Por supuesto, si un individuo sintiera (vivenciara y experienciara) como suyo el fundamento o cosmovisión compartido por la conciencia colectiva (sociedad) entonces no estaría loco, sino que estaría integrado y sería un ciudadano ejemplar.
El genio, sin embargo, suele ser un loco a priori, es decir, es también un ser creativo que siente, intuye y experiencia que su Yo está religado a algo más que la mera realidad actualizada y presente formalmente; él también sospecha que la realidad está abierta a demasiadas posibilidades de ser, pero, a diferencia del loco, el genio recurrirá a vías de creación aceptadas socialmente para dar sentido y fundamentar su realidad vivenciada; para buscar, a través de su arte, nuevas posibilidades de ser.

He ahí otra diferencia clave entre el loco y el genio: la utilización o no de vías de creación aceptadas socialmente y la capacidad para racionalizar lo irracional.

Vías de creación: discursivas y artísticas.

Para entender lo que pretendo explicar expondré tan solo dos grandes vías que sirven para que, tanto el loco como el genio, construyan su realidad:

Vía discursiva: ambos individuos, loco y genio, presentan un pensamiento que discurre, aparentemente, incoherente e irracional. Subrayo el carácter de pensamiento incoherente en-apariencia, porque sus respectivos discursos, ininteligibles e incomprensibles para los demás, sí son coherentes y tienen sentido para ellos mismos.
Así, en principio, tanto el loco como el genio, instados por la angustia o esa tensión teologal a la que se refiriera Zubiri, desarrollan y crean un discurso que no es sino la manifestación que ellos vivencian de un modo de ser real: la manifestación de su propia realidad virtual.
Ambos, loco y genio, racionalizarán sus discursos aparentemente irracionales, pero solo el genio sabrá cómo hacerlo de manera que pueda salvar el estigma social, consiguiendo que su realidad virtual vivenciada forme, también, parte de la conciencia colectiva.

Vía artística: si el loco no logra socializar su discurso, es decir, si no consigue racionalizarlo artísticamente a través de las vías aceptadas por la conciencia colectiva, entonces quedará hundido en su ser-en sí mismo y quedará estigmatizado. Pero si consigue transmitir a los demás la realidad virtual creada, vivenciada y experienciada en su conciencia, entonces será un genio.

Pondré un ejemplo:

Si alguien comenzase a elaborar un discurso aparentemente irracional, sosteniendo que él es Dios, porque es capaz de crear verdades (modos de ser reales) y lo gritase, cual Zaratustra, desde la cima de una montaña o desnudo en lo alto de un árbol, automáticamente sería tildado de loco. Pero, si ese mismo loco tuviese capacidad para racionalizar lo irracional, es decir, si además de un cierto grado de locura tuviese aptitudes artísticas, entonces escribiría un libro y en él se mostraría, tal cual siente y experiencia su verdad, como un creador de diferentes modos de ser. Este loco artista podría, por ejemplo, crear vida en la ficción y hacernos creer que algunos de sus personajes, ya se llamaran Augusto Pérez o Alonso Quijano, fueron reales, aunque inexistentes.
Unamuno señaló, sagazmente, que el Quijote (personaje en la ficción) había conseguido, con el tiempo, ser más real que el hombre de carne y hueso que fue Miguel de Cervantes; el Quijote es real en tanto que manisfestación presente y actualizada en la conciencia colectiva.

Conclusión:

El genio, por tanto, sería aquel loco que, además de desarrollar un discurso aparentemente irracional, también sería capaz de racionalizarlo a través de diferentes vías artísticas (literatuta, pintura, música...), por tal de hacernos creer en realidades inexistentes.
Dije que el genio nos hace creer en realidades inexistentes. ¿Y qué es Dios, si no un ser real (ser en la realidad), al margen de que podamos o no demostrar la certeza de su existencia?
Los videojuegos, a través de lo que llamamos realidad virtual, nos hacen creer que vivimos una experiencia auténtica. ¡Y tanto que es auténtica y real!, porque es experienciada (presente y actual) y nos hace sentir, disfrutar, enojarnos y emocionarnos, y todo ello a pesar de que los mundos virtuales que recrea dicha realidad virtual sean inexistentes.
Siempre, por tanto, nos quedará la duda: ¿fue Jesucristo un loco? ¿O, en tanto nos hizo creer en Dios, fue un genio?
¿Jesucristo sería, hoy, un hábil programador de juegos virtuales, o un célebre escritor que haría reales personajes ideados en su imaginación?
De hecho, también podríamos preguntarnos: ¿Jesucristo existió o no existió? Quizás fuese tan solo un personaje real; un ser real en tanto que manifestación viva (presente y actual) en la conciencia colectiva de un Dasein histórico (cristianismo), pero no tuvo por qué existir necesariamente.
Última Edición: 06 May 2016 10:34 por Herrgoldmundo.
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Locura y genialidad. 06 May 2016 12:23 #36413

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Si yo preguntase ¿Existe D. Quijote de la Mancha? la respuesta sería negativa. Lo primero que uno se pregunta es que alguna existencia tendrá cuando hablamos sobre él y sobre sus andanzas. En cualquier caso, alguna diferencia habrá entre un momento anterior a que Cervantes escribiera el Quijote y después de haberlo escrito.

En unos de los párrafos del artículo El poder de lo real en Xavier Zubiri de Juan José García puede leerse: “Los perceptos, fictos y conceptos están en relación con lo que Zubiri considera que se busca aprehender en la intelección en distancia: el “esto”, el “cómo” y/o el “qué” de la cosa. Si se trata de convertir a la cosa en mero término de percepción, se habla de un “percepto”, término inspirado precisamente en vocablo “percepción”. En cambio, si se busca aprehender “cómo” sería esta cosa, se “finge” una realidad que no necesariamente respeta el modo en que fueron dadas las notas de esa cosa en la percepción, y surge un “ficto”. El tercer modo de simple aprehensión consiste en irrealizar el “qué” de la cosa y reducirlo a mero término de aprehensión: es el “concepto”, que originariamente no es para Zubiri una operación lógica desde la cual se concibe la realidad, sino que responde a la “direccionalidad” misma de lo real; es decir, la impelencia de las notas de la cosa captada inclina a que esa cosa sea actualizada en un determinado contenido, por tanto actualizada en lo que “sería” la cosa.”

Por tanto, Don Quijote de la Mancha es un ficto, una ficción. Zubiri diría que es una realidad en ficción. Realidad porque el momento de formalidad es el mismo siempre, no puede no serlo en el animal de realidades, pero en ficción. Y en ficción porque las notas o contenidos no pertenecen realmente de suyo a la cosa misma sino que se “finge” una realidad que no necesariamente respeta el modo en que fueron dadas las notas de esa cosa en la realidad. Es decir, de la aprehensión de las notas que Cervantes aprehende en diferentes hombres de carne y hueso posteriormente “finge”, agrupando a su manera las diferentes notas aprehendidas, una determinada persona (personaje).

Pero lo importante es saber en qué consiste la ficción. En la ficción, y mediante fictos, de lo que se trata es de explicitar el cómo de la cosa, en este caso, el del ser humano. Lo que Cervantes trata de hacer en su obra, y mediante fictos, es decirnos cómo es el ser humano. Da igual si las notas pertenecen de suyo a Don Quijote o a Sancho porque no es eso de lo que se trata. De lo que se trata en que mediante una conjugación de notas se explicite cómo es el ser humano.

Dices, Herrgoldmundo: “El genio, por tanto, sería aquel loco que, además de desarrollar un discurso aparentemente irracional, también sería capaz de racionalizarlo a través de diferentes vías artísticas (literatuta, pintura, música...), por tal de hacernos creer en realidades inexistentes.”

Yo no creo que el genio pretenda hacernos creer en realidades inexistentes sino que lo que pretende, y mediante un ejercicio de libre creación apoyado en notas reales anteriormente aprehendidas, es tratar de explicitarnos cómo es verdaderamente una determinada realidad.
Personalmente considero que el que se tilde de “loco” o de “genio” a una persona dependerá del juicio histórico sobre la fecundidad histórica de ese “cómo”. Creo que es lo que tú has denominado socializar su discruso. Cuestión aparte es que el receptor de la obra del genio considere que lo que nos trata de transmitir dicho genio es una realidad que no es tal, es decir, una especie de timo.

Y quisiera acabar con una pequeña matización. Dices, Herrgoldmundo: “De hecho, también podríamos preguntarnos: ¿Jesucristo existió o no existió? Quizás fuese tan solo un personaje real; un ser real en tanto que manifestación viva (presente y actual) en la conciencia colectiva de un Dasein histórico (cristianismo), pero no tuvo por qué existir necesariamente.”

Al día de hoy, y entre los historiadores, y aún cuando haya menos datos históricos de lo que se piensa, no hay duda de que Jesús fue una persona que realmente existió. Es más, hay más datos históricos en torno a la figura del Jesús histórico que de otros personajes que consideramos históricos. Ahora bien, una cuestión es la figura histórica de Jesús y otra es la teológica de Jesucristo. Ésta última no es una cuestión histórica sino de fe.

Un Saludo
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Locura y genialidad. 06 May 2016 13:40 #36414

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Quizá el problema pueda deberse a los diferentes enfoques en torno a la realidad. Y me refiero a si se posee o no una visión dualista en torno a la misma. Si una persona considera que existe un mundo ideal y un mundo real donde el mundo ideal sería el verdadero mundo entonces sí que se podría entender que el genio lo que está creando son nuevos mundos considerados como verdaderamente existentes aunque en otro plano de realidad y que serían la causa de éste mundo.
Mientras que si se considera que éste mundo es el único mundo entonces lo que un genio estaría postulando sería la realidad última de este mundo. Pero dicha realidad no estaría en otro mundo y por tanto no se la podría considerar como causa de éste sino como su fundamento último o raíz. Es que no es lo mismo hablar de fundamento que de causa. En una concepción dualista se considera que existe una realidad que es la causante última de otra realidad mientras que en una visión monista no cabe hablar de causalidad sino de fundamento.
El problema por tanto es dónde situamos la razón última de éste mundo, en otro mundo o en éste.
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Locura y genialidad. 08 May 2016 09:39 #36417

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Hola Elías.

Efectivamente, Don Quijote ni existió ni existe, pero ahora, como señalara Unamuno, se nos antoja más real incluso que Miguel de Cervantes. ¿Por qué? Porque está más presente y actualizado, más manifiesto en nuestra conciencia (memoria colectiva) que su autor.

Dices:
Por tanto, Don Quijote de la Mancha es un ficto, una ficción. Zubiri diría que es una realidad en ficción

Exacto, una realidad en ficción.

Sigues:
Pero lo importante es saber en qué consiste la ficción. En la ficción, y mediante fictos, de lo que se trata es de explicitar el cómo de la cosa, en este caso, el del ser humano. Lo que Cervantes trata de hacer en su obra, y mediante fictos, es decirnos cómo es el ser humano. Da igual si las notas pertenecen de suyo a Don Quijote o a Sancho porque no es eso de lo que se trata. De lo que se trata en que mediante una conjugación de notas se explicite cómo es el ser humano.

Para mí, y es opinión personal, la realidad en ficción es lo que podríamos denominar realidad virtual. Toda novela o creación literaria trasciende cuando sus personajes se universalizan, por decirlo de alguna manera, y se convierten en realidad (en ficción) en nuestra conciencia, en la memoria colectiva o Dasein histórico.
Pero no todos los personajes reales en ficción trascienden (van más allá de la conciencia particular de su autor) sino que muchos de ellos son, tan solo, realidades virtuales única y exclusivamente vivenciadas y experienciadas por sus creadores.

Pondré un ejemplo: Van Gogh

Vincent Van Gogh no hubiese pasado de ser un loco más; uno más de los cientos de miles de individuos anónimos que pasan por el mundo sin pena ni gloria. Sin embargo, tras su muerte, alguien decidió que su obra era trascendente, importante y genial. Ese alguien fue escuchado por otros muchos, y estos, a su vez, por muchos más, hasta que el Dasein histórico o conciencia colectiva se convenció de que la obra de Van Gogh era la propia de un genio.

Un ejemplo más: John Kennedy Toole.

No hace mucho, en este mismo foro, Silvanus estableció una interesante comparativa entre mi personaje virtual (Herrgoldmundo) y el autor de "La conjura de los necios".
Como le sucediera a Van Gogh, el reconocimiento le llegó tarde a Kennedy Toole, de tal manera que, una vez más, alguien se fijó en su obra, pensó que era genial y así lo transmitió al resto de seres humanos que conforman la implacable memoria colectiva que, como la guerra, a unos hombres hace dioses y a otros esclavos.
El Dasein histórico dictamina y decide qué autor, muchas veces un loco o desequilibrado, tendrá el honor de alcanzar el statu de genio. Pero para que la conciencia colectiva imponga su dictatorial decisión, primero alguien deberá descubrir o desvelar al genio que se oculta en el loco.
¿Quién es ese alguien al que me he referido en varias ocasiones y que he subrayado en negrita intencionadamente?
Pues ese alguien solo puede ser un híbrido que sirva de puente o canal de transmisión entre la obra del loco y el resto de la humanidad.
Ese alguien tiene que ser un pastor del ser, un individuo lo suficientemente loco como para entender a los locos, pero, además, deberá ser lo suficientemente cuerdo como para no perderse en la irracional incoherencia del loco, siendo capaz de interpretar
racionalmente lo que en el loco pudiera parecer, tan solo, una locura sin sentido o más o menos curiosa.
Aquí quería llegar.

Unamuno tenía fama de tener un carácter difícil e irascible, también de ser bastante incoherente y de ser propenso a la contradicción. Él mismo solía decir que contradecirse era lo más humano. Con semejante perfil psicológico hubiese resultado muy difícil que muchos guardianes de la razón, curas y bachilleres ebrios de lógica racional, le hubiesen prestado la atención que se merecía. De hecho, incluso sus más fieles admiradores (Zambrano, por ejemplo) le negaban el calificativo de filósofo alegando, supuestamente a su favor, que el genio de Salamanca era un magnífico poeta (un original creador).
Unamuno, en realidad, fue un loco, y como todo loco fue un gran visionario.
Husserl fue el primer pensador que señaló que las imágenes que se generaban en nuestra conciencia ya eran, de facto, pre-ser o pre-realidad, en tanto, eran ideas y pensamientos que podrían ser llevados a la práctica real.
Heidegger interpretó esa pre-realidad en la conciencia como potencia de ser o posibilidad de ser, como Ortega.
Sin embargo, Zubiri fue el puente entre la locura de Unamuno y la metafíscia racional-analítica de Heidegger y Ortega.
¿Era cierto, como sostenía Unamuno, que los personajes en la ficción ya eran, de hecho, personajes reales con vida propia (vivenciados y experienciados en la conciencia)?
Sí, claro que sí, así lo demostró Zubiri con su filosofía de la realidad y la inteligencia sentiente. Zubiri racionalizó y explicó sistemáticamente lo que Unamuno tan solo esbozó de forma intuitiva y a través de pinceladas de original creatividad.
Lo mismo hizo Heidegger al interpretar las intuitivas pinceladas de Nietzsche, recuperando la filosofía del loco filósofo y reactualizándolas. Lo que se reactualiza se hace presente, se hace manifiesto y es vivenciado y experienciado (Zubiri). Y lo que es experienciado (sentido) como real, aunque sea virtual, ya es, en tanto que vivenciado, verdad.

Concluyo: los locos son necesarios para descubrir y desvelar los dictados del ser; o son necesarios para construir sentidos y significados, si se prefiere recurrir al constructivismo. Pero poca atención tendrían los locos, para el común de los mortales, si no existieran esos otros individuos, puentes híbridos, prestos a interpretar esos susurros del ser, casi inaudibles, que solo los locos pueden captar intuitiva e irracionalmente.

Un saludo.
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Locura y genialidad. 08 May 2016 11:17 #36418

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Hola Herrgoldmundo

Dices: “Para mí, y es opinión personal, la realidad en ficción es lo que podríamos denominar realidad virtual. Toda novela o creación literaria trasciende cuando sus personajes se universalizan, por decirlo de alguna manera, y se convierten en realidad (en ficción) en nuestra conciencia, en la memoria colectiva o Dasein histórico.
Pero no todos los personajes reales en ficción trascienden (van más allá de la conciencia particular de su autor) sino que muchos de ellos son, tan solo, realidades virtuales única y exclusivamente vivenciadas y experienciadas por sus creadores.”

Sí, efectivamente. Pero una cuestión es por qué un determinado personaje o una determinada ficción trasciende y otra bien diferente es saber qué es lo que trasciende de dicha ficción. Y lo que trasciende es lo que tú has llamada “posibilidad de ser”. Lo que trasciende es una determinada forma de cómo podría ser la realidad sentida. Lo que un loco o genio trasmite no es otra realidad al margen de la realidad sentida sino la realidad última de la realidad sentida. Por tanto no se trataría, según yo lo veo, de ir más allá de la realidad sentida sino de ir hacia el fondo de la misma realidad sentida para postular cómo es su verdadera realidad. Lo que un genio hace es crear o construir nuevas posibilidades que expresen cuál es el fondo último de la realidad sentida.

Toda creación se apoya en el momento de realidad de la realidad sentida y lo que hace es crear o construir, variando libremente las notas aprehendidas, nuevas posibilidades que expliciten el fondo último de la realidad sentida. Esas nuevas notas variadas libremente por el genio quedan inscritas es el mismo momento de realidad que la realidad sentida y por eso cabe hablar de realidad en ficción.

Lo que Zubiri hace, como tantos otros, es crear o construir nuevas posibilidades que expliquen una determinada realidad. En el caso que nos ocupa la realidad artística. Y si uno se para a pensarlo dicha labor es tan creativa y original como la de los genios del arte ( siempre y cuando a Zubiri se le considere un gran filósofo). Lo que ocurre es que Zubiri no construye mediante fictos sino mediante conceptos. Zubiri, y en el caso que nos ocupa, no trata de explicitarnos cómo es la realidad sino el por qué de la realidad.

En el fondo considero que tanto los “creadores” de religiones, filósofos como artistas lo que hacen es postular el fondo último de la realidad sentida. Y para ello se apoyan en “perceptos”, “conceptos” y “fictos”. Lo que ocurre en que en cada uno de ellos predominará más una faceta que otra. Creo que no cabe hablar en ninguno de ellos de irracionalidad. Sino de un razón religiosa, filosófica o poética. Aunque no creo que el ser humano se pueda dividir en compartimentos estancos en donde en un cajón cae la razón, en otro el sentimiento y en otro la voluntad. El hombre es a una, inteligencia, sentimiento y voluntad. El hombre va hacia el fundamento último de la realidad sentida con todo de sí. Eso sí, después ya podremos hablar de que predomina un momento sobre otro ( inteligencia, sentimiento o voluntad) o una razón sobre otra ( religiosa, filosófica o artística)

En realidad podía haberme ahorrado todo esto y decir que estoy de acuerdo con tus palabras, Herrgoldmundo.

Un Saludo.
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Locura y genialidad. 08 May 2016 21:47 #36419

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elías escribió:
Al día de hoy, y entre los historiadores, y aún cuando haya menos datos históricos de lo que se piensa, no hay duda de que Jesús fue una persona que realmente existió.

Hola, elías. Me gustaría saber qué historiadores (modernos) afirman eso, para poder consultarlos. Porque lo que le he oído al especialista español profesor Antonio Piñero es algo diferente; según él, es más fácil explicar el cristianismo, y todo lo que vino después, si se parte de la existencia de una figura real que si se parte de que no existió tal figura y fue un mito. Pero de ahí a que haya pruebas irrefutables o que no haya duda de su existencia, hay una gran diferencia. En serio, me gustaría saberlo, entre otras cosas para poder tener argumentos frente a los que dicen que no hay pruebas o evidencias sino solo textos y más textos, más o menos manipulados.
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Locura y genialidad. 09 May 2016 08:01 #36420

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Hola Alekhine

Yo dije: “Al día de hoy, y entre los historiadores, y aún cuando haya menos datos históricos de lo que se piensa, no hay duda de que Jesús fue una persona que realmente existió.”

Bueno, yo no he dicho que sea algo irrefutable. En cualquier caso te dejo el siguiente artículo que supongo ya conocerás. Al menos, y de tus palabras, deduzco que conoces bien a A. Piñero que para mi es uno de los mayores expertos ( aunque no me gusta mucho la palabra) en torno a dichas cuestiones.

Pruebas de la existencia histórica de Jesús con A. Piñero
Ampa Galduf/Arquehistoria

Según algunos estudiosos, fuera de la Biblia existen pocos testimonios escritos que hablan de la figura de Jesús y entre ellos, podemos mencionar los de Flavio Josefo, Plinio el Joven, Cayo Cecilio, o incluso el emperador Adriano.
Hemos preguntado opinión a nuestro experto de cabecera Antonio Piñero, especializado en lengua y literatura del cristianismo primitivo, quien ha editado varios libros sobre la figura de Jesús de Nazaret.

El catedrático Piñero declaró en algunos medios, recientemente, que hay mas pruebas de la existencia de Jesús que de la de Julio César.
¿Porqué ha sido tan contundente señor Piñero es esa afirmación?
Esta última frase tiene sin duda su carga retórica notable. Está dirigida a captar la atención de las gentes que todavía, sin más información que sus propios pensamientos y charlas de café, siguen opinando por ejemplo, que el Jesús de la historia no ha existido nunca.

Un tanto cansado de que se me formule siempre la misma pregunta, reuní en una ocasión, en un Curso de verano de la Universidad Complutense de Madrid a un notable grupo de especialistas y les propuse esta misma pregunta. El resultado es un libro, cuyos datos son los siguientes: Existió Jesús realmente?, Editorial Raíces, Madrid 2009, 350 pp. ISBN 978-84-86115-64-7.
Se trata de un libro accesible y barato. Rogaría a los interesados que lo compraran y lo consultaran, pues allí están todos los argumentos, discutidos y ponderados, sobre la existencia histórica de Jesús, o no, desde la Revolución francesa hasta hoy.

¿En qué argumentos se basan los que niegan la existencia de Jesús?

Los argumentos en que se basan los que niegan la existencia de Jesús son, sobre todo, una crítica radical de los Evangelios, que señala en especial sus divergencias y sus contradicciones. Además se argumenta que el primer discípulo que escribe de él, Pablo de Tarso, demuestra una ignorancia casi absoluta de su vida.
Como estas son las fuentes más antiguas y no son fiables, la existencia de Jesús no puede verificarse históricamente. Se añade que no hay rastros de Jesús ni en la arqueología ni en los escritores de su época, salvo en las obras de sus seguidores…, que no cuentan, porque ellos fueron los que construyeron el mito de Jesús.
Quienes defienden la no existencia de Jesús explican el surgimiento de los Evangelios como un intento fraudulento consciente de dar cuerpo a un mito.
Los evangelios han construido una persona artificial a partir de un mito religioso y se ha difundido posteriormente como si fuera historia verdadera. Contra este modo de pensar la historia, cabe formularse la pregunta al contrario.

¿Cómo se puede hoy afirmar, racionalmente, que Jesús existió de verdad?

Pues el argumento principal es simple: es más racional y sencillo históricamente explicar la existencia del cristianismo con todas sus consecuencias, incluso admitiendo que hubo de existir el personaje al que se invoca como fundador del movimiento cristiano, que lo contrario.
En efecto, sostener que Jesús fue un puro mito literario y a la vez que ese mito fue el creador, el impulso de un movimiento de tal envergadura como el cristiano, es un rompecabezas para un historiador de la Antigüedad, al que le resulta casi imposible, explicar con verosimilitud histórica este proceso.
Por tanto, en líneas generales, mi respuesta es que el Jesús de la historia, el rabino galileo que vivió en esa región, y predicó la pronta venida del reino de Dios en la tierra de Israel, es un dato histórico que no puede negarse.
Otra cosa muy diferente, son las reinterpretaciones posteriores de la vida, figura y misión de ese Jesús por sus seguidores. Empezando por Pablo de Tarso y siguiendo por los evangelistas, que en muchos aspectos son discípulos del pensamiento interpretativo del Jesús de Pablo.
Se construye así un “Cristo celestial” que es más producto de la teología que de la historia.
¿Que gana peso entre los historiadores actuales el SI o el NO?
Casi todos los investigadores de hoy día responden afirmativamente. Existió porque el conjunto de “pruebas” o “argumentos” para responder así pesan más que los contrarios.
Pero una cosa es la existencia de un personaje histórico y otra, muy diferente, cómo fue interpretado o cómo se transmitió a la posteridad su figura, sus dichos, hechos y su muerte.
Ahí puede haber muchos cambios en su figura.

¿Cuando comienzan los intelectuales a plantear la no existencia de personaje histórico del nazareno?

La negación de la existencia histórica de Jesús comenzó en tiempos de la Revolución Francesa (1789).
Los primeros que escribieron libros afirmando que Jesús no existió, sino que era un mito literario fueron Constantin-François Chassebœuf, Conde de Volney, en su obra Ruinas o Meditaciones sobre las revoluciones de los imperios (1791) y Charles François Dupuis, en su libro Origen de todos los cultos o la Religión universal (1795).
Luego otros personajes famosos de la época, como el Barón D’Holbach y los “Enciclopedistas” en general, lo negaron igualmente. Pero el célebre Voltaire nunca negó su existencia.
Hoy día hay también negadores de la existencia de Jesús.
El más difundido en lengua hispana es Michel Onfray en su Tratado de Ateología (2006).
En fin Antonio, sobre Jesús se ha escrito quizás demasiado durante largo tiempo, pero ¿sabremos algún día más sobre su vida privada? ¿Pueden existir otros evangelios apócrifos por desvelarse?
Por supuesto que sí. No sabemos que es lo que ocultan todavía las secas arenas de Egipto, lugar ideal para la conservación de manuscritos antiguos.

•Sería ideal que se descubriera algún manuscrito de la llamada técnicamente “Fuente Q”, una suerte de minievangelio que solo contenía discursos de Jesús (más la historia de las tentaciones y la del centurión, cuyo hijo, o siervo, es sanado por Jesús)
•EL siglo XX fue pródigo en descubrimientos de manuscritos. En Egipto se descubrió la Biblioteca copto-gnóstica de Nag Hammadi (editada por mí y otros colegas en la Editorial Trotta).

Doy los datos porque me parece una publicación importante:
•Textos Gnósticos. Biblioteca de Nag Hammadi. Vol. I Textos filosóficos y cosmológicos. (Editor general y autor de la Introducción General [118 pp.]. Madrid (Trotta), 1997. Tercera edición en tapa dura: 2007; ISBN 84-8164-884-1.
•Textos Gnósticos. Biblioteca de Nag Hammadi. Vol. II, Evangelios, Hechos, Cartas. (Editor general y autor de Diálogo del Salvador; La Hija de Pedro; Hechos de Pedro y los Doce Apóstoles; Carta de Pedro a Felipe; Libro de Tomás, el atleta. Madrid (Trotta) 1999. Tercera edición en tapa dura: 2007; ISBN 84-8164-885-X.
•Textos Gnósticos. Biblioteca de Nag Hammadi. Vol. III. Apocalipsis y otros escritos. Ediorial Trotta, Madrid, 2ª edic. 2009, 476 pp. ISBN: 84-8164-306-8.
En el Desierto de Judá, junto al Mar Muerto, lugar también muy seco y apto para la conservación de textos, se descubrieron una serie de cuevas de los alrededores los famosos Rollos de Qumrán o Manuscritos del Mar Muerto, una colección impresionante de textos judíos de los siglos II a.C. al I d.C. que no hablan en absoluto del cristianismo, pero que sí nos proporcionan innumerables datos de primera mano para conocer el judaísmo del siglo I en el que vivieron Jesús y Pablo. Por tanto documentos preciosos para conocer la matriz judía del cristianismo.
Ha sido la benemérita Editorial Trotta, Madrid quien los ha editado en un volumen, en espléndida traducción castellana realizada por el experto Florentino García Martínez, profesor ahora de las Universidades de Lovaina y Groninga.
La primera edición es de 1992 y he tenido múltiples reediciones, desde luego más de diez. Igualmente se editó el manuscrito copto del El Evangelio de Judas, que se había descubierto, pero no publicado, en 1978.

Un saludo
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Locura y genialidad. 09 May 2016 09:07 #36421

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Locura y genialidad. 09 May 2016 10:11 #36422

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Hola Elías.

Dices:
Creo que no cabe hablar en ninguno de ellos de irracionalidad. Sino de un razón religiosa, filosófica o poética. Aunque no creo que el ser humano se pueda dividir en compartimentos estancos en donde en un cajón cae la razón, en otro el sentimiento y en otro la voluntad. El hombre es a una, inteligencia, sentimiento y voluntad. El hombre va hacia el fundamento último de la realidad sentida con todo de sí. Eso sí, después ya podremos hablar de que predomina un momento sobre otro ( inteligencia, sentimiento o voluntad) o una razón sobre otra ( religiosa, filosófica o artística)

Estamos de acuerdo, no cabe hablar de irracionalidad, pues todas las vías que utiliza la razón humana para hallar la verdad son racionales, por derecho propio.
Sucede, pero, que resulta inevitable recurrir al término irracional para referirnos a las vías buenas vs las malas, es decir, para poder diferenciar las vías que socialmente son consideradas correctas (lógico-racionales) de las que tienden a ser estigmatizadas (místico-intuitivas).
Como ya señalé, o al menos pretendí señalar, la locura, en muchas de sus formas, no existe realmente.
Existe, ciertamente, una locura objetiva que puede evidenciarse a través de estudios y análisis neurobiológicos (esquizofrenias, demencias y psicosis principalmente) pero hay otro tipo de locura , más sutil y menos evidente, que se manifiesta más como un aura que le confiere a ciertos individuos un aire de "extraña rareza" o de singularidad que les hacen aparecer como sujetos desintegrados o desajustados de la realidad.

Genéricamente, estos individuos son catalogados actualmente como "freaks o como outsiders"; y reflejan ciertos rasgos de personalidad comunes, como, por ejemplo, mostrar escasas habilidades de comunicación e interacción social, aparecer emocionalmente volubles e inestables y, sobre todo, estar muy "encerrados" en sí mismos.

Estos locos, a diferencia de los otros, muestran una sintomatología más benigna que les permite cierto grado de integración social, pero no el suficiente como para evitar su estigmatización del grupo ni para que ellos mismos prefieran optar por sus propias realidades.

Un saludo.
Última Edición: 09 May 2016 10:14 por Herrgoldmundo.
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Locura y genialidad. 09 May 2016 11:18 #36423

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Hola Silvanus.

Efectivamente, desplegué demasiadas ideas y no quedó suficientemente "clara" la tesis que pretendí defender:
No es que el loco esté desapegado de la realidad, como sostienen falazmente la mayoría de los manuales de psicología, sino que está desapegado del sentido de realidad impuesto por una conciencia colectiva determinada.

Dices:
Se asume que hay una realidad (o multitud de realidades) y a la vez realidades supremas, especialmente estrechas al Ser. Está claro que el platonismo sigue presente, pero hay una diferencia: si para llegar al mundo de las Ideas, Platón nos decía que existían tres caminos (el estético, el amoroso y el filosófico), y que para ello era necesario una ascesis (un esfuerzo continuado), aquí se pretende que la locura (que es una enfermedad y un sufrimiento) resulta ser un camino hacia el Ser

No hay presente ningún platonismo, porque no me he referido a varias realidades en ningún momento. Solo hay una única realidad-fundamento.
Lo que sucede es que el hombre es un ser absoluto relativo, es decir, es una persona que debe hacerse a sí misma en una realidad abierta a múltiples posibilidades. Por esto que señalo, por el carácter abierto de la realidad, podemos otorgarle a la misma diferentes sentidos y/o significados.
Que la realidad sea abierta solo quiere decir que cada hombre, a través del libre albedrío, optará por unas posibilidades u opciones frente a otras; para hallar o construir su propio proyecto vital, fundamentándolo o justificándolo con un determinado sentido y/o significado.

Lo que sostengo, en definitiva, es que cierto tipo de hombre, aquel que neurobiológicamente esté más predeterminado hacia el gregarismo o conformismo grupal, hará suyo el sentido o cosmovisión que le ofrezca la sociedad en la que se encuentre inmerso.
Sin embargo, otro tipo de hombre, que quizás haya denominado loco precipitadamente y sin matizar suficientemente, se sentirá desajustado y/o desintegrado del sentido construido socialmente por el Dasein histórico al que pertenece.

Precisamente, pretendo rebatir esta conclusión tuya:
En efecto, se confunde el camino estético con la locura. Y, en verdad, lejos de ayudar a la Filosofía y al Arte a ser y conquistar el terreno perdido desde el Humanismo, igualar genio, Estética y locura es trabajar en favor de los que niegan el valor a la Filosofía, porque nos encierra dentro de nosotros mismos, dado que es imposible trascender desde la particularidad de la "locura"

Yo no hago una igualación entre locura, estética y genialidad. Al contrario, parto del hombre como individuo único, determinado neurobiológicamente en una única realidad; en una realidad que, a su vez, también estará determinada por unos concretos valores: aquellos hallados y/o construidos por el Dasein histórico.

El hombre, a pesar de sus pre-determinaciones apriorísticas biogenéticas, intra-individuales (su Yo) y sociales e históricas, tendrá la posibilidad de hacerse a sí mismo, porque la realidad es abierta y posibilitante.

Ahora bien, no todos los tipos de hombres tendrán las mismas posibilidades para construir o fundamentar su Yo.
Un individuo que a priori sea más sociable y gregario, y que disponga de mayores habilidades sociales y comunicativas, se sentirá cómodo en un entorno que esté pensado para garantizar el éxito de individuos que sean como él; es decir, dicho individuo podrá superar las adversidades vitales con mayor facilidad, por ejemplo, que otro individuo que no disponga de habilidades sociales y/o comunicativas.

Estamos de acuerdo en aceptar, creo, que el loco que lo es por causas neurobiológicas severas (esquizofrenia, demencia y psicosis) estará y se sentirá irremediablemente desapegado de la realidad. Una enfermedad mental que presente una sintomatología severa difícilmente podrá superar las adversidades vitales; difícilmente le permitirá al individuo construir y desempeñar un proyecto vital propio. Dicha persona será dependiente, necesitará ayuda y tendrá escasas posibilidades de ser autónoma e independiente (me estoy refiriendo, para que no haya lugar a dudas, a lo que popularmente se conoce como "loco de atar").
Ahora bien, la locura se manifiesta, como muchos síndromes (dislexia, autismo...), en diferentes grados.
La psiquiatría ha bautizado a las locuras menores, a aquellas locuras que presentan síntomas más benignos, con diferentes nombres: personalidades esquizoides, esquizotípicas, límites...
De hecho, no resulta ético ni profesional denominar loco a un individuo que presente ciertas carencias o déficits emocionales (quede constancia de ello), ya sea un Asperger, un bipolar o un esquizoide, pero para el caso que nos ocupa resultará conveniente usar genéricamente el término de loco, entendiéndolo como definición de "raro o extraño", o como se dice ahora: individuo freak y/o outsider.

Lo que sostengo es que dichos individuos, freaks y outsiders, no lo son por decisión propia, sino porque así lo percibe la generalidad de los individuos integrados y normativizados socialmente.
Lo que sostengo es que ciertos locos, no diremos todos; especialmente aquellos que muestran algún tipo de dificultad para integrarse (grados de autismo, Aspergers, esquizoides, etc...) por su propia predeterminación biogenética se sienten desapegados de la realidad, porque ellos mismos, impelidos por su Yo (autorreflexivo, introspectivo y egocéntrico) no tienen más remedio que construirse desde sí mismos y desde dentro de sí mismos. Es decir, solo podrán optar a determinadas posibilidades de la realidad abierta(una única realidad) aprehendiéndola e interpretándola de manera diferente al resto de personas.
Así, dicha singularidad en el momento de aprehender e interpretar la realidad será lo que constituirá, de hecho, el carácter original y creativo de dichos individuos.

Ahora bien, y como ya señalé, si bien de entrada ya podemos generalizar y decir que todos los locos son creativos (tanto los que muestran síntomas severos como los que presentan sintomatología más benigna) no todos ellos, por sus propias autolimitaciones, dispondrán de capacidad para trascender su creatividad interior y conseguir comunicársela a los demás.
Por ejemplo, un autista severo, que presente un acusado mutismo, quizás tenga un riquísimo y creativo mundo interior, pero sus propias limitaciones (sociales y comunicativas) le impedirán exteriorizarlo a través de una vía estética. Lo mismo podríamos decir de un individuo que presentara una esquizofrenia profunda o una demencia severa.

Solo los locos que manifiesten cierto grado de locura podrán trascender su mundo interior a través de la creación estética.
De hecho, sostengo, osada y arriesgadamente, que detrás de todo gran artista, da igual en qué modalidad se exprese (literatura, música, pintura...), se esconde un loco, un individuo raro y extraño, o un freak y/o outsider, como prefiramos llamarlo.

Conclusión:

Cojamos a grandes filósofos, literatos, pintores, músicos... y analicémoslos psicológicamente, aunque solo sea superficialmente, y comprobaremos que sus rasgos de carácter o personalidad no suelen coincidir con los del hombre-masa o tipo de hombre medio.
Para empezar, la mayoría de los grandes artistas son autorreflexivos e introspectivos, sienten la tensión teologal o el sentimiento trágico de vivir; no suelen ser gregarios, sino que, las más de las veces, prefieren el ensimismamiento o recogimiento interior. Son capaces de enfrentar sus ideas, su Yo, al uniformismo que impone la masa en cada momento histórico. Solo individuos así pueden enfrentarse al Dasein histórico para hallar y/o construir nuevos valores y sentidos de vida; solo desde un cierto desapego con la realidad, con el sentido de realidad impuesto socialmente, se pueden crear nuevas opciones y posibilidades del ser, pero en la misma realidad.

Un saludo.
Última Edición: 09 May 2016 11:40 por Herrgoldmundo.
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