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TEMA: La democracia en movimiento

La democracia en movimiento 23 Mar 2011 11:54 #2005

  • Nolano
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Un artículo interesante para una reflexión en el ámbito de la filosofía política: Álvaro Delgado-Gal en ABC 23/03/2011.

Sin necesidad de compartir en su totalidad las opiniones de Delgado-Gal, sí me gustaría llamar la atención sobre la crítica que hace a la Teoría de la Justicia de Rawls: "Por desgracia, el esquema de Rawls no funciona. En la medida no desdeñable en que soy lo que mis cualidades hacen de mí, no parece agible que lo generado por ellas se someta a redistribución indefinida sin que yo mismo me convierta en mercancía redistribuible".

¿Habrá que reivindicar la vieja aspiración marxista de instar la revolución contra la alienación o cosificación mediante la apropiación de la plusvalía del trabajo propio por un tercero (el capitalista en el imaginario de Marx, el Estado en el imaginario liberal)? ¿Estará el Estado del bienestar utilizando a unos como medios para los fines de otros y será, por tanto, kantianamente inmoral?

Creo que hay tela filosófica que cortar, así que ahí lo dejo para vuestra reflexión.
Bin ich doch kein Philosophieprofessor, der nöthig hätte, vor dem Unverstande des andern Bücklinge zu machen.
No soy un profesor de Filosofía, que tenga que hacer reverencias ante la necedad de otro (Schopenhauer).


Jesús M. Morote
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Última Edición: 23 Mar 2011 11:57 por Nolano.
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Re: La democracia en movimiento 23 Mar 2011 12:44 #2006

  • Bud
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Pues antes de partir del puerto me hubiera gustado saber cual era tu derrota en esta travesía Nolano.

Tal vez como definía Aristóteles, la virtud esté en el término medio.
En lo que yo entiendo como concepción liberalista, lo mejor es el mínimo Estado, donde la caridad sustituye a la solidaridad, con todo lo que ello lleva implícito a mi entender (una perdida de dignidad del otro).Este mínimo Estado, es un Estado que tiende a las elites, que no atiende a la injusticia social en la que se pueden ver inmersos algunos grupos a los que hay que atender para permitir una posible catalización, un cambio a mejor, el cual un lobby bienintencionado poco puede hacer para subvertir la situación de los grupos más menesterosos.

En España hemos pasado de un Estado-nación a una pluralidad de naciones con sus propios autogobiernos, sus propias instituciones, policías, que en muchos casos ejecutan una duplicidad funciones, todo ello repercutiendo en el bolsillo del ciudadano, que asiste impasible a estos acontecimientos. Todo este monumental gasto público lejos de adentrarnos en la Champions League de la economía europea, nos ha alejado produciendo una crisis de órdago que ha propiciado una escalada hasta la fecha insuperable de desempleo, una bajada de sueldos en los funcionarios, y una dudosa garantía en el futuro de las pensiones.
Ésta es, para mí, la otra cara del Estado, un Estado excesivamente protector que genera un sentimiento de exigencia por parte del ciudadano, esperando mamar de la teta hasta que esta se agote. Un Estado de muchos derechos y pocos deberes.

Yo no sé si otro tipo de Estado es posible, si se puede evitar el estipendio público insostenible sin socavar susceptibilidades en las comunidades nacionales históricas. Pero creo que es necesaria una reflexión crítica sobre el modelo actual.
Hay una sola expresión para la verdad: el pensamiento que niega la injusticia. Horkheimer.
Última Edición: 23 Mar 2011 12:46 por Bud.
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Re: La democracia en movimiento 23 Mar 2011 14:57 #2008

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Espero que no pienses, Bud, que tiro la piedra y escondo la mano. Sencillamente, he querido colgar primero el artículo y tomarme luego un poco de tiempo para reflexionar sobre su contenido. Porque el caso es que la observación de la aporía que detecta Delgado-Gal en la propuesta de Rawls (cómo conciliar la libertad individual con la detracción coactiva de una porción de sus disponibilidades económicas que pasa a ser libremente usada por otros) creo que es muy pertinente.

El debate, pues, sería cómo superar esa aporía. Delgado-Gal la afronta desde el liberalismo extremo; prácticamente viene a proponer el desmantelamiento del Estado del Bienestar, acogiéndose a una realidad fáctica. Pero olvida otra alternativa posible, la que pone de manifiesto, más allá de la similitud formal, la superioridad de la propuesta de Habermas sobre la de Rawls. No basta con el “velo de ignorancia”, cuya función es la de una justificación a priori del socialismo en su versión socialdemócrata, como creo que observa Delgado-Gal con acierto, sino que, además, tiene que haber una justificación ex post; y esa justificación sólo cabe si la gestión y aplicación de los fondos detraídos coactivamente a los ciudadanos se realiza mediante un sistema de diálogo social libre de ideologías perpetuadoras de dominio y de coacciones. Y de eso Delgado-Gal no dice ni una palabra.

Aunque si realmente se piensa que la propuesta de Habermas es utópica (v. gr. Muguerza) es natural que, como Delgado-Gal, se considere preferible la reducción del sector público a la mínima expresión pues, ciertamente, gestionados los recursos públicos como se viene haciendo en nuestra actual situación fáctica, parece que efectivamente hay un grado elevado de explotación de los trabajadores, apropiándose otros de la plusvalía de su trabajo, en beneficio de la clase ociosa. Y hay que llamar la atención sobre lo equívoco de una terminología que llama trabajadores a todos los que no son ricos. Por trabajadores yo entiendo los que trabajan, que son los que producen una plusvalía apropiable por terceros, los que producen trabajo alienado; los que no trabajan no son trabajadores. Una cosa es ser pobre, indigente o desvalido y otra muy distinta ser un trabajador.
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Última Edición: 23 Mar 2011 21:12 por Nolano.
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Re: La democracia en movimiento 24 Mar 2011 08:39 #2014

  • Kierkegaard
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Me resulta un tanto arcaico este esencialismo metafísico marxista de corte romántico, y no tan materialista como se le suele interpretar, de considerar que nos alienamos cuando nos enajenan la plusvalía de nuestro trabajo. Pero sobre todo me parece exagerar las cosas cuando se insinúa una alienación cuando de lo que se trata es de poner en común parte de lo que obtenemos a raíz de lo que hacemos, con la legitimación de que eso constituye lo que somos, entre otras cosas porque creo que somos mucho más de lo que hacemos.

Por otro lado me parece que no es justo decir que la crisis de órdago la haya provocado el desmesurado gasto público. Desde luego que habrá cosas que optimizar en el modelo autonómico, pero resulta demasiado atrevido - y encubre ideológicamente intereses centralistas - achacar fundamentalmente a éste los problemas de la crisis. Gracias a la transferencia autonómica miles de personas en la España más analfabeta y marginada han podido contar con centros de salud y de escolarización decentes en apenas unas décadas. Desde luego que habrá que evitar gastos redundantes y en la medida de lo posible aumentar la eficiencia del modelo autonómico, especialmente en momentos como estos en los que todos tenemos que apretarnos el cinturón; pero veo que ahora el lugar común de muchos medios conservadores es cuestionar falazmente este modelo que tanto ha contribuido al desarrollo económico de España.

Dicho todo esto, no obstante, convengo con vosotros en la necesidad de mantener siempre un diálogo crítico que cuestione el punto de equilibrio en cada instante del. pacto social. Como bien ha dicho, Nolano, el necesario velo de ignorancia justifica ex ante el socialismo, o lo que es lo mismo, lo hace en la teoría (y puede sintetizarse en aquello de "si tú estuvieras en la precaria situación x ¿querrías que y te ayudase? Y si fueras y ¿cuánto estarías dispuesto a ayudar?"). Ahora bien, ex post, es necesario también justificar su materialización concreta, es decir, en la práctica. Pues ya se sabe aquello de que en teoría, la teoría y la práctica son lo mismo; en la práctica, no. ;)

Del estado mínimo liberal al totalitario comunista hay muchos grises cuyo equilibrio dinámico siempre hay que buscar en cada kairós. Y en ello, debe tenerse en cuenta no sólo la coacción ideológica de los intereses de la históricamente reciente clase más subsidiada - cuyo núcleo es la ociosa pero aquella la excede - sino los clásicos intereses de los grupos económicamente más fuertes, que con el tiempo han aumentado la sutileza y capacidad de su influencia - gracias al poder que atesoran -, hasta niveles subliminales.

El olvido de alternativas por parte de Delgado-Gal al no decir "ni una sola palabra" al respecto de la posibilidad de rehacer el diálogo en torno al pacto social no es casual, sino la típica falacia interesada del liberalismo más rancio (y análoga a la que citaba sobre el modelo autonómico).
Javier Jurado
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Última Edición: 24 Mar 2011 11:19 por Kierkegaard.
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Re: La democracia en movimiento 24 Mar 2011 12:49 #2021

  • HermesT
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Aquí se abre, y por eso discrepo de Blanco, una fase muy peligrosa para la democracia, por dos razones. La primera es que no se pueden garantizar derechos cuyo cumplimiento está indiciado a recursos muy escasos. Lo confirma la crisis de las pensiones y de la sanidad, las cuales habrán de ser radicalmente reformuladas por causa del cambio demográfico y el endeudamiento del Estado. Habría resultado mucho más prudente promover las prestaciones públicas sin confundirlas con derechos que llamar «derecho» a lo que no puede serlo. La promesa excesiva y su fatal inobservancia deslegitimarán profundamente a los sistemas vigentes.

Creo que aquí tambien se da por válida una premisa que se toma como axioma cuado dista de serlo. Sólo en una economía de mercado clásica y sólo aceptándola acríticamente puede sostenerse el argumento que le sigue.

Pues no parece que sean recursos lo que falta en nuestra sociedad.

Sí falta, y mucho, control sobre la redistribución, y no precisamente sobre los trabajadores (coincido con Nolano en su definición de trabajador) que es el sector más indefenso y accesible al control (¿y coacción?) estatal. ¿Como explicar si no los beneficios de grandes grupos empresariales, mantenidos e incluso incrementados en momentos en que por todos lados se cacarea lo malo de los vientos económicos que corren?. Incluso en capas socioeconómicamente medias-altas o incluso medias se da una propensión al derroche, al consumo y al lujo, que creo son síntomas de que más que faltar recursos, sobra concentración de ellos.

Hay que reconocerle al autor que tiene algo de razón en que esa redistribución deja mucho que desear por parte del encargado de administrarla, que es el estado, sean los que sean los recursos disponibles en cada momento. También tiene razón en "la promesa excesiva y su fatal inobservancia", aquí es donde falta mucha autocríca desde la ciudadanía, que tendemos a vernos solamente como víctimas, reconocemos muchos derechos y hacemos los posible por sustraernos a los deberes y responsabilidades. La educación es una condición necesaria pero no suficiente para intenter subsanar esta carencia.

Pero la vía no creo que pueda ser reducir el estado a su mínima expresión, ni covertir en "caridad pública" derechos que no pueden dejar de serlo si queremos mantener la dignidad como ciudadanos. Sin estados que atemperen los apetitos de concentración de riqueza de grupos cada vez más poderosos, se abre un panorama más bien sombrío para el género humano.

Más bien se trataría de conseguir un estado mejor, más estado en cierto sentido , con menos grasa y más músculo y cerebro, incidiendo en algunas cosas que ya habéis apuntado y en otras que no, como por ejemplo mayor control del fraude social, no sostener políticas que perjudican la competitividad en beneficio de grupos de presión, no seguir atajos de crecimiento para exhibirse en foros internacionales tipo G-XX o no embarcarse en inversiones faraónicas de dudoso retorno por tal de mantener redes clientelares o alianzas políticas provechosas solamente para el gobierno de turno y no tanto para sus gobernados.

Con un calado mayor, habrá que organizar más pronto que tarde y de verdad, mecanismos interncionales de control económico.

Es paradójico que el articulista, que se expresa en términos casi de manual decimonónico, no se de cuenta que en pleno siglo XXI su objetivo está mucho mas cerca de cumplirse de lo que sospecha, y que el estado ya está en riesgo de reducirse a esa mínima expresión soñada por liberales, aunque no en tamaño sino en poder, reduciéndose su papel a mantener su orondo tamaño sustrayendo recursos a quien puede controlar y plegándose a las exigencias de quien no puede controlar, grupos que como bien dice Kierk han ganado sutileza en sus estrategias y capacidad de presión, pero también en su grado de imbricación de estructuras de gobierno o de aquellos grupos políticos con capacidad presente o futura de gobernar. Si no podemos cambiar el modelo de estado desde la política, fagocitémoslo.
Bienaventurados los que lo tienen claro, porque de ellos es el reino de los ciegos.(J.M. Serrat)
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Re: La democracia en movimiento 24 Mar 2011 20:09 #2026

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Discrepo, Kierkegaard, de tu creencia de que “somos mucho más de lo que hacemos”. Pienso que no, que somos, ni más ni menos, lo que hacemos. ¿O seremos, acaso, lo que no hacemos? ¿O lo que decimos y no hacemos?

Por otro lado, creo que sucumbes a una ficción ideológica, al llamar a las cantidades detraídas coactivamente por el Estado vía impuestos a los ciudadanos, “poner en común”. Eso depende. Si las cantidades detraídas se gestionan en un marco institucional de diálogo transparente, desinteresado y libre de relaciones de dominio y de exclusiones, puedo concederte que hay una puesta en común. Pero si no se dan tales condiciones creo que se puede hablar con propiedad de alienación. Como lo primero es, hoy por hoy, utópico, habrá que concluir lo segundo.

Finalmente, pienso también que la doctrina del valor-trabajo, aunque “arcaica” en la actualmente dominante corriente de pensamiento económico, no puede ser dejada de lado en una posible “filosofía de la economía”, pues la única justificación moral del valor es, precisamente, el trabajo. No creo necesario volver a repetir mis consideraciones sobre el revisionismo actual de Marx al que ya me referí en otro hilo criticando el libro de Fernández-Buey. Cualquier otro criterio de “valoración” de las mercancías, como el valor de cambio, el valor de uso, la escasez relativa, etc., no tienen justificación moral, como sí la tiene el valor-trabajo. Si es así, cualquier apropiación de ese valor humano incorporado a los productos por quien no ha contribuido a darles ese valor, sí es una enajenación en sentido propio.

Finalmente, tampoco comparto una afirmación de HermesT, la que asegura que “no parece que sean recursos lo que falta en nuestra sociedad”. Los recursos siempre son escasos, porque la dimensión de la escasez no es, como parece deducirse de las afirmaciones de Hermest, la abundancia de los bienes, sino la amplitud de la ambición humana; y ésta, según constatación fáctica creo que constante y reiterada, es infinita.
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Re: La democracia en movimiento 25 Mar 2011 00:17 #2031

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Pues yo comparto casi por completo tu discrepancia con mi afirmación. Curioso.
Quiźas el "casi" se deba a un diagnóstico ligeramente diferente.

Creo que es totalmente cierto que solo se puede afirmar la escasez de recursos, con el nivel de control tecnológico sobre la naturaleza como el alcanzado a fecha de hoy, a la luz de una ambición infinita que me atrevería a calificar de patológica.

Es cierto que hay mecanismos artificiales que fomentan la escasez. Algunos forman parte de la economía de mercado desde siempre, como la especulación, otros son más nuevos como la presión consumista con la que nos vemos bombardeados a diario. No puedo imaginarme a la población de India y China, que empieza a oir esos cantos de sirena, consumiendo a un ritmo ni siquiera la mitad de lo que que lo hacemos los occidentales.

Pero ninguno de ellos es tan difícil de erradicar como esa pulsión humana que citas.

No obstante esa misma potencia tecnológica hace que los recursos naturales (limitados, que no escasos) puedan esquilmarse a un ritmo nunca visto hasta ahora. O racionalizamos la explotación de recursos manteniendo a raya esa ambición o despertaremos de golpe del sueño de la abundancia.

La economía de mercado es una anécdota en la historia de la humanidad, apenas unos centenares de años entre cientos de miles. La economía de mercado con la potencia tecnológica actual es, en cambio, un punto crucial en ella. Tenemos muchísimo a ganar y muchísimo a perder. Debemos como especie demostrar sabiduría para salir con bien de ello.

Todo esto que parece muy alejado del tema incial está en realidad bastante conectado. Las primeras pruebas de si podemos poner coto a la ambición humana, bien por una transmisión cultural que la elimine o la transmute, o bien por control impuesto por un estado, o por una combinación de ambos, se llevan a acabo en los estados con democracias occidentales, y en sus poblaciones.

Y la "democracia en movimiento" es una de las primeras etapas a superar, resolviendo sus carencias, contradicciones e ineficiencias.
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Última Edición: 25 Mar 2011 00:20 por HermesT.
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Re: La democracia en movimiento 25 Mar 2011 12:17 #2034

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Nolano escribió:
Discrepo, Kierkegaard, de tu creencia de que “somos mucho más de lo que hacemos”. Pienso que no, que somos, ni más ni menos, lo que hacemos. ¿O seremos, acaso, lo que no hacemos? ¿O lo que decimos y no hacemos?
Mucho podríamos extendernos sobre este asunto, saliéndonos seguramente del hilo hacia cuestiones más metafísicas sobre si existe o no una esencia humana, si es universal, si se particulariza de algún modo irrepetible, etc. No creo que sea momento para entrar en ello. Sólo recordaré que, como bien recuerda el Estagirita, el ser se predica de muchas maneras, por lo que para responder a tus preguntas habría que decir qué somos, y para ello depende de en qué sentido lo digamos. Económicamente, por ejemplo, es muy posible que sólo seamos lo que hacemos. ¿Y qué es hacer? Porque "decir" algo, por ejemplo, en una encuesta de opinión dentro de un análisis de mercado, puede ser mucho "hacer" en el aspecto económico, aunque luego no se produzca o no se compre un solo producto. Pero el hombre no sólo "es económicamente", y hay muchos aspectos que nunca "hace" (piensa, siente, espera, cree,...) que no necesariamente se traducirán todos en hechos, en acciones, y que constituyen también lo que uno es.

Cuando hablé del arcaísmo de la alienación marxista lo hacía fundamentalmente contra el sentido esencialista y metafísico. Su valor económico desde luego debe seguir considerándose, aunque sigo creyendo que resulta demasiado descontextualizado y caduco en el primer mundo de hoy. Otra cosa son las masas explotadas del tercer mundo sobre las que existe una verdadera enajenación.
Nolano escribió:
sucumbes a una ficción ideológica, al llamar a las cantidades detraídas coactivamente por el Estado vía impuestos a los ciudadanos, “poner en común”
Esto me recuerda al final al debate que otras veces hemos tenido sobre la aproximación antropológica. Ante un ser humano cuya inclinación nos es incierta - a veces mala, a veces buena - he sostenido que hemos de adoptar una postura a priori, intentando librarnos de nuestra experiencia particular, con una clara intencionalidad. Yo opto por decantarme, sin caer en la ingenuidad, porque el ser humano tiende a ser bueno, porque creo que así se favorece que lo sea. A priori, prefiero confiar en la gente. Como digo, no se trata de que sea cuestión de años de experiencia para que el optimista se convierta en pesimista - creo y espero - sino de una postura meditada y consciente de los riesgos que conlleva: prefiero que se me escape un culpable a condenar a un inocente. En este sentido, no considero que sea sucumbir a una ficción ideológica, sino asumir que, si bien las instituciones no gozan de ese diálogo transparente y desinteresado libre de relaciones de dominio y de exclusiones hoy, sólo mentalizándonos de que con los impuestos "no nos es herida nuestra esencia" sino que se "pone en común" algo de nosotros que no nos aliena para el bien de todos lograremos confiar más en las instituciones, y a la larga exigirles más transparencia. Prefiero decir primero "es posible" esa utopía del poner en común, del diálogo transparente y libre, y a continuación decir "hagámoslo real" que no rendirme de antemano diciendo "es imposible".

Te concedo, no obstante, que en cada kairós - y no es relativismo - habrá que pronunciarse de una forma: si insistimos demasiado en que se trata de "poner en común" podremos estar colaborando en encubrir y perpetuar estas relaciones de dominio bajo la cobertura ideológica. Ahora bien, en una España en la que el liberalismo ha prendido tanto frente al tradicionalismo más férreo, creo que ahora toca balancear y crear conciencia - prácticamente inexistente comparada con la de otros países europeos - de que los impuestos son un "poner en común" y no "un robo".
Javier Jurado
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Re: La democracia en movimiento 25 Mar 2011 15:41 #2037

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Sobre tu 2ª cuestión que expones, Kierk, no puedo evitar pensar que es un tema que tiene que ver con la edad. Yo, creo, estoy aproximadamente en medio de vosotros dos tanto en edad como en enfoque, lo cual no deja de ser curioso.

Como Nolano, no puedo negar la evidencia de la naturaleza humana, que se manifiesta obstinadamente las más de las veces en formas no muy dignas. No puedo sencillamente descartarlo basándome en un deseo que constituye un prejuicio.

Pero como tú, no puedo sustraerme al "sentimiento" de que existe un cierto potencial humano, no dominante pero que puede dar paso a grandes logros si podemos hacerlo crecer y explotarlo.

Por eso albergo todavía algo de esperanza. Antes aludía a la transmisión cultural como medio para llegar a conseguir de éste un mundo mejor. En la base de esta idea lo que subyace es mi impresión de que acumulamos como especie una serie de rasgos evolutivos que fueron importantes en su momento. El miedo a la escasez, el instinto de acaparar y los rituales de dominio y jeraquía son algunos de ellos. Pero éstos son, en una sociedad compleja y potente como la actual , más contrapudentes que otra cosa, y va siendo hora de deshacernos de ellos y sustituirlos por otros más habiles para los desafíos actuales.

Por tanto no creo que los considerados hoy "rasgos negativos" de la conducta humana formen parte esencial del ser humano, aunqui sí estén muy arraigados. Por eso ni siquiera la educación puede contrarrestar esta inercia. Si hay una oportunidad pasa por la enculturación sucesiva de generaciones, de modo que se vayan diluyendo los ragos de animalidad y se sustituyan por esos del humano idealizado que alcanzamos a intuir ahora mismo. Esta es la opción, si la hay, lenta pero segura.

Pero dado que quizás no podamos esperar tanto y que la excelencia moral brilla por su ausencia en todos los estratos de la sociedad, no queda más que somenternos, de momento, a la coerción externa. Y para ello no hemos sabido más que desarrollar, que no es poco, un sistema de gobierno y un estado.

Mientras no llega un verdadero cambio, si es que ha de llegar, debemos hacer lo posible para defender la única herramienta que nos separa de la barbarie. Por ello la discusión acerca de modelos de estado cuando lo que está en riesgo es el propio Estado me parace secundaria e incluso contraproducente porque tiende a erosionarlo un poco más.
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